Jubilados no pueden comprar medicamentos con la Argenta

Ninguna farmacia tucumana está en la lista de comercios adheridos al plan nacional. El organismo busca suscribir acuerdos con farmacéuticos de nuestra provincia. Son productos clave para los pasivos.

“Si no hay farmacia habilitada en Tucumán, no me sirve la tarjeta”. El martes, Aurora Torres ya vislumbraba el primer desajuste del programa de créditos para consumo destinado a los jubilados. Las expresiones de la mujer, de 71 años, también dejaban en claro que para esta franja de la población el acceso a los medicamentos es una condición elemental, en cualquier programa de beneficios.

Los adultos mayores tucumanos no pueden comprar por ahora ningún remedio, recetado o no, con la tarjeta Argenta. La lista de comercios adheridos al plan oficial, a cargo de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses), contempla sólo dos cadenas de farmacias: Farmacity y Farmacias Central Oeste. Pero ninguna de esas compañías abrió una sucursal propia o mediante fideicomiso en la provincia, lo que impide a los pasivos acceder a los descuentos de medicamentos.

Este último dato hasta fue confirmado por el Colegio de Farmacéuticos de Tucumán, a través de su presidente Fernando Esper, quien aclaró que el caso que figuren sólo dos farmacias en el catálogo de negocios a nivel nacional, implica una “discriminación hacia aquellas empresas privadas locales”.

Esper, además, comentó que la nómina de farmacias adheridas a Argenta generó inquietud en el seno de la Confederación Farmacéutica Argentina (COFA).

“No se entiende por qué aparecen esas dos farmacias, teniendo en cuenta que está en vigencia un convenio con el PAMI que estipula un tipo de prestación. Existe una red de prestaciones, con farmacias acreditadas que están en la base de datos de la obra social. La COFA consultará a la Anses sobre las cláusulas de los acuerdos”, explicó el también prosecretario de la organización colegiada nacional.

La desarticulación del programa de créditos ha llevado a que la sucursal tucumana de la Anses inicie negociaciones con algunas firmas locales farmacéuticas ante la inminente activación de las tarjetas para la compra de productos. En la entidad también informaron que se ha iniciado conversaciones con comercios locales para ampliar la lista de adhesiones.

¿Qué puede comprar el jubilado? La nómina de la Anses abarca siete cadenas de supermercados nacional e internacional, y una cooperativa. De estas, tres empresas están radicadas en Tucumán. (Ver lista en la página web www.anses.gob.ar/argenta/

La cartera de adherentes privados también incluye a comercios de artículos para el hogar e indumentarias, los más numerosos. En el primer segmento, las firmas que funcionan en la provincia son seis de siete; mientras que en el segundo, están establecidas nueve de 10.

El programa Argenta contempla descuentos sobre los precios de lista de los productos; las rebajas oscilan entre un 10% y un 15%, en general, y alcanzan un máximo de 20% en algunos casos.

Por su parte, la Anses formalizó ayer el régimen de descuentos en los créditos a tasas fijas otorgados a beneficiarios del sistema previsional nacional y sustentados con recursos del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS). La resolución 239/2012 del organismo de Seguridad Social publicada en el Boletín Oficial, establece que los descuentos no podrán superar el 30% de los haberes previsionales netos percibidos por mes, y las cuotas mensuales no podrán exceder un máximo de 40, consignó la agencia Télam.

En los últimos días se ha registrado una alta demanda de jubilados que sobrepasó la capacidad de atención en la sucursal central del Correo Argentino, en la capital. Sólo entregaron 100 números por día para poder tramitar el plástico y consultar sobre los requisitos del programa.

Condiciones del programa nacional

Argenta es un programa de créditos para jubilados y pensionados nacionales, para la compra de productos en comercios.

Los préstamos nacionales se activan mediante la tarjeta. Los supermercados locales ya están habilitados para recibir el plástico.

El tope de los créditos es de $ 10.000, de hasta 40 cuotas. Pero la Anses define e instruye el monto que se destinará.

13-07-12

Convenio de biotecnología entre el país y China

Es el primer convenio que suscriben y busca promover el desarrollo de la biotecnología entre los países

“Este convenio abre la oportunidad para que firmas chinas y argentinas en este sector trabajen en forma conjunta colaborando en la apertura de potenciales mercados de interés, compartiendo know how clave para el desarrollo de plataformas científicas-productivas de alto valor agregado en diversas áreas y capacitando a personal altamente especializado”, explicó el presidente de la CAB, el Lic. Alberto Alvarez Saavedra.

Los aspectos más importantes acordados entre las entidades consisten en: promover y mejorar el intercambio de información, experiencias y oportunidades de negocios entre los miembros de la SBIA y la CAB; proveer asesoramiento mutuo entre sus miembros para ingresar a los mercados correspondientes; y patrocinar la capacitación técnica y formación de científicos, investigadores y profesionales chinos y argentinos de las empresas e instituciones miembros de ambas entidades.

Asimismo, ambas entidades se comprometieron a trabajar con las agencias gubernamentales correspondientes así como con aquellos organismos multilaterales, internacionales, regionales y locales que puedan contribuir a alcanzar los objetivos compartidos.

El documento fue suscripto por el Presidente Ejecutivo de la SBIA, Chen Shaoxiong, quien destacó “el alto grado de desarrollo de los biofarmacéuticos en Argentina”; y la representante de la CAB, la Dra. Graciela Ciccia.

En la firma del convenio, “el representante de la SBIA explicó cuáles son los incentivos del gobierno de Shanghai a las empresas de biotecnología que se instalen en la región. Además se mostraron muy interesados por conocer más sobre los proyectos en este campo que se están llevando a cabo en nuestro país”, explicó la Dra. Graciela Ciccia.

