La presión arterial elevada causa enfermedad renal crónica y, a la vez, la enfermedad renal crónica causa hipertensión. Especialistas advierten la importancia de chequear los niveles de presión arterial tanto como el correcto funcionamiento de los riñones.
La presión arterial alta es un factor de riesgo de la enfermedad renal crónica (ERC). Es que en los cuadros de hipertensión, hay una mayor presión en los vasos sanguíneos que recorren todo el cuerpo, incluidos los riñones. Cuando esto sucede, los riñones no pueden realizar correctamente la tarea de filtrar la sangre.
Nuestros riñones eliminan las impurezas de la sangre en silencio y eficientemente. Cada día filtran 180 litros de sangre. Pero cuando la función renal se altera, como sucede en la ERC, los riñones dejan de trabajar adecuadamente y en la ERC el daño es progresivo e irreversible.
La hipertensión se encuentra entre los principales factores de riesgo de ERC, junto con la diabetes.
A nivel mundial, el problema de la presión elevada aumenta día a día. La presión elevada se detecta en el 80% de los pacientes con ERC, ambas enfermedades se vinculan estrechamente: la hipertensión puede causar ERC y la ERC puede provocar hipertensión.
Por este motivo, el tratamiento precoz de la hipertensión puede conducir a un mejor control de la ERC. Al mantenerse la presión arterial baja, se reduce significativamente el riesgo de padecer afecciones cardíacas, que para los pacientes con ERC son siempre un riesgo latente.
¿Qué se puede hacer para controlar la presión arterial?
Los cambios en el estilo de vida, la actividad física y la dieta tienen un impacto profundo en el control de la presión arterial y en la salud en general. Reducir el consumo de alcohol y dejar de fumar también contribuye a descender los niveles de presión arterial. En algunos pacientes, también puede ser necesario el control del colesterol y tomar medicación adecuada para mantener la presión arterial en niveles adecuados.
Los riñones están diseñados para equilibrar la ingesta de sal que hacemos a través de los alimentos de acuerdo a las necesidades que tenemos. El consumo elevado de sal produce retención de líquidos. Comiendo como lo hacemos en las últimas décadas, con un aumento significativo de alimentos ricos en grasas, calorías y sal y pobres en nutrientes, mucha gente acumula en el cuerpo más agua y sal de la que los riñones pueden manejar. El exceso de agua y sal aumenta la presión sanguínea y daña el corazón y las paredes de los vasos. Cuando más alta es la presión arterial mayor es el daño que se hace a los vasos sanguíneos de los riñones.
Una dieta reducida en sal baja significativamente la presión arterial. Controlar la presión arterial regularmente y tomar medicación para tenerla en niveles aceptables, si el médico de cabecera así lo indica, son estrategias vitales para reducir el riesgo de padecer ERC.
Actualmente, el 5% de la población mundial padece alguna forma de enfermedad renal crónica. Cuando la capacidad de funcionamiento de los riñones es inferior al 10%, las alternativas son el trasplante o la diálisis. En la Argentina hay 26 mil personas en diálisis.
Fuente: http://www.infobae.com