Una vacuna segura para el virus de la hepatitis C

hepatitis--644x362A falta de que futuros trabajos investiguen su eficacia, por primera vez, un ensayo clínico demuestra en humanos la seguridad de una vacuna contra la hepatitis C. Se trata de una estrategia de inmunización que pretende imitar la respuesta inmunológica que, de forma natural, algunas personas (entre el 20% y el 40%) desarrollan contra este virus y que les ayuda a eliminarlo espontáneamente.

 

Dado que las vacunas clásicas, como las existentes para la hepatitis B y la hepatitis A, no consiguen actuar con algunos virus como el VIH o el de la hepatitis C (en estos casos, el virus tiene gran capacidad de replicación diaria y con modificaciones que impiden que los anticuerpos lo detecten para matarlo), desde hace algunos años, varios grupos de investigadores intentan descifrar qué ocurre en esa parte de la población cuyo sistema inmune actúa eficazmente ante el contacto con la hepatitis C.

Al parecer, según argumenta Ramón Planas, Jefe del Servicio de Digestivo del Hospital German Trias i Pujol de Barcelona, la clave está en que “determinadas personas son capaces de generar una respuesta inmunológica muy potente gracias a una elevada producción de CD4 y CD8″, un tipo de células del sistema defensivo.

En base a este contexto, se han realizado varias pruebas de vacunas en chimpancés. Les inyectaban fragmentos de ADN y adenovirus para codificar una serie de proteínas clave de la hepatitis C. Como respuesta, estos animales producían niveles elevados de estas células defensivas que en el 80% de los casos les confería protección, ya que, al inocularles el virus de la hepatitis C, conseguían eliminarlo sin mayor problema.

Faltaba dar el paso en humanos y es lo que han hecho Leo Swadling y su equipo de investigadores estadounidenses, quienes han probado la vacuna en 15 sujetos voluntarios sanos. Han utilizado un vector adenoviral de chimpancé y otro modificado de vacuna Ankara (MVA) -proviene de la vacuna del sarampión-, “capaz de modificar proteínas clave de la hepatitis C”, explican los autores en su artículo, publicado esta semana en la revista Science Translational Medicine. El objetivo, comprobar su seguridad y su capacidad de potenciar el sistema inmune. A través de varias metodologías, los responsables del trabajo han concluido que este producto consigue que “el organismo genere poblaciones de defensivas activas frente a múltiples antígenos de la hepatitis C” y, además, logra que “esa reacción se mantenga en el tiempo”. La respuesta inmunológica es inmediata y permanece a lo largo de 30 semanas.

Los datos de este ensayo clínico demuestran que la vacuna es segura. Sólo “se han visto efectos secundarios de corta duración (menos de 48 horas) como la fatiga y la migraña en algunos pacientes”, relata Swadling.

Como señala el doctor Planas, estos resultados “abren las puertas a ensayos en fase II para estudiar su eficacia”. En este sentido, los autores de la investigación hablan de un trabajo que ya se ha iniciado en EEUU (Baltimore y San Francisco) para ver si la misma vacuna puede proteger a los consumidores de drogas intravenosas, principal grupo de riesgo. Los resultados de este estudio estarán disponibles en 2016. Si todo continúa en la misma línea, “quizás en unos cinco o seis años” sea viable una vacuna contra la infección, confía Planas.

Nuevos fármacos, por fin en España

Buenas noticias que se suman a la batalla ganada por los afectados de esta enfermedad. Después de meses de quejas y denuncias sobre los problemas de acceso a los carísimos medicamentos de nueva generación (con altas tasas de curación), por fin este año se ha aprobado en España el uso de simeprevir y sofosbuvir. Éste último acaba de incorporarse en la cartera de Sanidad, desde el 1 de noviembre. No para todos los casos, sino para “aquéllos en los que no exista tratamiento eficaz”, apunta Antonio Bernal, presidente de la Federación Nacional de Enfermos y Trasplantados Hepáticos (FNETH). Este es el criterio principal de Sanidad para la indicación de estefármaco (Solvadi es su nombre comercial) que, en combinación con otros, puede conseguir tasas de curación superiores al 90%. Como señala Javier García Samaniego, hepatólogo del Hospital Carlos III de Madrid, “en principio, sólo van a recibirlo los enfermos más graves”, informa Beatriz Treceño. Es decir, los pacientes en lista de espera para un trasplante, los ya trasplantados y afectados cirróticos que no pueden recibir interferon y con riesgo de descompensación hepática entre seis y 12 meses.

Sin embargo, hay otros supuestos que podrían generar dudas entre los médicos, quienes confían en resolverlas cuando se apruebe el denominado Informe de Posicionamiento Terapéutico (ITP). Según fuentes del Ministerio de Sanidad, este documento se va a hacer público “entre el viernes y el lunes próximo”, aunque se esperaba antes. La idea es concretar “en qué circunstancias y para qué pacientes hay que utilizar, no sólo sofosbuvir sino el resto de medicamentos para la hepatitisC”. No obstante, recalcan desde Sanidad, el hecho de que este informe no sea público todavía “no significa que no se pueda recetar sofosbuvir. Se puede recetar”. Este arsenal terapéutico “en unos meses cambiará”, puntualiza Planas, ya que se esperan nuevas opciones de tratamiento eficaces al 95%. “De aquí al 2030, la hepatitis C dejará de ser un problema”.

Fuente: El Mundo (España)