La firma del acuerdo se llevó a cabo en el marco del viaje que realizó una delegación de funcionarios de China a nuestro país para participar del encuentro organizado por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), con el objetivo de dar a conocer y fortalecer las oportunidades de negocios con nuestro país.

Acerca de la Cámara Argentina de Biotecnología

La C.A.B se fundó con el objetivo de contribuir a una política público-privada en este terreno y al desarrollo del sector, a partir de una mirada global que integra desde la investigación y el desarrollo hasta la producción, comercialización y exportación de productos biotecnológicos. Agrupa a empresas de primera línea de diversos rubros como industria farmacéutica, alimenticia, sanidad animal y vegetal, diagnóstico, industria agropecuaria, forestal y biocombustibles.

Las empresas socias de la entidad son Aceitera General Deheza, Amega Biotech, Arcor, Beta, Bioceres, Biogénesis-Bagó, BioProfarma, BioSidus, Chemo, Elea, Gador, Garruchos, Grupo Insud, Indear, Molinos Río de la Plata, Ledesma, PharmADN, Rizobacter, Semillero Don Mario, Vicentín y Wiener Labs.

Acerca de la Asociación de Industrias Biofarmacéuticas de Shanghai

Es una organización sin fines de lucro que integra a compañías biofarmacéuticas privadas y estatales de biotecnología así como centros de investigación, lo que permite abarcar toda la cadena industrial que va desde la investigación y desarrollo hasta la producción y la distribución de productos biotecnológicos.

Las funciones principales de la SBIA son participar en la formulación de políticas industriales relevantes, asegurar el desarrollo estratégico del sector, crear oportunidades, establecer redes de cooperación para sus miembros, y mejorar la competitividad de la industria biofarmacéutica de Shangai. Shangai posee actualmente seis parques industriales biofarmacéuticos y se es una las principales plataformas de innovación biotecnológica en el mundo.

El Litoral 12-07-12

Un negocio “macchiavélico”

INVESTIGACIÓN. EL MERCADO DE LOS MEDICAMENTOS

Los argentinos gastan más de 20.000 millones de pesos por año en remedios. Un mercado con precios regulados…por cuatro actores privados. Y una denuncia de cartelización en Defensa de la Competencia.

Por Julio Villalonga *

El negocio de los medicamentos moviliza en la Argentina unos 20.000 millones de pesos por año. Si el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, estuviera preocupado por el bolsillo de los argentinos –y todo indica que lo está–, debería mirar con atención hacia adentro de esta actividad, que en todos sus segmentos aparece cartelizada por un pequeño y poderoso grupo de empresas, lo que permite que los medicamentos lleguen a los consumidores (que son pacientes, bueno es recordarlo) a precios muy por encima del promedio de lo que se paga en la región.

Cuando comienza a tirarse del hilo en este sector, un nombre y un apellido aparece y vuelve a aparecer de manera sistemática: Eduardo Macchiavello. ¿Quién es Eduardo Macchiavello? Es el CEO de Laboratorios Roemmers, nave insignia de la industria nacional (aunque no popular).

El negocio involucra a los productores (los laboratorios nacionales y extranjeros), a los distribuidores, a las droguerías y a los canales de venta.

Bajo la atenta mirada de Macchiavello, la operación de control hegemónico del mercado de medicamentos reunió a Roemmers con otros tres grandes como Gador, Elea y Bagó. Aunque, como en todos los frentes siempre hay “palomas” y “halcones”: claramente Bagó y Elea militan entre los primeros y Roemmers y Gador, entre los segundos.

Los ‘90 marcan el comienzo de la concentración del negocio en pocas manos: en el segmento de la distribución, los “cuatro grandes” crean Disprofarma (Elea y Bagó, básicamente), Rofina (Roemmers) Farmanet (Gador y Casasco) y Global (Temis Lostaló y algunas multis). Se trataba de garantizar el control de una de las ramas más rentables, la provisión de medicamentos a la seguridad social. Aunque no se quedaron en eso.

En la búsqueda de manejar los precios sin interferencias, la operación se perfeccionó. Así fue como los mismos actores avanzaron en el control de tres droguerías: Del Sud, Monroe Americana y Suizo Barracas, con lo que se garantizaron precios y condiciones testigo. Del Sud, por citar un caso, factura más de 4.200 millones de pesos por año pero tiene una rentabilidad mínima (3%), lo que la convierte en una empresa con una debilidad estructural que le impide plantarse frente a este sistema “macchiavélico”.

A partir del acuerdo de los laboratorios nacionales más poderosos, y su control de la distribución y las droguerías, se cae de maduro que las bocas de expendio (sean cadenas o farmacias individuales) se convierten en rehenes sin capacidad de negociación. Todas las condiciones para una cartelización están dadas. Y para que los remedios valgan lo que los “cartelizados” decidan. ¿Lo sabe Moreno? Parece que sí.

La propia producción de genéricos, impulsada por el ex ministro de Salud Ginés González García en 2002 y que se proponía como una solución parcial al excesivo precio de los medicamentos, terminó siendo “tragada” por esta virtual operación de pinzas de los “cuatro grandes”.

La primera exclusa del sistema, se dijo, son las droguerías, incapaces de negociar los márgenes que les imponen las distribuidoras del sistema. La segunda es el sistema de seguridad social. ¿Cómo funciona? Muy simple. Dos empresas administran el sistema de descuentos y pagos a las obras sociales, las prepagas y el PAMI: Farmalink y Preserfar. La primera ofrece sus servicios a la obra social de los jubilados, a IOMA y a las prepagas grandes como OSDE, Swiss Medical, Galeno u Omint; la segunda atiende a las obras sociales provinciales y sindicales. Este sistema le da beneficios y descuentos a Farmalink y Preserfar, las que se dan vuelta y se los ofrecen a las cadenas y farmacias, que deben caer en ellas si quieren competir. En este segmento, el de los canales de venta, los márgenes son también exigüos, lo que ha venido generando una fuerte concentración del mercado.

