Junto con la actividad física, es una de las claves para reducir los riesgos de padecer esta enfermedad. Qué alimentos favorecen la prevención y qué habitos hay que modificar. Nuevas investigaciones.
Nuemerosas investigaciones suman evidencias sobre el papel clave de la alimentación y la actividad física para la prevención del cáncer de próstata. Las principales medidas para estar protegidos contra esta enfermedad son:
– Alimentos saludables y actividad física mantenida con constancia.
– Informarse e informar al médico sobre la existencia de cualquier antecedente familiar con cáncer o problemas de próstata.
– Mantener el peso saludable.
– Realizar los controles de rutina con los médicos especialistas.
¿Cuáles son los factores de riesgo?
– Edad. El riesgo aumenta especialmente después de los 50. No obstante, un 80% de los cánceres de próstata se diagnostican a los 65 años de edad o más.
– Raza. Las personas de raza negra presentan un riesgo mayor que las de raza blanca.
– Antecedentes familiares. Como en otros tipos de cáncer, éste es un factor que siempre se debe tener en cuenta.
– Alimentación. Son muchas las evidencias científicas que sostienen que la alimentación puede reducir el riesgo de desarrollar cáncer de próstata entre un 30% y un 50%. Ciertos cambios alimenticios pueden ser de una utilidad invalorable.
Vale la pena incluir en la alimentación diaria una gran variedad de verduras (por ejemplo: la col, el coliflor, la cebolla, los nabos), frutas(fundamentalmente los arándanos, el limón, las frutillas, la granada) sobre todo frescas, naturales, granos enteros, legumbres (lentejas, garbanzos, porotos y especialmentalmente soja) y pescados azulescon elevados niveles de ácidos grasos omega-3, como el salmón y el atún.
Qué aconsejan las investigaciones más recientes
Un estudio científico publicado en el British Journal of Cancer demostró que los hombres que ingerían pescados grasos más de una vez por semana reducían en un 57% el riesgo de desarrollar un tipo agresivo de cáncer de próstata.
Otro estudio, liderado por el epidemiólogo genético John Witte en la Universidad de California en San Francisco, reveló que consumir varias porciones de espinacas u otras verduras de hoja verde por semana también puede reducir el riesgo de desarrollar cáncer de próstata. Este estudio fue .
Se aconseja también consumir alimentos con una gran cantidad de licopeno y capsaicina como los ajíes morrones rojos y tomates. Algunos investigadores dicen que estas sustancias antioxidantes ayudan a reducir el riesgo de desarrollar cáncer de próstata y en el caso de la existencia de un tumor, reducen la velocidad de su crecimiento.
Una investigación de las Universidades de Bristol, Cambridge y Oxford ha demostrado que comer diez porciones de tomate a la semana(fresco, triturado, en salsas, etc.) reduce en un 18% el riesgo de desarrollar cáncer de próstata.
Palmito: es un antiséptico y astringente natural que combate el dolor, la inflamación y el agrandamiento de la próstata. Desinflama naturalmente y ayuda a que el cuerpo elimine toxinas y elementos irritantes a través de la orina.
Hierbas secas y alimentos ricos en saponinas: las saponinas consumidas en grandes dosis pueden tener efectos secundarios dañinos, pero son inofensivas en las concentraciones encontradas en la naturaleza: ginseng, fenogreco, alfalfa, páprika, espárragos, agave, porotos de soja, cebollas rojas y garbanzos.
Utilizar las grasas saludables: aceite de colza, de lino, de oliva, de calabaza (particularmente beneficiosa para la próstata) o de melón.
El aceite de lino ayuda a equilibrar naturalmente las hormonas de la próstata. Agregar una cucharadita a un vaso de jugo de naranja (o a cualquier otra bebida) y beber una vez por día.
Té verde. Investigadores californianos han demostrado que quienes beben esta infusión tienen menos inflamación del tejido prostático. Sus niveles del antígeno específico de próstata son más bajos. Esto se debe a la presencia de polifenoles que llegan al tejido de la próstata y evitan la inflamación.
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Alimentos y costumbres a evitar
– Carbohidratos simples: los azúcares ocultos en las golosinas y gaseosas, así como los alimentos ricos en almidón, como el pan blanco y el arroz blanco, son carbohidratos con alto contenido glucémico, que provocan inflamación. Según un estudio, los hombres que comían los alimentos más dulces y ricos en hidratos de carbono resultaron un 64% más propensos a desarrollar cáncer avanzado de próstata.
– La alimentación con alto contenido de grasa (animal) puede aumentar el riesgo de cáncer de próstata. Evitar las grasas saturadas (tienen un impacto muy significativo sobre la próstata), la carne, los productos cárnicos, la leche, el queso y el yogur, las galletitas.
– Evitar consumir la carne roja bien cocida (quemada). Los hombres que comen carne muy cocida (en especial, hamburguesas) varias veces por semana pueden llegar a duplicar el riesgo de desarrollar cáncer de próstata del tipo agresivo.
– Suplemento de selenio y vitamina E. Una investigación de prevención del cáncer liderada por el doctor Mark Moyad, de la Universidad de Michigan, sobre 35.000 hombres halló que la toma individual o conjunta durante un promedio de 5 años no previene el cáncer de próstata e incluso puede ocasionar daños en algunos hombres; por lo tanto los hombres deben consultar al médico antes de tomar suplementos de de selenio y de vitamina E.
– Ingerir altos niveles de calcio durante un tiempo prolongado aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de próstata. Se aconseja consumir moderadamente huevo, leche (con bajo contenido de grasa, descremada y entera), queso, yogur, salmón, almendras, porotos, brócoli. Las grasas y los ácidos de grasas trans también son malos para la próstata. Reducir o eliminar las carnes y los fritos.
– Limitar la cantidad de alcohol. Bebidas alcohólicas, no más de 5 vasos por semana.
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La importancia del zinc
– Tomar de 50 a 100 miligramos de zinc al día ayuda a reducir el agrandamiento de la próstata. No obstante, hay que asegurarse de hablar con el médico sobre cualquier suplemento que se pretenda tomar.
Consultá con el médico tratante sobre la posibilidad de tomar suplementos de zinc, en caso de no consumir alimentos ricos en este mineral (ostras, germen de trigo tostado, hígado de ternera, semilla de calabaza, de sandía, chocolate negro y cacao en polvo, cordero, maní, cangrejo, carne de res). Las deficiencias de zinc llevan a un agrandamiento de la próstata.
Los cambios en la alimentación y la inclusión de la actividad física son pilares que deberían instalarse en etapas tempranas de la vida para tener efectos favorables. La mejor opción para optimizar la prevención de enfermedades es una alimentación variada y equilibrada a lo largo de la vida.
Fuente: www.alimentatuvida.com / Diario Clarín