La mayoría de medicamentos son inocuos durante la lactancia materna, afirma un informe

Quizás las madres puedan tomar los fármacos necesarios mientras lactan

Traducido del inglés: martes, 27 de agosto, 2013

LUNES, 26 de agosto (HealthDay News) — La mayoría de madres que dan el pecho pueden tomar con seguridad los medicamentos y vacunas que necesitan, sin temer que harán daño al bebé, según un informe reciente de un destacado grupo de pediatras de EE. UU.

El informe, de la autoría de lactanciala Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics) en consulta con la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) de EE. UU., describe unos cambios propuestos para las etiquetas de los fármacos. Las nuevas etiquetas reemplazarían la sección actual de “Madres Lactantes” con un encabezado titulado “Lactancia”, que ofrecería información mucho más detallada sobre la transferencia de un medicamento a la leche materna, y el potencial de daño para el bebé que toma la leche materna.

Los cambios propuestos forman parte de un esfuerzo de la FDA por obligar a los fabricantes de fármacos a estudiar la forma en que los medicamentos podrían afectar a la lactancia materna, y a comunicar mejor esa información a las mujeres y a sus médicos.

“Dado que sabemos que la lactancia materna conlleva beneficios tanto para el desarrollo como para la salud de la madre y del bebé, animamos a la investigación en esta área de forma que los médicos puedan tomar decisiones informadas sobre la mejor forma de tratar a sus pacientes”, comentó la autora del estudio, la Dra. Hari Cheryl Sachs, pediatra y líder del equipo de salud pediátrica y materna del Centro de Evaluación e Investigación de Fármacos de la FDA.

Los defensores de la lactancia materna alabaron el nuevo informe, que se publicó en la edición en línea del 26 de agosto de la revista Pediatrics.

“La moraleja general, que la mayoría de fármacos son compatibles con la lactancia materna, que las madres no tienen que abandonar los fármacos y que las etiquetas deben reflejar con precisión al conocimiento científico, es realmente una gran noticia para las madres que lactan”, afirmó Diana West, asesora en lactancia y vocera de La Leche League International.

La mayoría de etiquetas de medicamentos ahora presentan una afirmación general que advierte contra tomar casi cualquier medicamento durante el embarazo, algo que le resulta molesto a Thomas Hale, director del Centro InfantRisk del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad Tecnológica de Texas, en Lubbock. Hale ha realizado investigaciones sobre la transferencia de los medicamentos a la leche materna durante más de treinta años. También es autor del libro Medications and Mothers’ Milk, que se ha convertido en una especie de biblia sobre el tema.

“Si observa cualquier prospecto, leerá lo mismo: ‘Este medicamento no tiene datos disponibles. No debe ser utilizado por madres lactantes'”, lamentó Hale.

Dijo que hace poco lo invitaron a realizar una presentación ante el comité de la FDA que desarrolla las nuevas etiquetas de los medicamentos. La primera diapositiva era una imagen de la advertencia general de la etiqueta de Zoloft (sertralina), un antidepresivo.

Pero en el caso de Zoloft y de muchos fármacos más, apuntó, eso no es todo.

Hale apuntó que se estudió a 60 madres lactantes que tomaban Zoloft y a sus bebés. “Sabíamos exactamente qué cantidad pasaba a la leche, y era casi nada”, comentó. Y ese es solo un ejemplo.

“Ahora sabemos que el riesgo de la depresión sin tratar es muchísimo peor que el riesgo de tomar un medicamento”, planteó.

El informe remite a las mujeres a sus médicos, y a los médicos a LactMed, una base de datos de información sobre la transferencia de los medicamentos a la leche materna, administrada por la Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU.

LactMed contiene información sobre más de 450 fármacos, una fracción de los aproximadamente 3,000 fármacos exclusivos disponibles. Esto se debe a que otros medicamentos no se han estudiado en las mujeres lactantes.

Hale apuntó que incluso cuando no se han hecho estudios específicos sobre la lactancia, los médicos pueden determinar con conocimiento de causa si un fármaco pasará a la leche materna y si hará daño al bebé, según el tamaño de la molécula y otras propiedades químicas del fármaco.

Los médicos también deben tomar en cuenta la duración del tratamiento, o sea los riesgos de la terapia a corto plazo frente a la terapia a largo plazo, cuando realizan una determinación sobre el uso de un fármaco, señaló el informe.

Hay algunos casos claros en que los medicamentos pueden resultar nocivos para los bebés que reciben leche materna. Los compuestos radioactivos que se usan como agentes de contraste en los estudios de imágenes o en los tratamientos del cáncer requieren una cesación al menos temporal de la lactancia, según el informe. Por ese motivo, los procedimientos electivos de imágenes se deben retrasar hasta que una mujer deje de dar el pecho.

Algunos analgésicos narcóticos, como la codeína, la oxicodona (Oxycontin) y el propoxifeno (Darvon) han provocado problemas graves en los bebés que reciben el pecho. Por ese motivo, el informe sugiere que los médicos eviten recetar analgésicos narcóticos a las madres lactantes. Los medicamentos como el ibuprofeno (Advil y Motrin), el acetaminofén (Tylenol) y el naproxeno (Aleve) podrían ser unas opciones más seguras para la analgesia.

El informe también advirtió contra el uso de productos herbales y de medicamentos con fines no autorizados en la etiqueta (particularmente la metoclopramida o Reglan) para aumentar la producción de la leche materna. El uso con fines no autorizados en la etiqueta se refiere al uso de los medicamentos para un propósito no aprobado.

La metoclopramida, un fármaco para la acidez, aumenta los niveles de la hormona que produce la leche, la prolactina, al bloquear la dopamina, una sustancia química del cerebro. El bloqueo de la dopamina puede tener una variedad de consecuencias negativas para los bebés y las nuevas madres, entre ellas la depresión y los pensamientos suicidas.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare

FUENTES: Hari Cheryl Sachs, M.D., pediatrician and leader, pediatric and maternal health team, Center for Drug Evaluation and Research, U.S. Food and Drug Administration; Diana West, spokesperson, La Leche League International; Thomas Hale, R.Ph., Ph.D., professor of pediatrics, director, InfantRisk Center, Texas Tech University Health Sciences Center, Lubbock, Texas; September 2013 Pediatrics

HealthDay
(c) Derechos de autor 2013, HealthDay

Las farmacias de Yerba Buena no atenderán por las noches

75344_farmaciaUn grupo de farmacéuticos de Yerba Buena informaron que durante 15 días no prestarán el servicio nocturno debido a los robos y asaltos sufridos a mano armada en las últimas semanas. Las 20 farmacias del Municipio se unieron a esta medida de fuerza hasta tanto se mejore la seguridad.