Una cadena como Farmacity, con 191 locales en todo el país, vino a poner en crisis a todo el sistema. Su volumen de ventas, que supera los 3.500 millones de pesos anuales, le provee una mayor capacidad de negociación. ¿Por qué debería pasar obligadamente por Droguería del Sud y dejarle 7 puntos del precio del medicamento, si puede ir directo a comprarle al laboratorio y repartir con él este porcentaje? Otras dos cadenas, Farmar (con 85 locales) y Dr. Ahorro (con 50), sufren los embates de los “cuatro grandes”.

Con el “retail” avanzando en todo el mundo, los “macchiavélicos” advirtieron que debían atrasar –si no era posible aplastar– el avance de cadenas como éstas. Por eso la guerra desatada contra las redes de farmacias: se trata de un peligro para el sistema y un pésimo ejemplo, en crecimiento.

El propio Macchiavello intentó en dos ocasiones la compra de Farmacity a su dueño, el Grupo Pegasus. Hizo lo que consideraba dos ofertas que no podían rechazar, pero ante la segunda negativa del CEO de Pegasus, Mario Quintana, le declaró la guerra. “En seis meses te voy a poner de rodillas”, dicen que le dijo Macchiavello a Quintana. Eso fue hace ya dos años.

Desde entonces, los “cuatro grandes” desataron una serie de operaciones destinadas a asfixiar a Farmacity, pero también a las otras dos cadenas, Farmar y Dr. Ahorro. Las distribuidoras no las abastecen y las droguerías, tampoco. Paralelamente, no les actualizan el crédito, les acortan los plazos de pago y les quitan los descuentos. Un laboratorio de orígen alemán sufrió una dura represalia por venderle a Farmacity de manera directa: durante tres semanas fue desabastecido. Naturalmente, no siguió con esa práctica.

En el corto plazo, los laboratorios nacionales se fortalecen y esto podría considerarse una buena noticia para el modelo que pone en práctica el secretario Moreno. A mediano y largo plazo, le quita herramientas al Gobierno, que pierde autonomía y libertad para operar en un mercado blindado ante cualquier intervención.

Un caso paradigmático de la situación que atraviesa el sector ya fue denunciado en sede administrativa. Una de las pocas franquicias de Farmacity en el país, en Mar del Plata, comenzó a padecer el “cerco” planteado en todos los niveles por los “cuatro grandes”. Llevaba varias semanas resistiendo cuando recibió una insólita “oferta” de un directivo de Gador: “Si levantás el cartel (de Farmacity), suspendemos todo”.

De un lado del campo de batalla, hay quienes se benefician con esta situación: las farmacias no quieren una competencia agresiva de las cadenas y los laboratorios no quieren que crezcan porque adquieren un mayor poder de negociación. Del otro, las prepagas y las obras sociales están expectantes porque el sistema las exprime y alguien que le haga frente es una buena noticia. Los consumidores no saben de los combates, pero se adaptaron rápido al retail en farmacias, un sistema que tiende a generalizarse. Claro, siempre que no haya un sistema “macchiavélico” que lo impida.

Habrá que cuidarse, en el futuro, de que una eventual caída del sistema actual no derive en otra cartelización, sea de Farmacity con los “grandes cuatro” al cabo de una negociación (improbable pero nunca imposible), sea de esta cadena con otras nuevas, tal como ya ocurre en Chile, donde tres redes se reparten el mercado.

Hoy la pelota está en el campo del Gobierno. El ministro de Salud, Juan Manzur, no tiene jurisdicción en el negocio de los medicamentos, y el interventor del PAMI, Luciano Di Césare, no parece decidido a intervenir. Todo conduce a Moreno, y a la secretaría de Defensa de la Competencia (SDC) donde sin duda tiene influencia, y en la que se ha radicado una denuncia por cartelización. La hizo Farmacity y ya han comenzado a circular por esas oficinas algunos de los 90 citados a exponer. Entre ellos, muchos de los accionistas y directivos de los “grandes cuatro”.

Publicado en gacetamercantil.com – 11-07-12

Diputada propone venta libre de “pastilla del día despues”

La diputada nacional Alicia Ciciliani presentó hoy un proyecto de resolución para garantizar la venta libre en farmacias de los anticonceptivos hormonales de emergencia (AHE), comúnmente denominada “pastilla del día siguiente”.

La propuesta legislativa, acompañada por más de una decena de diputados de distintos bloques partidarios, tiene por objetivo “asegurar la disponibilidad inmediata de los AHE al momento de la emergencia, ya que su efectividad depende de la celeridad con la que se ingiere la pastilla”.

Según la vicepresidenta tercera de la Cámara, “los AHE son los métodos que las mujeres pueden usar como respaldo y en caso de emergencia dentro de los primeros días posteriores a una relación sexual sin protección con el objetivo de prevenir un embarazo no deseado”.

La legisladora remarcó que actualmente, en la Argentina, se comercializan las que contienen una hormona llamada levonorgestrel, y sólo se pueden conseguir en las farmacias con venta bajo receta médica y en forma gratuita en los hospitales, según lo establecido por ley 25.673.

A través de un comunicado, Ciciliani recordó que “la Organización Mundial de la Salud declaró que esta pastilla inhibe la ovulación y no tiene consecuencias en el endometrio”.

“Por lo tanto -agregó Ciciliani- sus mecanismos de acción son previos a la fecundación y no tiene efectos adversos sobre la mujer ni sobre el embrión, en caso de tomarlo estando inadvertidamente embarazada”.

