Argentina está dentro del rango de países con incidencia de cáncer media-alta, de acuerdo a las estimaciones de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC).
Esta estimación corresponde a más de 100.000 casos nuevos de cáncer en ambos sexos por año. Sin embargo, eso no significa que la tasa de mortalidad por cáncer haya crecido, al contrario: en la última década, según cifras del Instituto Nacional del Cáncer, la tasa de mortalidad bajó, en promedio, un 10%.
Es cierto que seguimos enterándonos que personas queridas son diagnosticadas con algún tipo de cáncer. Pero también es cierto que lo que antes era sinónimo de muerte, hoy ya no es una asociación inevitable. Hay menos muertes porque mejoraron los procedimientos de diagnóstico y tratamiento, ésto significa que son más eficaces y que hay mayor acceso a ellos. Otro elemento que ayudó fue que los hombres fuman cada vez menos. Se ve en las reuniones sociales y en los recreos laborales: mientras más hombres ven el acto de fumar como algo demodé, son pocas las mujeres que tienen pensado abandonar el hábito.
Específicamente, hay cuatro tipos de cáncer a los que los pacientes les ganan más. Uno de ellos es el cáncer de pulmón en hombres: cada año, la mortalidad es 1,6% menor que el año anterior. En las mujeres, en cambio, creció y eso tiene una razón. Los hombres empezaron a fumar antes que las mujeres y el pico de cáncer de pulmón en ellos ya pasó. Las mujeres lo hicieron después de la década del 60, cuando una tabacalera creó cigarrillos exclusivos para mujeres y las invitaba a dar “un paso más en su liberación” apropiándose de un hábito hasta entonces masculino. Su slogan era “Has recorrido un largo camino, muchacha ”. El otro tipo de cáncer cuya mortalidad bajó es el de próstata: bajó un 14% y sigue por ese camino.
Entre las mujeres argentinas las noticias también son buenas. La mortalidad por cáncer de mama disminuyó aproximadamente un 20% en la última década, una diferencia estadísticamente significativa. Se logró, en gran medida, gracias al screening mamográfico (que permite un diagnóstico precoz) y al menor uso de la terapia de reemplazo hormonal. Y la mortalidad por cáncer de cuello del útero también muestra una ligera tendencia a la baja aunque se mantiene elevada en las provincias del norte del país (en esa zona afecta a una población particularmente vulnerable que debe enfrentar grandes barreras para el acceso al cuidado de su salud).