“Creo que este tema de la inseguridad lo padecemos todos y todos los días, sin que haya hora determinada. Lamentablemente esto lo pone mal a uno, estamos permanentemente expuestos, sobre todo en la situación de nosotros que no podemos hacer un control de presión a través de una reja, por ejemplo”, señaló a los periodistas Fernando Esper, presidente del Colegio de Farmacéuticos. “Es una decisión que tomó un grupo de farmacias. Se están autodefendiendo. Hoy la farmacia es un servicio público, el medicamento es una urgencia durante la noche a pesar de que en muchos casos no se dan tanto estas urgencias pero al servicio hay que cumplirlo”, explicó.
Esper anunció que el viernes tendrán una reunión para buscar soluciones. “Este viernes nos reunimos con las autoridades del Siprosa, ya pactamos hablar con el ministro de Seguridad o quien corresponda para ver si hay alguna forma de garantizar que el servicio de turno pueda ser cumplido en forma medianamente segura”.
“No sólo es el peligro para el farmacéutico. Hubo casos de pacientes que fueron asaltados. Es una situación por demás incómoda”, concluyó.
Por su parte, el farmacéutico Luis Ballesteros explicó que “la medida de fuerza consistente en la no atención de turnos de 22.00 a 8.00 del día siguiente para salvaguardar nuestras vidas y poder brindar un servicio con la seguridad que en estos momentos no se encuentra a nuestro alcance”.
Como se supo en su momento, la gota que colmó el vaso ocurrió el pasado sábado cuando quisieron asaltar a Ballesteros, que trabaja en la farmacia “Portal del Cerro”, ubicada en Solano Vera 207.
Durante la siesta del sábado, un delincuente lo abordó amenazándolo con una arma de fuego, gatillándola pero la bala no salió y los ladrones escaparon.

El Siglo web 29-08-13

Inscripción al segundo llamado de Certificación y Recertificación Profesional año 2013

CertificacionDurante el mes de septiembre se recibirá la documentación correspondiente al Segundo Llamado del año 2013. La fecha límite para la recepción de la documentación es el 11 de octubre de 2013 inclusive. Una vez vencido este plazo la documentación  recibida será considerada en el Primer Llamado, que corresponderá al mes de Marzo del año 2014.

Recuerde que si Usted ya está inscripto NO NECESITA enviar nuevamente la Solicitud de Adhesión Voluntaria al Sistema de Asignación de Créditos del Colegio de Farmacéuticos de la Provincia de Buenos Aires para la certificación. Sí debe hacerlo en caso de presentarse en la RECERTIFICACIÓN.

Recuerde que si usted desea Certificar y Recertificar por COFA, debe adherirse y remitir la ficha de adhesión con la documentación solicitada. Para descarga la ficha haga click aquí…

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Salud y el Colegio de Farmacéuticos firmaron un convenio para trabajar en la prevención de las adicciones

farmaciaEl subsecretario de Salud Mental del ministerio de Salud de la Provincia, Carlos Sanguinetti, y la Presidenta del Colegio de Farmacéuticos, María Isabel Reinoso, encabezaron una jornada sobre Prevención en Adicciones que se realizó en la Cámara de Diputados con el lema de “un Compromiso de Todos”.

Además de Sanguinetti y Reinoso, también participaron de la jornada el senador por el Frente para la Victoria Marcelo Carignani, y las diputadas Analía Richmond y Viviana Nocito.

En la jornada, la Subsecretaría y el Colegio de Farmacéuticos firmaron un convenio de cooperación para realizar capacitaciones, acciones de comunicación e investigaciones de manera conjunta.

Durante el encuentro, Sanguinetti dijo que “la problemática la abordamos a partir de la aplicación de la nueva ley de Salud Mental en la que estamos trabajando. Sumamos actores clave, como el Colegio de Farmacéuticos de la Provincia, que están en contacto permanente con la comunidad y sus necesidades”.

En la conferencia se abordaron diversos temas tales como el uso problemático de sustancias psicoactivas, a cargo del profesional David Warjach. Por su parte, la doctora Daniela Pacheco Agrelo disertó sobre el abuso de alcohol en adolescentes.

También participaron de la jornada los Directores Provinciales de la SADA, Perla Figueroa y Eduardo Tellechea; y el referente del departamento de Docencia e Investigación, Mauricio González.

Además participaron el presidente de la comisión científica y de extensión universitaria, Nicolás Troffe; y la representate del departamento de Educación y Actualización Profesional, Graciela Bartuccio.

Prensa Ministerio de Salud

Ministerio clasifica farmacéuticos

featured4El Ministerio de Salud de la Nación entendió que la profesión farmacéutica ha desarrollado diversas modalidades esto ha determinado la existencia de numerosas especializaciones.

Por eso concluyó necesario determinar y validar aquellas especializaciones que constituyen especialidades farmacéuticas.

Fue así que a través de la resolución 1186, publicada en el Boletín Oficial del día de hoy, el Ministro de Salud de la Nación aprobó el Listado de Especialidades Farmacéuticas. Ver resolución.

En la misma se determinaron como especialidades la de farmacia hospitalaria, farmacia comunitaria, farmacia industrial, farmacia sanitaria y legal, nutrición y análisis de los alimentos y bio farmacia.

La certificación de las especialidades farmacéuticas en la jurisdicción de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires será un proceso voluntario llevado a cabo por el Colegio de Farmacéuticos y Bioquímicos de la Capital Federal.

Dicha institución registrará las certificaciones de especialidad otorgadas según las instrucciones que le imparta la Dirección Nacional de Registro, Fiscalización y Sanidad de Fronteras.

El Ministerio de Salud entiende además que resulta pertinente armonizar con las jurisdicciones provinciales cuáles especialidades deberán ser reconocidas en todo el país, con el objeto de estimular su formación en función de las necesidades de la población.

Es así que el Ministro invitó formalmente a los Ministros pares miembros del Consejo Federal de Salud (COFESA) a adecuar las normativas jurisdiccionales que permitan la aplicación de la presente resolución en la medida que corresponda.

 

Fuente: http://www.pharmabiz.net/ministerio-clasifica-farmaceuticos/

La receta la firman los jueces

farmacity-jujuyLa Cámara Civil y Comercial Federal declaró la nulidad de una resolución de la Comisión de Defensa de la Competencia, que obligaba a Farmacity a cesar con la dispensa de medicamentos de venta libre. El Tribunal argumentó que la CNDC no se podía tomar esa atribución, ya que era “inherente al ejercicio de la función jurisdiccional que compete a los jueces”.

La Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, ante una denuncia formulada por la Confederación Argentina Farmacéutica, dictó la Resolución CNDC N° 1/13.

Mediante la misma, le ordenó a Farmacity “que cesara inmediatamente la dispensa de medicamentos de venta libre en cualquier lugar que no fuese un mostrador y a través de farmacéuticos o personas autorizadas, conforme con la ley 26.567, modificatoria de la ley 17.565 de Farmacias”.

 

El ente regulador fundamentó el dictado de la medida en que “el dispendio de medicamentos de venta libre constituye un elemento de relevancia para la salud pública y que, por lo tanto, un potencial daño a la misma repercutiría de manera negativa en el bienestar de la ciudadanía”.

Ello dio origen al expediente “Farmacity S.A. s/ apel. resol. Comisión Nacional Defensa de la Competencia”, en el que la actora apeló el pronunciamiento ante la justicia civil y comercial federal.

A tal efecto, sostuvo que la CNDC era incompetente para dictar esa medida,  que los hechos descriptos en el acto administrativo no se subsumían “en ninguna infracción de la ley 25.156”, y que la Comisión “en lugar de identificar una conducta anticompetitiva o de abuso de posición dominante, se limita a discurrir en generalidades respecto de cuestiones ajenas a la defensa de la competencia ventiladas en distintos procesos judiciales”.

Por último, solicitó que el recurso interpuesto sea dado con  efecto suspensivo, ya que la medida dictada “le ocasiona un gravamen al modificar la modalidad de comercialización de medicamentos y privarla de la revisión judicial oportuna”, y planteó la inconstitucionalidad de los arts. 35 y 52, de la ley de Defensa de la Competencia.

En el medio de estos acontecimientos, se presentó la COFA, y solicitó que se declarara la incompetencia de la justicia civil y comercial federal, y que pasen los autos a entendimiento de la justicia en lo penal económico, dada la naturaleza penal de la Ley de Defensa de la Competencia.

La causa se elevó a la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal, y la Sala III de ese cuerpo, integrada por los jueces Ricardo Recondo, Graciela Medina y Guillermo Antelo, determinó que ese Tribunal era competente para las actuaciones, otorgó efecto suspensivo al recurso interpuesto por farmacity, y declaró la nulidad de la Resolución impugnada.

Para determinar su competencia, la Cámara alegó la exitencia del Decreto 89/01 que establecía que su fuero era competente para entender en conflictos de la índole del caso y rechazó el argumento de la COFA acerca de que la Corte Suprema había establecido la competencia de la justicia en lo penal económico para esta clase de conflictos.

En cuanto a la solicitud de efecto suspensivo y los planteos de inconstitucionalidad, el Tribunal estimó que la medida tomada por la CNDC importaba el ejercicio “de una típica función jurisdiccional que por haber sido dictada por un órgano administrativo incompetente y por el efecto devolutivo con que se concedió el recurso, afecta la garantía del debido proceso y defensa en juicio, pues priva a la destinataria de la revisión judicial oportuna”.

De modo que en el caso concreto, se entendió que el efecto devolutivo previsto para el recurso de apelación en los arts. 35 y 52 de la ley 25.156, no era compatible con las garantías de defensa en juicio y debido proceso, “en la medida en que no asegura en forma suficiente el control judicial del acto dictado por un órgano que integra la Administración Pública”.

Finalmente, el pedido de nulidad que recayó sobre la resolución, también tuvo acogida favorable por parte de la Alzada.

En efecto, el Tribunal consideró que no se juzgaba “la facultad otorgada en el art. 35 de la LDC al TNDC, sino la invocación de esa disposición por la CNDC como órgano que integra la autoridad de aplicación del derogado régimen de la ley 22.262”.

Sobre esa base, entendieron los jueces que “las garantías constitucionales como las del debido proceso y de la defensa en juicio, son de inexcusable observancia en todo tipo de actuaciones, inclusive en los procedimientos administrativos”.

Por lo cual “la necesidad de una resolución válida -en cuanto a sus formas esenciales- es un requisito del cual este Tribunal no puede prescindir en el control judicial que le ha sido asignado en la LDC “.

De esta manera, los magistrados recordaron que “mientras rija el sistema de transitoriedad previsto en el art. 58 de la LDC, dicha autoridad comprende a la CNDC -con facultades de instrucción y de asesoramiento-, y al órgano ejecutivo de la cartera económica al que, según su estructura organizativa, le corresponda la facultad resolutoria a través del dictado de los actos pertinentes”, en referencia al Tribunal de Defensa de la Competencia (que aún no fue creado).

Mas allá de que ese argumento era suficiente para declarar la nulidad, los magistrados agregaron otros fundamentos para el dictado del fallo, consistentes en que “la facultad de dictar medidas cautelares en el marco de un proceso es inherente al ejercicio de la función jurisdiccional que compete a los jueces”, lo que no ocurría en el caso de la CNDC, un organismo administrativo.

Por ese motivo, el fallo expresó que “el Congreso de la Nación atribuyó la potestad de dictar medidas cautelares al TNDC, previsto en esa misma ley como un tribunal administrativo autárquico, con garantías de independencia en cuanto a su conformación y funcionamiento (Cap.IV de la ley 25.156), lo cual impide asimilarlo, en esos aspectos, a la autoridad de aplicación de la anterior ley 22.262”.

Consecuentemente, se indicó que “el art. 58 de ley 25.156, incorporado como una mera disposición transitoria hasta la creación del TNDC (Cap. X), no puede ser invocado por el organismo administrativo subsistente a su amparo -transcurridos casi catorce años de sancionada la ley- para sostener que la facultad jurisdiccional de dictar medidas precautorias, otorgada por el legislador a aquél tribunal, le hubiese sido expresamente delegada, transferida o asignada”.

De lo que se concluyó que la CNDC no estaba facultada para el dictamen de la medida cautelar, y por ello la Cámara se inclinó por decretar la nulidad de la resolución.

Diario Judicial

La producción estatal de medicamentos en la Argentina

IsturizPor Martín A. Isturiz – Investigador Superior del CONICET, Jefe de Inmunología Básica del Instituto de Investigaciones Hematológicas, Academia Nacional de Medicina

La producción pública de medicamentos es un área estratégica de la salud. Cómo fue su desarrollo en nuestro país, en qué situación se encuentra hoy, y cuáles son los caminos a seguir.

Si partimos del concepto básico de que la salud es un derecho, el medicamento deja de ser una mercancía para constituirse en un bien social y, en consecuencia, su accesibilidad por todos los habitantes de nuestro país debe estar garantizada por el Estado.

En un marco de esas características la Producción Pública de Medicamentos (PPM) es, sin lugar a dudas, un área estratégica en salud, y es lo que intentaré fundamentar en este artículo.

Las políticas nacionales de los últimos cuarenta años relacionadas con el abastecimiento de medicamentos a la población –cuando las hubo– para resolver necesidades sociales se llevaron a cabo, fundamentalmente, a través de la compra de los mismos, no de la producción. Un ejemplo de ello, en los últimos años, se expresa en el programa Remediar, un plan implementado a partir de octubre de 2002 hasta la fecha (actualmente denominado Remediar + Redes), y pensado para abastecer a 15 millones de personas en estado de desamparo y sin cobertura social.

Así, el Remediar se pudo implementar en los primeros cuatro años (2002-2006) con fondos provenientes de un préstamo del BID por 140 millones de dólares, más 90 millones de dólares aportados por el Estado nacional. Más allá de las críticas que se le hicieron oportunamente, sobre todo desde el punto de vista operativo, desde lo conceptual el plan Remediar fue importante para resolver la coyuntura de la crisis iniciada en el año 2001. De esa manera, se cubrió la necesidad de medicamentos de amplias franjas sociales recurriendo a la compra de medicamentos a través de una acción asistencialista rápida.

Por otra parte, la compra de medicamentos a través del Remediar fue un aliciente económico a las empresas farmacéuticas, que venían con caída de ventas por la crisis de fines de la década de los ’90. Sin embargo, para que la cobertura en medicamentos fuera sustentable en el tiempo, activar la PPM era una decisión paralela e insoslayable que debería haberse tomado por parte del Estado, para no perder de vista que el abastecimiento a través de la compra era un hecho circunstancial. Si bien se insinuaron algunas medidas en ese sentido, como veremos más adelante, luego de algunas vacilaciones, finalmente desde el Estado se persistió en la compra, que es la política actual.

Los funcionarios que han alentado o promovido la compra de medicamentos por licitación para atender necesidades sociales, suelen fundamentar su posición en que esa propuesta impulsa el desarrollo de la industria farmacéutica privada local y que, complementada con otras medidas como la prescripción por nombre genérico, o eventuales acuerdos de precios con los laboratorios, forman o constituyen un proyecto razonable y adecuado.

Obviamente, estas medidas contaron con el beneplácito implícito de las cámaras empresarias que reúnen a las empresas farmacéuticas, hoy ya estabilizadas por la recuperación del mercado interno, a lo que debe sumarse los alrededor de 700 millones de dólares anuales facturados por exportaciones (año 2009).

Por otra parte, los laboratorios de capitales argentinos nucleados mayoritariamente en la Cámara Industrial de Laboratorios Farmacéuticos Argentinos (CILFA) y en la Cámara Empresaria de la Laboratorios Farmacéuticos (Cooperala), consideran que el Estado debe intervenir sólo en la regulación de su actividad pero sin entrar en el terreno de la producción pública, a la que consideran con escasos recursos tecnológicos, o que no reúnen las condiciones establecidas por el organismo regulatorio a nivel nacional, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), entre otras cosas.

Sin embargo, y más allá de eventuales intereses sectoriales, la implementación de políticas públicas en medicamentos basadas esencialmente en la compra de los mismos, difícilmente pueda ser sustentable en el tiempo, por diferentes razones. Más aún, eso significa tener una mirada corta del problema, no una concepción estratégica.

En principio porque las empresas farmacéuticas locales, como en todo el mundo, no forman sus precios sobre una estructura de costos sino que se rigen por valores de mercado, espacio en el cual la industria farmacéutica, altamente oligopólica o monopólica, tiende a prácticas colusivas y no de competencia, en donde la cartelización de precios es moneda corriente.

Tampoco se tiene en cuenta la alta extranjerización actual de la economía argentina que, eventualmente, podría concluir en que una pujante industria nacional pasara a manos de multinacionales del sector, hecho frecuente en el rubro farmacéutico y que, de ocurrir, como país quedaríamos totalmente desguarnecidos y en un marco en donde el gasto en medicamentos se podría incrementar a niveles impredecibles. Además, en nuestro país, a pesar de tener un mercado interno de 4.350 millones de dólares, el sector tiene una balanza comercial desfavorable actual de 1.300 millones de dólares, en donde las importaciones de principios activos crecieron 60 por ciento entre 2003 y 2010, mientras que los medicamentos lo hicieron un 229 por ciento, como lo afirmó recientemente la ministra de Industria, Débora Giorgi.

Por otra parte, los laboratorios privados no producen medicamentos de reconocida acción terapéutica, aunque de escasa rentabilidad, como los denominados “huérfanos”, que se utilizan en el tratamiento del mal de Chagas, la hidatidosis o la tuberculosis, por mencionar algunos casos. Obviamente, su objetivo no es priorizar la función social de los mismos, sino obtener la máxima ganancia en el menor tiempo posible. Entonces, optan por otros nichos más redituables, o por la exportación. Así, debido a los vientos favorables en sus exportaciones, hoy están dejando de licitar para el plan Remediar, espacio que viene siendo ocupado por empresas de origen indio y peruano, muchas veces ligadas a multinacionales del sector.

Esa concepción de abastecer de medicamentos para resolver necesidades sociales a través de la compra tampoco tiene en cuenta que los medicamentos, vacunas e insumos médicos es un área particular cuya dinámica necesita de investigación y desarrollo permanente. Sin embargo, en el amplio espectro de alrededor de 150 laboratorios farmacéuticos privados de capitales argentinos, salvo en 3 o 4 de ellos, no se hace investigación ni desarrollo. Y los que lo hacen es, obviamente, en temas muy acotados a sus líneas terapéuticas. Pero la gran mayoría de ellos sólo compran materia prima a granel, manufacturan copias y comercializan. Estas políticas, a largo plazo, son letales tanto para el sector de producción pública como para el privado, porque no se plantean intentar cerrar el círculo que va desde la producción de principios activos hasta el medicamento.

Entonces, establecer políticas públicas de abastecimiento de medicamentos para planes sociales direccionadas sobre el eje de la compra, las vuelve muy vulnerables al significativo poder de las grandes empresas farmacéuticas y a los avatares de una economía de “mercado”.

Una alternativa real a las políticas de compra de medicamentos consiste en la utilización de la capacidad instalada existente en el sector público y que se expresa en los laboratorios de PPM que hay en nuestro país.

Estos laboratorios surgieron en distintas épocas y lugares como una consecuencia de bajos presupuestos para adquirir medicamentos. Por esa razón son de distinta complejidad y diferentes potencialidades, debido a que se crearon para resolver problemáticas de distinta envergadura localizadas en el ámbito nacional, en el provincial o el municipal.

Hoy en el país contamos con 39 laboratorios de PPM que se localizan en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en 12 provincias (Córdoba, San Luis, Buenos Aires, Santa Fe, Formosa, Misiones, La Pampa, Río Negro, Tucumán, Corrientes, Chaco y Mendoza).