“Una vez ocurrida la fecundación, la AHE no interfiere en el proceso de implantación del óvulo fecundado ni en el desarrollo embrionario de un óvulo ya implantado”, agregó.

“En consonancia con la legislación de 19 países (de Norteamérica, América Latina, Europa y Asia) donde las AHE son de venta libre, este proyecto apunta a contribuir al reconocimiento y goce del derecho a la salud y a la vida de la mujer, con la firme convicción de apoyar la libre decisión sobre su cuerpo”, finalizó.

Telam 11-07-12

Córdoba: Cuando la polifarmacia se instala en la vida

Según la etapa. En la tercera edad, la ingesta de múltiples remedios es una necesidad derivada del normal envejecimiento del organismo. En los niños y adolescentes, está más ligada a la automedicación.

“Desde hace dos o tres años tomo cuatro medicamentos diarios: uno para la arritmia, dos para los mareos (tuve un ACV cerebeloso), uno para la tensión y medio para el colesterol”, cuenta María Elena Tinirello, de 83 años. Y agrega: “Los coloco en un ordenador diario y no me molesta tomarlos, estoy acostumbrada y es difícil que me olvide. Además, me cuido en las comidas: todo sin sal y nada frito”.

La realidad de María Elena es la de la mayoría de los adultos mayores de todo el mundo. Jorge Miretti, médico geriatra, manifesto: ¨Todos los cambios fisiológicos que aparecen con el correr de los años llevan al envejecimiento y/o alteración de los principales sistemas de este grupo etario: circulatorio, respiratorio, osteomioarticular, nervioso central, digestivo, genitourinario; lo cual conduce a ingerir distintos medicamentos¨.

Así, esta rutina debe estar correctamente ordenada para que el organismo no acuse consecuencias, en muchos casos irremediables.

En este sentido, Adolfo Moyano Crespo, especialista en gerontología e integrante del staff médico de Sanatorio Allende, dijo que es muy frecuente que los pacientes de tercera edad tengan problemas con el exceso de medicamentos prescriptos por uno o varios especialistas por distintas patologías sin tener en cuenta la superposición, potenciación de efectos, metabolismo, biodisponibilidad y toxicidad.

El especialista indicó que el promedio de medicamentos que toma una persona de más de 65 años de edad es de tres, llegando en muchos casos a tomar hasta diez medicamentos diarios diferentes.

Ambos profesionales indicaron que las patologías más frecuentes en adultos mayores, que conducen inevitablemente a la polifarmacia, son artrosis, hipertensión arterial, diabetes, dislipemias, patologías del aparato digestivo, osteoporosis, hipotiroidismo, trastornos de la memoria, síndrome prostático, neoplasias, entre otras.

Reacciones adversas. Moyano Crespo afirmó que la ingesta diaria de varios medicamentos conduce a la competencia entre los distintos fármacos por los lugares de excreción (riñón, hígado, tubo digestivo) y metabolismos de los mismos en el organismo. ¨Esto produce problemas de depósito o enlentecimiento en la eliminación y prolongación de los efectos farmacológicos, efectos adversos y tóxicos que con frecuencia pueden ser graves para la vida del paciente¨.

En este sentido, Miretti destacó que la polifarmacia aumenta el riesgo de reacciones adversas, morbimortalidad y puede conducir a la alteración de ciertos mecanismos homeostáticos (falta de equilibrio interno).

“El único resultado posible de una buena prescripción es el bienestar de la persona. El efecto contrario puede conducir a somnolencia, desorientación, estupor, hipotensión arterial, trastornos de la marcha, caídas, ansiedad y, en casos más graves, el coma. Debemos adaptar la medicación al paciente y no el paciente a la medicación”, subrayó.

¿Qué ocurre con los niños? En la edad pediátrica y en la adolescencia, en tanto, la polifarmacia está más ligada a la automedicación por parte de los papás.

En ese sentido, Bernardo Calvo, especialista en pediatría y neonatología del Sanatorio Allende dijo que es muy frecuente que lleguen al consultorio pacientes de distintas edades que tienen problemas menores pero que ya están medicados con dos o tres principios activos diferentes.

“Por ejemplo, ante la situación de un niño de un año con resfrío y fiebre, sus padres llaman al servicio de atención domiciliaria y su hijo es medicado con antitérmicos. Al día siguiente vuelven a llamar por el mismo cuadro, que razonablemente está igual. Entonces el médico que atiende al niño en esa oportunidad le agrega algún descongestivo. Al tercer día, una tía le agrega antibiótico. Resumen: llegan al tercer o cuarto día al consultorio con el niño en proceso de curación, lo cual es lógico, pero medicado con tres o cuatro drogas”, indicó.

Calvo manifestó que las culpas son compartidas entre familiares y médicos. “Creo que es parte de la cultura de este siglo 21, cuando todo debe llegar ya, no existe la paciencia para esperar que las enfermedades menores cumplan su ciclo biológico”, opinó.

En tanto, Marcelo Sársfield, también pediatra, indicó que existen determinados tratamientos que sí requieren la utilización de polifarmacia con fines absolutamente terapéuticos, y esto debe ser respetado y cumplido como corresponde.

Además, destacó que la administración de varios medicamentos al mismo tiempo, sobre todo si son tres o más, trae o puede traer consecuencias indeseables. “Las llamadas reacciones secundarias ocurren en el 25 por ciento de estos pacientes. Inclusive es una de la principales causas de internación. Debemos recordar que el mal uso o la mala prescripción de los medicamentos es una forma frecuente de iatrogenia y en esto los médicos, y sobre todo los pediatras, debemos ser sumamente cautos y responsables de los medicamentos que administramos”, agregó.

Los niños en tratamiento deben adecuar su alimentación y ritmo de vida a la cantidad de medicamentos que reciben. “Considero conveniente que los médicos realicen sugerencias a los padres para evitar daños en la polifarmacia, pero también se deben aplicar políticas básicas para el uso racional de los fármacos”, finalizó.

¿Cómo actuar?

Para los niños

– No medicarlos sin consultar con un médico. Si el niño presenta un cuadro de gravedad, la automedicación puede ocultarlo y luego el problema puede conducir a otras complicaciones.

– Ante una diarrea severa, consultar con el médico antes de darle infusiones u otros preparados caseros. Esto puede conducir a deshidrataciones y agravar el cuadro.

– Enseñar a los chicos a cumplir los horarios de toma de medicamentos, a no cambiar los frascos de los remedios.

– Leer bien las indicaciones y darles las dosis indicadas.

– Crear hábitos saludables no sólo en los períodos de toma de medicamentos, sino en la vida diaria. Esto ayudará a evitar muchas enfermedades.

Para la tercera edad

– Cuando los pacientes viajan o se ausentan varios días de su domicilio, se debe tener en cuenta la cantidad de medicamentos que necesitaran para los días que esté ausente, y organizarlos en pastilleros con los nombres y horarios. También, ante la posibilidad de alguna eventualidad, se recomienda llevar un pequeño resumen de su historia clínica.

– No olvidar cuáles son los medicamentos que se deben tomar en ayunas y respetarlo. Y lo mismo para aquellos que deban ingerirse después de alguna comida.

– Crear hábitos y horarios accesibles para la toma de medicamentos. En el caso de que el paciente tenga alteradas sus facultades cognitivas, estos deben ser administrados y controlados por familiares o personal entrenado.

– Cada vez que se visite a un nuevo médico, se le debe decir cuál es la medicación que toma el paciente, con el objetivo de que no recete la misma droga pero con otro nombre comercial.

– Llevar hábitos saludables. Evitar la sal en exceso y las frituras.

Romina Martoglio

La Voz del Interior 11-07-12

Medicamentos en busca de enfermedad

El fraude por el que GlaxoSmithKline debe pagar una multa astronómica obedece a la estrategia de ‘crear’ patologías para vender más. El Paxil se presentó como ‘la píldora de la timidez’ .

La imagen de la Big Pharma ha sufrido un nuevo golpe. Dos grandes laboratorios farmacéuticos, GlaxoSmithKline y Abbott, han aceptado en las últimas semanas pagar multas astronómicas por haber incurrido en graves malas prácticas en la promoción y venta de medicamentos. Ambas compañías se han reconocido culpables y han aceptado sendos acuerdos extrajudiciales para evitar males mayores, en el caso de que los procesos que se seguían contra ellas llegaran a juicio. Las malas prácticas reconocidas incluyen vender medicamentos para patologías en las que no están indicados, pagar a los médicos dádivas y sobornos para que los prescriban y, lo que es más grave, ocultar la existencia de efectos adversos.

En el trasfondo de estas multas multimillonarias subyace el giro estratégico emprendido por algunos laboratorios a finales de los años ochenta para incrementar los beneficios, no por la vía de obtener nuevos y mejores fármacos, algo que resulta cada vez más costoso, sino por la de conseguir nuevas indicaciones para sus viejos medicamentos. Esta estrategia incluye la creación artificial de enfermedades, lo que en inglés se conoce como disease mongering, es decir, el intento, muchas veces culminado con éxito, de convertir procesos naturales en la vida como la menopausia, la tristeza o la timidez, en patologías susceptibles de ser tratadas con fármacos.

EE UU castiga las dádivas a médicos o la ocultación de efectos indeseados

Dos casos han contribuido a afianzar la imagen de villana que acompaña a la Big Pharma, para disgusto de los laboratorios serios y comprometidos, que deploran este tipo de comportamientos. El papel de héroe lo ha asumido en este caso el Gobierno de Estados Unidos, que bajo la presidencia del demócrata Bill Clinton decidió acabar con los abusos y desmanes en que incurrían algunas farmacéuticas dispuestas a saltarse las normas de la ética e incluso la ley para preservar la cuenta de resultados.

GlaxoSmithKline, la tercera mayor farmacéutica del mundo, con una facturación de 33.998 millones de euros en 2010, tendrá que pagar ahora 2.400 millones de euros por haber promovido durante años la prescripción en menores de un antidepresivo, el Paxil, autorizado únicamente para adultos por los efectos adversos demostrados en pacientes jóvenes; por haber indicado otro medicamento, el Wellbutrin, para procesos en los que no tenía actividad terapéutica demostrada, como la obesidad o la disfunción sexual; y por haber ocultado que uno de sus medicamentos más vendidos, el Avandia, aprobado para tratar la diabetes, aumentaba el riesgo de afección cardiaca.

El de GSK ha sido considerado el mayor fraude de la historia, pero no era el único. En mayo, la farmacéutica Abbott llegó a un acuerdo similar y aceptó pagar una multa de 1.225 millones de euros por haber extendido el uso de un anticonvulsivo aprobado en 1983 para tratar la epilepsia y el trastorno bipolar, a otras patologías en las que no tiene ninguna eficacia probada, como la agitación en ancianos con demencia senil. El laboratorio pagó durante 10 años a médicos y residencias de ancianos para que prescribieran el fármaco. También Pfizer aceptó pagar en 2009 una multa de 1.800 millones de euros por la promoción fraudulenta de otros 13 medicamentos.

En la mayor parte de estos casos subyace una misma estrategia: promover de forma fraudulenta el uso de fármacos en afecciones en las que no están indicados. Y una vez logrado, ocultar los efectos adversos para evitar perder mercado. La comercialización de Paxil en 1999 es un ejemplo paradigmático de disease mongering. Hasta ese momento se reconocía como entidad patológica la agorafobia, un trastorno muy severo por el cual las personas que lo sufren son incapaces de salir de casa y cuando lo hacen, pueden sufrir ataques de pánico. El lanzamiento de Paxil se centró en una nueva entidad, la fobia social, que daba mucho juego puesto que podía abarcar desde formas leves de agorafobia a la simple y llana dificultad para hablar en público. Paxil se presentó con gran acompañamiento mediático como la píldora de la timidez y el laboratorio eligió para su lanzamiento en Europa la ciudad de Londres, capital del reino donde, según el tópico, hay más tímidos.

El Paxil era en realidad un viejo antidepresivo, la paroxetina, que volvía al mercado con nuevos ropajes y, por supuesto, nueva indicación. Cuando desde los foros de salud pública se criticó al laboratorio por esta manipulación, sus responsables culparon a la prensa de la distorsión. Pero en su discurso ante la junta de accionistas, el que entonces era el máximo ejecutivo de la división responsable del nuevo fármaco, Barry Brand, fue bastante más sincero: “El sueño de todo comercial es dar con un mercado por conocer o identificar, y desarrollarlo. Eso es justamente lo que hemos logrado hacer con el síndrome de ansiedad social”, proclamó, entre grandes aplausos. Efectivamente, la evolución de la compañía en Bolsa así lo acreditaba.

En las últimas décadas, la industria se debate entre el viejo paradigma de buscar nuevos o mejores fármacos para las viejas y nuevas enfermedades, algo que resulta muy arriesgado, y el que defienden los ejecutivos más agresivos, muchos de los cuales no tienen ninguna relación con la farmacología, partidarios de recurrir a otras estrategias para aumentar los beneficios. Así se ha pasado muchas veces del viejo paradigma de “enfermedad en busca de medicamento” al mucho más lucrativo de “medicamento en busca de enfermedad”.

Esta estrategia, objeto de numerosos artículos en las revistas médicas, suele articularse en tres fases. En la primera se trata de identificar las patologías, próximas o no a la indicación inicial, en las que podría justificarse de algún modo la prescripción del fármaco. La segunda consiste en colonizar los medios de comunicación con estudios, reportajes y entrevistas, de apariencia independiente, sobre la importancia social de la patología a tratar, y lo mucho que sufren quienes las sufren. Una vez sensibilizada la población y las autoridades sanitarias, se pasa a la tercera fase: ofrecer la solución. Para lograr este círculo virtuoso es importante contar, si es posible, con el concurso de los propios pacientes.

En 1999 la oficina de Nueva York de PRNews contabilizó un millón de menciones del nuevo fármaco Paxil, el único aprobado hasta ese momento contra la ansiedad social. Una investigación posterior del diario The Washington Post reveló que entre 1997 y 1998 se habían publicado más de 50 reportajes extensos en la prensa norteamericana sobre lo terrible que era la ansiedad social y lo mucho que estaba aumentando.

A esa época pertenecen también los dos fármacos que mejor simbolizan los grandes réditos de esta estrategia: Viagra y Prozac. Poco antes del lanzamiento de Viagra, los problemas de la disfunción eréctil tuvieron una sorprendente atención en los medios de comunicación. Entre los estudios de mayor eco mediático figuraba uno que revelaba que nada menos que el 72% de los hombres entre 40 y 70 años de Estados Unidos sufrían algún tipo de dificultad a la hora de conseguir la erección, lo cual resultaba terriblemente alarmante para los expertos que opinaban sobre el tema. La píldora azul ha tenido tal éxito que no solo se prescribe en los casos de auténtica disfunción eréctil, sino en muchos otros en los que es dudoso que tenga alguna eficacia. Últimamente se usa también con fines recreativos, para prolongar la erección. No existen estadísticas precisas de las víctimas, incluso mortales, de estos abusos, pero las hay.

La fluoxetina, el principio activo de Prozac, se aprobó en Estados Unidos en 1992. Llegó a España en 1997 precedida por una intensa y exitosa campaña que incluía menciones elogiosas en obras literarias y cinematográficas. La comercialización de Prozac incorporó una novedad: por primera vez los laboratorios no se dirigían a los médicos para aumentar la prescripción, sino a los posibles usuarios. Como era de esperar, batió el récord de progresión de ventas de un fármaco. Ya en el primer año se vendieron dos millones de unidades, la mayor parte con cargo a la Seguridad Social, a la que se le pasó una factura de 9.200 millones de pesetas.

Para hacerse una idea de lo que esa cifra representa basta con recordar que el lanzamiento de Prozac coincidió con la promulgación de la normativa que introducía en España la comercialización de genéricos y el sistema de precios de referencia. La aplicación combinada de esas dos medidas debía producir el primer año un ahorro de 8.000 millones. Prozac se comió todo el ahorro previsto.

Siguiendo fielmente la pauta del disease mongering se presentó también el fármaco que debía ayudar a las mujeres a superar esa fase tan terrible de la vida que es la menopausia, protegerlas del infarto y la osteoporosis y garantizarles poco menos que la eterna juventud: la controvertida terapia hormonal sustitutoria. De nuevo llegó al mercado precedida de un gran número de reportajes e informes sobre las consecuencias de la menopausia, que no solo trae sofocos, sequedad vaginal, aumento de peso y dificultades para dormir, sino graves riesgos para la salud. Varios estudios habían mostrado que la caída de estrógenos tras la menopausia hace perder a las mujeres la protección que tenían frente al infarto y acelera la pérdida de masa ósea. Todo ello era cierto, pero no lo era tanto que el nuevo fármaco tuviera los efectos protectores que proclamaba. A pesar de ello, se presentó como la gran panacea. Como ocurrió en otros países, los jefes de ginecología de los principales hospitales españoles convocaron a la prensa para recomendar que la terapia fuera administrada con carácter preventivo a todas las mujeres a partir de los 50 años y por un periodo de por lo menos 10. Afortunadamente, la Seguridad Social no les hizo caso.

Durante los años siguientes se produjo un goteo de estudios que alertaban de los posibles efectos adversos de esta terapia. En 2002, cuando en España ya la habían tomado más de 600.000 mujeres y en Estados Unidos más de 20 millones, llegó el “jarro de agua fría a la eterna juventud femenina”, para utilizar la expresión con que tituló la crónica el diario The New York Times. La FDA interrumpió de golpe un estudio en el que participaban 16.000 mujeres, el Women Health Iniciative, que debía demostrar todas las bondades y efectos preventivos por los que se estaba recetando. El estudio debía finalizar en 2005, pero los resultados preliminares indicaban que el tratamiento no solo no tenía los efectos protectores sino que a partir de los 5,2 años de tratamiento, aumentaba el riesgo de sufrir cáncer de mama invasivo y accidente cerebro-vascular. Con el tiempo se ha visto que el fármaco tiene su utilidad en casos muy concretos y muy cuidadosamente evaluados, pero nunca debe administrarse, como se pretendió, como tratamiento preventivo con carácter general y menos como “píldora” para combatir el miedo a envejecer.

Mientras tanto, nuevos síndromes han aparecido y son objeto de intensas campañas para que se les reconozca como patología tratada. Nuevos fármacos se suman a la estrategia del disease mongering. La polémica se centra ahora en el amplio abanico de los trastornos de la personalidad, el desorden bipolar y el déficit de atención.

Efectos adversos que no debían salir a la luz

En 2004 se supo que GSK había ocultado que entre los niños y adolescentes tratados con Paxil se producía una mayor tasa de pensamientos y conductas suicidas. Al ser descubierta, la compañía llegó a un acuerdo extrajudicial y se comprometió a publicar todos los datos de sus estudios clínicos. Mientras tanto, la investigación de este y otros casos motivó en 2007 un cambio legislativo en Estados Unidos que obligó a las farmacéuticas a publicar todos los datos de los estudios clínicos que hicieran. Esta normativa es la que permitió descubrir que GSK había ocultado también datos comprometedores de su fármaco Avandia, que se recetaba para tratar la diabetes.

La farmacéutica había iniciado en 1999 un estudio secreto para averiguar si Avandia era más seguro que su competidor Actos, de la empresa Takeda. Los resultados fueron desastrosos: no solo no era más eficaz, sino que presentaba un significativo mayor riesgo de daño cardiaco. Estos resultados deberían haberse comunicado a las autoridades sanitarias, pero en lugar de hacerlo, la compañía hizo todo tipo de maniobras para evitar que trascendieran. Una investigación del diario The New York Times reveló en 2010 diversos correos internos entre directivos en los que se advertía de que los datos del estudio no debían ver, bajo ningún concepto, “la luz del día”.

Los riesgos de Avandia fueron confirmados en un estudio independiente de un cardiólogo de Cleveland. GSK reconoció que conocía los riesgos de Avandia desde 2005, pero las investigaciones posteriores indican que la compañía ya tenía conocimiento de los efectos adversos no declarados desde antes de su comercialización, en 1999, y no solo permitió que se prescribiera sin ninguna advertencia, sino que hizo todo lo posible por ocultarlo sabiendo que había alternativas más seguras para los pacientes.

Que Avandia mantuviera su cuota de mercado era una cuestión estratégica para GSK, en un momento en que su portafolio estaba huérfano de nuevos productos. Entre los documentos conocidos ahora figura un informe interno, en el que la compañía evaluaba el coste que tendría la revelación de los efectos adversos: 600 millones de dólares solo entre 2002 y 2004.

En la misma época que el Paxil se comercializó toda una oleada de fármacos conocidos como las píldoras de la felicidad destinados a librarnos, a golpe de pastilla, de las angustias, temores, fobias y frustraciones que inevitablemente nos acompañan en la vida. En la mayoría de los casos eran principios activos con eficacia demostrada en muy acotadas patologías. El objetivo de la estrategia de comercialización era ampliar todo lo posible el campo terapéutico a cubrir.

Milagros Pérez Oliva

El País, 09-07-12

En camino la vacuna argentina contra la giardiasis

Una vacuna oral contra el parásito que causa una de las diarreas más comunes en países en desarrollo ha sido desarrollada por científicos del CONICET y de la Universidad Católica de Córdoba. Ahora buscan probarla en humanos.

En 2008, el investigador del CONICET Hugo Luján publicó un trabajo en la revista Nature revelando cómo el parásito Giardia lamblia cambia de “disfraces” para evadir el sistema inmune. Ese microorganismo es el agente responsable de la giardasis, una de las causas más comunes de diarrea en países en desarrollo.

Desde entonces, el equipo de Luján ha logrado desarrollar una vacuna para uso en animales domésticos, unas de las fuentes más importantes de contaminación por el parásito. “Los resultados de dos años de estudios en perros y gatos demuestran que la vacuna es útil preventiva y curativamente”, indicó a la Agencia CyTA el doctor Luján, quien se desempeña como profesor de la Universidad Católica de Córdoba.

La vacuna ya fue testeada con éxito en animales de laboratorio, tal como publicó en 2010 Nature Medicine.

Además de ocasionar diarrea, los síntomas más comunes que provoca Giardia lamblia son gases, malestar general y dolores abdominales. En el organismo, el parásito afecta la absorción de nutrientes y en casos crónicos puede provocar un cuadro de desnutrición, especialmente en niños. Se estima que unas 200 millones de personas se infectan cada año con este parásito.

El producto se administra por vía oral, como pastilla, una característica clave para que pueda ser aplicada sin dificultad y conservada a temperatura ambiente, sobre todo en países pobres.

“Ahora resulta necesario probar su eficacia en ensayos clínicos en humanos, bajo estrictas medidas de seguridad y regulaciones éticas. Pero para esos estudios necesitamos la colaboración de las empresas privadas con experiencia en el tema”, señaló Luján.

(06/07/12 – Agencia CyTA – Instituto Leloir)-

Mitos, mitificaciones y mitómanos

Apuntes sobre la despenalización de la tenencia para uso personal.

 Por Rafael Bielsa

Sería necesario, en el marco de la discusión abierta sobre la despenalización de drogas en el país, comprender la complejidad que tiene el fenómeno del uso problemático de sustancias psicoactivas y estupefacientes, esto es, poder pensar en las diferentes situaciones y condiciones en las que este proceso se manifiesta; según las personas involucradas sean adolescentes, jóvenes o adultos; sean de clases medias, altas o vulnerables; según las motivaciones que iniciaron y continuaron siendo el sostén del consumo-abuso; según drogas; según lugares. Es importante comprender que cuando nos referimos al problema de las drogas, consideramos situaciones de consumo disímiles en términos socioambientales y de acceso a la salud, que requieren respuestas diferenciadas. Por lo tanto, para hablar de un tema en el que “no se debe pegar por debajo del cinturón”, es necesario ser precisos y hacer afirmaciones sustentables por evidencias comprobables. Si no lo hacemos, gastaremos mal el dinero público y nos alejaremos de los efectos sobre la realidad perseguidos.

Una consigna que pareciera dividir aguas y que se presenta como un diagnóstico per se, por quienes lo declaman como una denuncia pública, es sostener que Argentina es un país de consumo. Todos los países del mundo son países de consumo. No existe sociedad en la cual no esté presente el consumo de sustancias psicoactivas, porque el consumo de elementos naturales o sintéticos, de producción farmacológica o de elaboración ilícita, que modifican el sistema nervioso central, ya sea para estimularlo, deprimirlo, tranquilizarlo o alucinarlo, se ha presentado perennemente. Lo que van cambiando son las sustancias, los modos de usos y las dificultades que conllevan.

El tema –entonces– y tomándolo con responsabilidad, es saber cuáles son los problemas que nuestro país tiene respecto del consumo y abuso por un lado, y cuáles son los problemas que se vinculan con el tráfico ilícito de drogas, y al desvío de precursores y actividades conexas. Qué le corresponde al derecho penal y qué al derecho no penal. Cuándo es un tema sanitario, de promoción de estilos de vida saludables y de prevención o de asistencia a las adicciones, o de reducción de daños. Cuándo lo es de las fuerzas policiales o de seguridad, de medidas de control. Los problemas derivados de la demanda y de la oferta ilícita de drogas conforman un mundo en el que no hay lugar para el voluntarismo, para el lenguaje aproximativo ni para la manipulación. Un mundo trágico y punzante. Ningún consumo abusivo es motivo de celebración, como no lo es un laboratorio clandestino de elaboración de cocaína o de éxtasis. Dicho lo que antecede, un mínimo respeto por la materia obliga a no combinar peras con días jueves como si se tratara de entidades comparables.

Debatir públicamente la descriminalización de la tenencia para consumo personal de determinadas cantidades de estupefacientes, sin que ello implique daños a terceros, que la Corte ha declarado compatible con la Constitución, no autoriza a emplear erróneamente datos inexactos para fundar el criterio penalizador.

Se suele afirmar que “… según las Naciones Unidas, el 2,8 por ciento de las personas adultas en la Argentina consume cocaína con regularidad (aproximadamente 1 millón de personas) y más del 8 por ciento consume marihuana, niveles de prevalencia líderes en la región y similares a los de Estados Unidos y España”. Es necesario aclarar que, en el Informe mencionado, la cifra del consumo de cocaína es del 2,6 por ciento, que equivale a unas 444 mil personas y del 7,2 por ciento de marihuana. Por añadidura, esas cifras son del año 2006, siendo que el país ya le había informado al Organismo los datos del año 2008, que ubica el consumo de cocaína alrededor del 1 por ciento, magnitud confirmada en la estimación del 2010.

No es cierto, por consiguiente, que “el narcotráfico hizo de la Argentina el primer consumidor de cocaína y marihuana por habitante de América latina”, tal como se escribe, dice y repite. Habiendo precisado lo que antecede, estamos muy lejos de negar la existencia de un problema serio, y no estamos cómodos frente a los niveles de consumo alcanzados. Es nuestra obligación denunciar la utilización de cifras inexactas, cuando la actitud responsable es no llevar el miedo hasta la frontera de la ignorancia para transformarlo en el terror que, con tanta asiduidad, prefiere las soluciones institucionales duras por sobre las correctas. Se ha dicho en Uruguay: “La política de seguridad no puede estar construida sobre el temor, ni ser una respuesta intempestiva a éste”. Acordamos y promovemos que la despenalización, cuando llegue, debe ser acompañada por una mayor energía en materia penal contra el delito económico del narcotráfico, pero no contra el eslabón menos relevante (que de todos modos permite cumplir con la estadística policial) de la cadena. Las leyes no deben promover que a los que deben instar su aplicación les alcance con lo más cómodo (cuando no lo ilícito, pero redituable) por sobre lo más efectivo.

Es también cotidiano asociar cierto tipo de sustancias con la violencia e inseguridad. Así, se alimentan con más bambolla que evidencia empírica los estereotipos que enlazan a los pobres con el paco, al paco con el delito y a los perjudicados con las clases medias. Pobreza, crimen y droga, el nuevo esperpento goyesco de este siglo; “feos, sucios y malos”, como el título de aquella película neorrealista de Ettore Scola. