Pekín sigue a India y cambia la ley para burlar las patentes en casos de emergencia e interés público
China ha decidido seguir los pasos de India para luchar contra los altos precios de las medicinas, que impiden a muchos de sus ciudadanos el acceso al tratamiento de algunas enfermedades. Pekín ha modificado parcialmente las leyes de protección de la propiedad intelectual para abaratar determinados fármacos que se encuentran bajo protección de la patente, informa Reuters. La decisión provocará seguramente inquietud en las grandes multinacionales del sector, que ven China como uno de los grandes mercados en crecimiento y una vía para compensar las renqueantes ventas en los países occidentales.
La nueva legislación —que entró en vigor el 1 de mayo y fue dada a conocer en la web de la oficina nacional de patentes— permite a las autoridades sanitarias emitir las llamadas licencias obligatorias a compañías designadas para que produzcan versiones genéricas de fármacos bajo patente en caso de emergencias estatales, circunstancias excepcionales o en interés del público.
La modificación de la normativa va incluso más allá, ya que fabricantes designados podrán exportar también los genéricos a otros países por “”razones de salud pública”, incluidos miembros de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Los reglamentos de la OMC autorizan a un Gobierno a que acuda a licencias obligatorias en algunos casos cuando tratamientos que potencialmente pueden salvar una vida son demasiado caros.
La decisión se produce meses después de que India pusiera fin, por esta vía, al monopolio de la multinacional alemana Bayer sobre un fármaco contra el cáncer. El Gobierno indio concedió en marzo su primera licencia obligatoria a la compañía Natco Pharma para fabricar Nexavar, un medicamento utilizado para tratar el cáncer de riñón y el de hígado.
En el caso de China, las autoridades tienen la vista puesta en tenofovir —su nombre comercial es Viread—, de la empresa estadounidense Gilead Sciences, que es recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como parte de un cóctel de medicamentos para tratamiento de primera línea contra el virus del sida.
Los expertos aseguran que Pekín quiere aprovechar las posibilidades que ofrece el marco legal para incrementar la producción de medicamentos genéricos, no solo para el consumo de su población, sino para exportar a los mercados internacionales. Algunos analistas dudan de que el cambio legal vaya a implicar una ruptura generalizada de patentes y creen que, al menos, aclara las reglas. El interés chino por los genéricos no es nuevo. Se remonta al menos a 2008 o 2009, cuando la Oficina Estatal de la Propiedad Intelectual invitó a expertos extranjeros a Pekín para que mostrasen a los funcionarios locales cómo preparar el terreno legal para emitir licencias obligatorias, algo en lo que otros países como Tailandia, India, Malasia e Indonesia tienen experiencia.
Los fabricantes chinos de genéricos producen principios activos desde hace años, pero los exportan a otros países, cuyas compañías farmacéuticas los vuelven a vender luego en China bajo patente a precios que mucha gente no puede pagar. El Gobierno está preocupado, en particular, por la dificultad de hacer accesibles a los enfermos fármacos de última generación contra el sida. Aunque Gilead accedió a compartir los derechos de propiedad intelectual de sus productos con fabricantes de genéricos de muchos países en julio pasado a cambio de unos derechos limitados, China quedó excluida del acuerdo. Desde que Pekín cambió la legislación sobre patentes, Gilead ha hecho algunas concesiones, como donar una cantidad sustancial de tenofovir si China adquiere otro tanto, según aseguran expertos de la organización Médicos Sin Fronteras citados por Reuters.
Durante la sesión anual de la Asamblea Popular Nacional China, el pasado marzo, los diputados se comprometieron a hacer más asequibles las medicinas y ampliar la cobertura de los seguros sanitarios pagados por el Estado. Además de los recortes de precios aplicados a los fármacos en 2011, el Gobierno está introduciendo un sistema de compras para abaratar las medicinas esenciales. El Gobierno quiere eliminar también la dependencia de los hospitales de la venta de medicamentos en sus farmacias para 2015, con objeto de bajar el coste de los tratamientos. Muchos hospitales recetan de forma innecesaria para incrementar sus beneficios.