Partiendo de la base de que los laboratorios de PPM debían tener un mayor protagonismo en salud, en setiembre de 2007 se formó una Red Nacional de Laboratorios de PPM (RELAP), constituida por alrededor de 25 laboratorios públicos y en donde el INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial) actuaba como soporte tecnológico en alrededor de 30 rubros como control de calidad, modernización tecnológica, actualización de procesos industriales, control de materias primas y análisis de costos, calibración de equipos, por mencionar algunos.

Ese proyecto que, obviamente, contaba con el aval de los laboratorios públicos, tenía entre sus principales promotores a la Dirección Nacional de Programas y Proyectos Especiales de la entonces Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (SeCyT), el INTI y la Cátedra Libre de Salud y Derechos Humanos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Además, contaba con el apoyo político de la Multisectorial por la PPM, un colectivo constituido por 67 organizaciones de distinto origen (político, social, gremial, académico, científico, tecnológico).

Ese proyecto, fundamentado y construido desde una base racional, que además contemplaba la vinculación con universidades nacionales y organismos de CyT como instrumentos para articular producción de medicamentos con investigación y desarrollo en áreas en las que se considerara necesario, fue tomado orgánicamente por el Ministerio de Salud para implementar su “Programa para la Producción Pública de Medicamentos, Vacunas, y Productos Médicos” (Resol. 286/2008).

Este programa tuvo un despegue prometedor a mediados de 2008 (gestión de la ministra Ocaña), en donde ante una solicitud del Ministerio de Salud de la Nación para el programa Remediar, cuatro laboratorios públicos (LIF de Santa Fe, LEM de Rosario, Laboratorios Puntanos de San Luis y Laformed de Formosa) produjeron 40 millones de comprimidos en cinco especialidades medicinales diferentes, hecho que hablaba de la versatilidad y de la capacidad potencial de los mismos.

Sin embargo, esto fue fugaz y ese programa del Ministerio de Salud, inexplicablemente, fue desactivado de hecho a mediados de 2009 por parte de otras autoridades del Ministerio de Salud de la Nación (gestión del ministro Manzur), sin ninguna causa que lo justificara.

En sus considerandos, ese programa del Ministerio de Salud consideraba estratégica la PPM. Pero a pesar de las normativas tan claras y precisas de esa Res. 286/2008, como mencionamos anteriormente, las conductas fueron erráticas cuando no opuestas. En efecto, el programa se activó y se desactivó, llamativamente, durante la gestión de gobierno de la Dra. Cristina Fernández de Kirchner.

Ante la desidia o desinterés por parte del Ministerio de Salud de la Nación de continuar con el programa, hoy es fundamental que los laboratorios de PPM, en la medida en que sus jurisdicciones los habiliten, se fortalezcan a través de intercambio de medicamentos entre provincias, o del abastecimiento a aquellas regiones en donde no hay laboratorios de PPM. Porque hay normativas de la ANMAT que permiten hacer esto y, por suerte, algo está sucediendo a través de la firma de convenios interprovinciales

Así, en algunas provincias, como por ejemplo San Luis y Río Negro, la PPM ha alcanzado niveles significativos de abastecimiento a través de sus laboratorios públicos, Laboratorios Puntanos y Prozome, respectivamente.

Pero quizás el caso más paradigmático de valorización de la PPM como un instrumento fundamental en salud se observa en la provincia de Santa Fe, en donde ha habido una clara visión estratégica acerca del tema, y en donde la PPM reviste las características de una política de Estado, obviamente a nivel provincial. Estas políticas se apoyan, esencialmente, en dos laboratorios: el LIF (Laboratorios de Industria Farmacéutica, de la ciudad de Santa Fe), y el LEM (Laboratorios de Especialidades Medicinales, de la ciudad de Rosario) que, juntos, abastecen del 94 por ciento de las necesidades de medicamentos para atención primaria de la salud y producen el 66 por ciento del consumo total de la provincia de Santa Fe.

Sintetizando, consideramos que frente a la necesidad social del acceso a los medicamentos, hay dos alternativas:

1) Abastecer de medicamentos a hospitales, centros de salud, dispensarios, etc., a través de la compra.

2) Abastecerse recurriendo a los laboratorios de PPM.

Para analizar esta disyuntiva, veamos las consecuencias inmediatas que surgirían de tomar una, u otra decisión.

Las consecuencias de priorizar la compra son:

No utilizar la capacidad instalada existente. No hacer desarrollos nacionales ni regionales. Seguir en la dependencia interna o externa. No tener un instrumento para establecer precios testigo sobre la base de costos. No hacer investigación ni desarrollos, entre otras cosas.

Por otra parte, abastecerse a través de la PPM implica:

Utilizar la capacidad instalada de los 39 laboratorios de PPM que hay en el país y del INTI como soporte tecnológico. Resolver el problema de los medicamentos “huérfanos”. Utilizar el conocimiento para hacer investigación y desarrollo a través de convenios con universidades y organismos de ciencia y tecnología, para hacer síntesis de principios activos, producción de proteínas de uso terapéutico por ingeniería genética, etc. Hacer estudios de biodisponibilidad, bioequivalencia, farmacovigilancia. Centralizar las compras para obtener mejores precios en insumos y coordinación en la producción nacional sin que los laboratorios dejen de atender necesidades regionales. Generar un instrumento formidable (la PPM) para la negociación y para establecer precios testigo sobre la base de estructuras de costos y no de “mercado”.

Además, como los laboratorios públicos están radicados en 12 provincias y la CABA, el desarrollo de un proyecto nacional de PPM implicaría potentes desarrollos regionales, entre otras virtudes.

Por otro lado, la PPM es, esencialmente, un proyecto de carácter integral e interdisciplinario que, obviamente, necesita del aporte de distintas ramas del conocimiento (medicina, química, ingenierías, biología, bioquímica, tecnología, etc.). En consecuencia, la activación de un proyecto con estas características tendría un fuerte impacto sobre el sector científico-tecnológico, hoy llamativamente aislado de las problemáticas nacionales y poco útil.

Así, la articulación de proyectos de los laboratorios de PPM con universidades u organismos de CyT conduciría a resolver, o atenuar, el problema de la fragmentación institucional del sector científico-tecnológico, a expandir a un sector que podría absorber recursos humanos calificados y nos daría soberanía tecnológica en el sector, todos ellos problemas estructurales que es necesario corregir para generar un verdadero sistema de ciencia y tecnología, que hoy no tenemos.

En conclusión, partiendo de la base de la utilización social del conocimiento (en este caso para la PPM), podríamos resolver problemáticas propias, generar inclusión social y expandir el área tecnológica sobre bases genuinas, aspectos fundamentales para empezar a construir soberanía en salud así como en ciencia y tecnología.

Si partimos del concepto básico de que la salud es un derecho, el medicamento deja de ser una mercancía para constituirse en un bien social y, en consecuencia, su accesibilidad por todos los habitantes de nuestro país debe estar garantizada por el Estado.

En un marco de esas características la Producción Pública de Medicamentos (PPM) es, sin lugar a dudas, un área estratégica en salud, y es lo que intentaré fundamentar en este artículo.

Las políticas nacionales de los últimos cuarenta años relacionadas con el abastecimiento de medicamentos a la población –cuando las hubo– para resolver necesidades sociales se llevaron a cabo, fundamentalmente, a través de la compra de los mismos, no de la producción. Un ejemplo de ello, en los últimos años, se expresa en el programa Remediar, un plan implementado a partir de octubre de 2002 hasta la fecha (actualmente denominado Remediar + Redes), y pensado para abastecer a 15 millones de personas en estado de desamparo y sin cobertura social.

Así, el Remediar se pudo implementar en los primeros cuatro años (2002-2006) con fondos provenientes de un préstamo del BID por 140 millones de dólares, más 90 millones de dólares aportados por el Estado nacional. Más allá de las críticas que se le hicieron oportunamente, sobre todo desde el punto de vista operativo, desde lo conceptual el plan Remediar fue importante para resolver la coyuntura de la crisis iniciada en el año 2001. De esa manera, se cubrió la necesidad de medicamentos de amplias franjas sociales recurriendo a la compra de medicamentos a través de una acción asistencialista rápida.

Por otra parte, la compra de medicamentos a través del Remediar fue un aliciente económico a las empresas farmacéuticas, que venían con caída de ventas por la crisis de fines de la década de los ’90. Sin embargo, para que la cobertura en medicamentos fuera sustentable en el tiempo, activar la PPM era una decisión paralela e insoslayable que debería haberse tomado por parte del Estado, para no perder de vista que el abastecimiento a través de la compra era un hecho circunstancial. Si bien se insinuaron algunas medidas en ese sentido, como veremos más adelante, luego de algunas vacilaciones, finalmente desde el Estado se persistió en la compra, que es la política actual.

Los funcionarios que han alentado o promovido la compra de medicamentos por licitación para atender necesidades sociales, suelen fundamentar su posición en que esa propuesta impulsa el desarrollo de la industria farmacéutica privada local y que, complementada con otras medidas como la prescripción por nombre genérico, o eventuales acuerdos de precios con los laboratorios, forman o constituyen un proyecto razonable y adecuado.

Obviamente, estas medidas contaron con el beneplácito implícito de las cámaras empresarias que reúnen a las empresas farmacéuticas, hoy ya estabilizadas por la recuperación del mercado interno, a lo que debe sumarse los alrededor de 700 millones de dólares anuales facturados por exportaciones (año 2009).

Por otra parte, los laboratorios de capitales argentinos nucleados mayoritariamente en la Cámara Industrial de Laboratorios Farmacéuticos Argentinos (CILFA) y en la Cámara Empresaria de la Laboratorios Farmacéuticos (Cooperala), consideran que el Estado debe intervenir sólo en la regulación de su actividad pero sin entrar en el terreno de la producción pública, a la que consideran con escasos recursos tecnológicos, o que no reúnen las condiciones establecidas por el organismo regulatorio a nivel nacional, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), entre otras cosas.

Sin embargo, y más allá de eventuales intereses sectoriales, la implementación de políticas públicas en medicamentos basadas esencialmente en la compra de los mismos, difícilmente pueda ser sustentable en el tiempo, por diferentes razones. Más aún, eso significa tener una mirada corta del problema, no una concepción estratégica.

En principio porque las empresas farmacéuticas locales, como en todo el mundo, no forman sus precios sobre una estructura de costos sino que se rigen por valores de mercado, espacio en el cual la industria farmacéutica, altamente oligopólica o monopólica, tiende a prácticas colusivas y no de competencia, en donde la cartelización de precios es moneda corriente.

Tampoco se tiene en cuenta la alta extranjerización actual de la economía argentina que, eventualmente, podría concluir en que una pujante industria nacional pasara a manos de multinacionales del sector, hecho frecuente en el rubro farmacéutico y que, de ocurrir, como país quedaríamos totalmente desguarnecidos y en un marco en donde el gasto en medicamentos se podría incrementar a niveles impredecibles. Además, en nuestro país, a pesar de tener un mercado interno de 4.350 millones de dólares, el sector tiene una balanza comercial desfavorable actual de 1.300 millones de dólares, en donde las importaciones de principios activos crecieron 60 por ciento entre 2003 y 2010, mientras que los medicamentos lo hicieron un 229 por ciento, como lo afirmó recientemente la ministra de Industria, Débora Giorgi.

Por otra parte, los laboratorios privados no producen medicamentos de reconocida acción terapéutica, aunque de escasa rentabilidad, como los denominados “huérfanos”, que se utilizan en el tratamiento del mal de Chagas, la hidatidosis o la tuberculosis, por mencionar algunos casos. Obviamente, su objetivo no es priorizar la función social de los mismos, sino obtener la máxima ganancia en el menor tiempo posible. Entonces, optan por otros nichos más redituables, o por la exportación. Así, debido a los vientos favorables en sus exportaciones, hoy están dejando de licitar para el plan Remediar, espacio que viene siendo ocupado por empresas de origen indio y peruano, muchas veces ligadas a multinacionales del sector.

Esa concepción de abastecer de medicamentos para resolver necesidades sociales a través de la compra tampoco tiene en cuenta que los medicamentos, vacunas e insumos médicos es un área particular cuya dinámica necesita de investigación y desarrollo permanente. Sin embargo, en el amplio espectro de alrededor de 150 laboratorios farmacéuticos privados de capitales argentinos, salvo en 3 o 4 de ellos, no se hace investigación ni desarrollo. Y los que lo hacen es, obviamente, en temas muy acotados a sus líneas terapéuticas. Pero la gran mayoría de ellos sólo compran materia prima a granel, manufacturan copias y comercializan. Estas políticas, a largo plazo, son letales tanto para el sector de producción pública como para el privado, porque no se plantean intentar cerrar el círculo que va desde la producción de principios activos hasta el medicamento.

Entonces, establecer políticas públicas de abastecimiento de medicamentos para planes sociales direccionadas sobre el eje de la compra, las vuelve muy vulnerables al significativo poder de las grandes empresas farmacéuticas y a los avatares de una economía de “mercado”.

Una alternativa real a las políticas de compra de medicamentos consiste en la utilización de la capacidad instalada existente en el sector público y que se expresa en los laboratorios de PPM que hay en nuestro país.

Estos laboratorios surgieron en distintas épocas y lugares como una consecuencia de bajos presupuestos para adquirir medicamentos. Por esa razón son de distinta complejidad y diferentes potencialidades, debido a que se crearon para resolver problemáticas de distinta envergadura localizadas en el ámbito nacional, en el provincial o el municipal.

Hoy en el país contamos con 39 laboratorios de PPM que se localizan en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en 12 provincias (Córdoba, San Luis, Buenos Aires, Santa Fe, Formosa, Misiones, La Pampa, Río Negro, Tucumán, Corrientes, Chaco y Mendoza).

Partiendo de la base de que los laboratorios de PPM debían tener un mayor protagonismo en salud, en setiembre de 2007 se formó una Red Nacional de Laboratorios de PPM (RELAP), constituida por alrededor de 25 laboratorios públicos y en donde el INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial) actuaba como soporte tecnológico en alrededor de 30 rubros como control de calidad, modernización tecnológica, actualización de procesos industriales, control de materias primas y análisis de costos, calibración de equipos, por mencionar algunos.

Ese proyecto que, obviamente, contaba con el aval de los laboratorios públicos, tenía entre sus principales promotores a la Dirección Nacional de Programas y Proyectos Especiales de la entonces Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (SeCyT), el INTI y la Cátedra Libre de Salud y Derechos Humanos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Además, contaba con el apoyo político de la Multisectorial por la PPM, un colectivo constituido por 67 organizaciones de distinto origen (político, social, gremial, académico, científico, tecnológico).

Ese proyecto, fundamentado y construido desde una base racional, que además contemplaba la vinculación con universidades nacionales y organismos de CyT como instrumentos para articular producción de medicamentos con investigación y desarrollo en áreas en las que se considerara necesario, fue tomado orgánicamente por el Ministerio de Salud para implementar su “Programa para la Producción Pública de Medicamentos, Vacunas, y Productos Médicos” (Resol. 286/2008).

Este programa tuvo un despegue prometedor a mediados de 2008 (gestión de la ministra Ocaña), en donde ante una solicitud del Ministerio de Salud de la Nación para el programa Remediar, cuatro laboratorios públicos (LIF de Santa Fe, LEM de Rosario, Laboratorios Puntanos de San Luis y Laformed de Formosa) produjeron 40 millones de comprimidos en cinco especialidades medicinales diferentes, hecho que hablaba de la versatilidad y de la capacidad potencial de los mismos.

Sin embargo, esto fue fugaz y ese programa del Ministerio de Salud, inexplicablemente, fue desactivado de hecho a mediados de 2009 por parte de otras autoridades del Ministerio de Salud de la Nación (gestión del ministro Manzur), sin ninguna causa que lo justificara.

En sus considerandos, ese programa del Ministerio de Salud consideraba estratégica la PPM. Pero a pesar de las normativas tan claras y precisas de esa Res. 286/2008, como mencionamos anteriormente, las conductas fueron erráticas cuando no opuestas. En efecto, el programa se activó y se desactivó, llamativamente, durante la gestión de gobierno de la Dra. Cristina Fernández de Kirchner.

Ante la desidia o desinterés por parte del Ministerio de Salud de la Nación de continuar con el programa, hoy es fundamental que los laboratorios de PPM, en la medida en que sus jurisdicciones los habiliten, se fortalezcan a través de intercambio de medicamentos entre provincias, o del abastecimiento a aquellas regiones en donde no hay laboratorios de PPM. Porque hay normativas de la ANMAT que permiten hacer esto y, por suerte, algo está sucediendo a través de la firma de convenios interprovinciales

Así, en algunas provincias, como por ejemplo San Luis y Río Negro, la PPM ha alcanzado niveles significativos de abastecimiento a través de sus laboratorios públicos, Laboratorios Puntanos y Prozome, respectivamente.

Pero quizás el caso más paradigmático de valorización de la PPM como un instrumento fundamental en salud se observa en la provincia de Santa Fe, en donde ha habido una clara visión estratégica acerca del tema, y en donde la PPM reviste las características de una política de Estado, obviamente a nivel provincial. Estas políticas se apoyan, esencialmente, en dos laboratorios: el LIF (Laboratorios de Industria Farmacéutica, de la ciudad de Santa Fe), y el LEM (Laboratorios de Especialidades Medicinales, de la ciudad de Rosario) que, juntos, abastecen del 94 por ciento de las necesidades de medicamentos para atención primaria de la salud y producen el 66 por ciento del consumo total de la provincia de Santa Fe.

Sintetizando, consideramos que frente a la necesidad social del acceso a los medicamentos, hay dos alternativas:

1) Abastecer de medicamentos a hospitales, centros de salud, dispensarios, etc., a través de la compra.

2) Abastecerse recurriendo a los laboratorios de PPM.

Para analizar esta disyuntiva, veamos las consecuencias inmediatas que surgirían de tomar una, u otra decisión.

Las consecuencias de priorizar la compra son:

No utilizar la capacidad instalada existente. No hacer desarrollos nacionales ni regionales. Seguir en la dependencia interna o externa. No tener un instrumento para establecer precios testigo sobre la base de costos. No hacer investigación ni desarrollos, entre otras cosas.

Por otra parte, abastecerse a través de la PPM implica:

Utilizar la capacidad instalada de los 39 laboratorios de PPM que hay en el país y del INTI como soporte tecnológico. Resolver el problema de los medicamentos “huérfanos”. Utilizar el conocimiento para hacer investigación y desarrollo a través de convenios con universidades y organismos de ciencia y tecnología, para hacer síntesis de principios activos, producción de proteínas de uso terapéutico por ingeniería genética, etc. Hacer estudios de biodisponibilidad, bioequivalencia, farmacovigilancia. Centralizar las compras para obtener mejores precios en insumos y coordinación en la producción nacional sin que los laboratorios dejen de atender necesidades regionales. Generar un instrumento formidable (la PPM) para la negociación y para establecer precios testigo sobre la base de estructuras de costos y no de “mercado”.

Además, como los laboratorios públicos están radicados en 12 provincias y la CABA, el desarrollo de un proyecto nacional de PPM implicaría potentes desarrollos regionales, entre otras virtudes.

Por otro lado, la PPM es, esencialmente, un proyecto de carácter integral e interdisciplinario que, obviamente, necesita del aporte de distintas ramas del conocimiento (medicina, química, ingenierías, biología, bioquímica, tecnología, etc.). En consecuencia, la activación de un proyecto con estas características tendría un fuerte impacto sobre el sector científico-tecnológico, hoy llamativamente aislado de las problemáticas nacionales y poco útil.

Así, la articulación de proyectos de los laboratorios de PPM con universidades u organismos de CyT conduciría a resolver, o atenuar, el problema de la fragmentación institucional del sector científico-tecnológico, a expandir a un sector que podría absorber recursos humanos calificados y nos daría soberanía tecnológica en el sector, todos ellos problemas estructurales que es necesario corregir para generar un verdadero sistema de ciencia y tecnología, que hoy no tenemos.

En conclusión, partiendo de la base de la utilización social del conocimiento (en este caso para la PPM), podríamos resolver problemáticas propias, generar inclusión social y expandir el área tecnológica sobre bases genuinas, aspectos fundamentales para empezar a construir soberanía en salud así como en ciencia y tecnología.

Voces en el Fénix

Por primera vez autorizan un fármaco basado en terapia génica

na12fo01La Comisión Europea aprobó un medicamento basado en terapia génica, Glybera, que trata la enfermedad de la deficiencia de lipoproteína. Es la primera vez que se autoriza en Occidente un producto formulado sobre este tratamiento. Existe uno en China.

Una nueva era en la historia de la terapia génica y quizá de la medicina comenzará en los próximos meses cuando, por primera vez, se ponga a la venta en Occidente un medicamento basado en este abordaje. Se trata del Glybera, aprobado por la Comisión Europea para su expendio en el ámbito de la Unión Europea; fue la primera vez que un organismo regulatorio reconocido en todo el mundo dio su aprobación a un fármaco basado en la terapia génica. El producto se utiliza para tratar una rara enfermedad que, al impedir la degradación de las grasas, compromete la vida de los pacientes.

La deficiencia de la lipoproteína llamada lipasa afecta a una persona en un millón: se origina en un defecto genético por el cual el organismo no produce esa proteína que degrada las grasas. La consecuencia es que la cantidad de grasa en la sangre crece desproporcionadamente, lo cual a su vez causa fuertes dolores en el abdomen y finalmente una pancreatitis que pone en riesgo la vida del paciente. Hasta ahora, la única manera de enfrentar el problema es mediante una dieta estrictísima, libre de grasas. El nuevo tratamiento utiliza un virus genéticamente modificado para insertar, en células musculares del paciente, el gen del cual éste carece. La empresa fabricante, UniQure, anunció que comenzará la distribución en Europa antes de fines de este año; en noviembre de 2012 se había anunciado la aprobación de la Comisión Europea. “La aprobación requiere que el tratamiento con Glybera se administre en centros de excelencia especializado, con experiencia en el abordaje de esta enfermedad y por profesionales especialmente entrenados para asegurar la seguridad del nuevo tratamiento”, precisó la empresa fabricante, y anunció que “estamos preparando las solicitudes de aprobación para el medicamento en Estados Unidos, Canadá y otros mercados”.

Otro fármaco basado en terapia génica fue aprobado hace años en China, pero las agencias regulatorias de Estados Unidos y Europa –consideradas de referencia en el mundo– no lo autorizaron hasta ahora.

Además, artículos publicados en la prestigiosa revista Science dan cuenta de dos exitosas pruebas clínicas en terapia génica efectuadas en el hospital San Ra-ffaele de Milán. Una de ellas se refirió a tres nenes que padecían una enfermedad inmunitaria llamada leucodistrofia metacromática. Este mal se origina en un defecto genético en las células que dan origen a los glóbulos blancos que defienden al organismo. El desarrollo de la enfermedad empieza cuando el niño tiene entre uno y dos años de edad y afecta especialmente su cerebro, al punto de impedirle adquirir el habla y la deambulación. El equipo de investigadores del San Raffaele, dirigidos por Alessandro Aiuti, utilizó un virus modificado para introducir en células de los pacientes la información genética correcta. Los tratamientos de los tres chiquitos empezaron antes de que la enfermedad se declarara y, luego de 21 meses –cuando, de no mediar tratamiento, el deterioro ya se hubiera presentado–, los tres se hallaban en buen estado de salud: hoy hablan, caminan y concurren a jardines maternales.

El segundo trabajo publicado en Science se refiere a otros tres niños que padecían otra enfermedad genética del sistema inmunitario, el Síndrome de WiskottAldrich, que provoca síntomas graves. La única cura viene siendo un trasplante de médula ósea pero para los pacientes del caso no había donantes compatibles. Un equipo del San Raffaele, dirigido en este caso por Alessandra Bi-ffi, utilizó un virus modificado para reparar células de la médula ósea del paciente y reinyectárselas. Los efectos fueron positivos y, transcurridos 20 a 32 meses, no se revelaron efectos perjudiciales. Desde luego, “para establecer la seguridad a largo término es necesaria una observación clínica más prolongada”.

A diferencia de la aprobación del Glybera, los casos presentados por los médicos del San Ra-ffaele son todavía experimentales, sobre un pequeño número de pacientes, pero también dan muestra de que el uso de la terapia génica va llegando al tratamiento de seres humanos.

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JORNADA “Prevención en Adicciones: Un Compromiso de Todos”

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Queremos invitarlo a participar de la Jornada sobre “Prevención en Adicciones: Un Compromiso de Todos” que se llevará a cabo el próximo 27 de agosto del corriente año, a las 13:30 hs. en el Auditorio del Anexo de la Honorable Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, sita en Calle 53 Nº 671 (e/ 8 y 9), entrepiso, La Plata, Provincia de Buenos Aires. La misma se encuentra organizada en conjunto con la Subsecretaria de Salud Mental y Atención a las Adicciones del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires.

Los esperamos a todos!

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INVITACIÓN

IPEC Americas – SAFyBI. Workshop de Excipientes. 27 Agosto 2013 – 18 a 21 hs.- Sr. Dave Schoneker

WORKSHOPEl objetivo principal del Workshop es describir las actividades que está llevando a cabo IPEC y actualizar a la Industria Farmacéutica Argentina en varias iniciativas de IPEC relacionadas con Impurezas elementales, la nueva legislación FDASIA en U.S., Activos atípicos y Gestión de riesgo en calidad y QbD.

Incia el 27 de agosto 2013 de 18 a 21 hs. Lugar: Sede a confirmar. INCRIPCIÓN: Personalmente, telefónicamente o vía correo electrónico: Secretaría SAFYBI – Uruguay 469, 2º B. Buenos Aires. Tel. 4373-0462 / 8900   4372-7389     Fax: 4374-3630 e-mail: cursos@safybi.org web: www.safybi.org

Nos complace informar que para todos los Colegas Matriculados de la provincia de Buenos Aires se disponen DOS BECAS, tiempo límite: lunes 26 de agosto a las 16 Hs. Todo aquel Farmacéutico Matriculado interesado deberá enviar un mail con Nombre, Apellido y Matricula al mail inscripcionesdeap@colfarma.org.ar

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