La presión sanitaria y las dificultades para cubrir a la población han aumentado por el envejecimiento. China tenía 178 millones de personas mayores de 60 años en 2009; la ONU prevé 437 millones para 2050.
La nueva legislación —que entró en vigor el 1 de mayo y fue dada a conocer en la web de la oficina nacional de patentes— permite a las autoridades sanitarias emitir las llamadas licencias obligatorias a compañías designadas para que produzcan versiones genéricas de fármacos bajo patente en caso de emergencias estatales, circunstancias excepcionales o en interés del público.
La modificación de la normativa va incluso más allá, ya que fabricantes designados podrán exportar también los genéricos a otros países por “”razones de salud pública”, incluidos miembros de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Los reglamentos de la OMC autorizan a un Gobierno a que acuda a licencias obligatorias en algunos casos cuando tratamientos que potencialmente pueden salvar una vida son demasiado caros.
La decisión se produce meses después de que India pusiera fin, por esta vía, al monopolio de la multinacional alemana Bayer sobre un fármaco contra el cáncer. El Gobierno indio concedió en marzo su primera licencia obligatoria a la compañía Natco Pharma para fabricar Nexavar, un medicamento utilizado para tratar el cáncer de riñón y el de hígado.
En el caso de China, las autoridades tienen la vista puesta en tenofovir —su nombre comercial es Viread—, de la empresa estadounidense Gilead Sciences, que es recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como parte de un cóctel de medicamentos para tratamiento de primera línea contra el virus del sida.
Los expertos aseguran que Pekín quiere aprovechar las posibilidades que ofrece el marco legal para incrementar la producción de medicamentos genéricos, no solo para el consumo de su población, sino para exportar a los mercados internacionales. Algunos analistas dudan de que el cambio legal vaya a implicar una ruptura generalizada de patentes y creen que, al menos, aclara las reglas. El interés chino por los genéricos no es nuevo. Se remonta al menos a 2008 o 2009, cuando la Oficina Estatal de la Propiedad Intelectual invitó a expertos extranjeros a Pekín para que mostrasen a los funcionarios locales cómo preparar el terreno legal para emitir licencias obligatorias, algo en lo que otros países como Tailandia, India, Malasia e Indonesia tienen experiencia.
Los fabricantes chinos de genéricos producen principios activos desde hace años, pero los exportan a otros países, cuyas compañías farmacéuticas los vuelven a vender luego en China bajo patente a precios que mucha gente no puede pagar. El Gobierno está preocupado, en particular, por la dificultad de hacer accesibles a los enfermos fármacos de última generación contra el sida. Aunque Gilead accedió a compartir los derechos de propiedad intelectual de sus productos con fabricantes de genéricos de muchos países en julio pasado a cambio de unos derechos limitados, China quedó excluida del acuerdo. Desde que Pekín cambió la legislación sobre patentes, Gilead ha hecho algunas concesiones, como donar una cantidad sustancial de tenofovir si China adquiere otro tanto, según aseguran expertos de la organización Médicos Sin Fronteras citados por Reuters.
Durante la sesión anual de la Asamblea Popular Nacional China, el pasado marzo, los diputados se comprometieron a hacer más asequibles las medicinas y ampliar la cobertura de los seguros sanitarios pagados por el Estado. Además de los recortes de precios aplicados a los fármacos en 2011, el Gobierno está introduciendo un sistema de compras para abaratar las medicinas esenciales. El Gobierno quiere eliminar también la dependencia de los hospitales de la venta de medicamentos en sus farmacias para 2015, con objeto de bajar el coste de los tratamientos. Muchos hospitales recetan de forma innecesaria para incrementar sus beneficios.
La presión sanitaria y las dificultades para cubrir a la población han aumentado por el envejecimiento. China tenía 178 millones de personas mayores de 60 años en 2009; la ONU prevé 437 millones para 2050.
JOSE REINOSO |
El País (España) 15-06-12 |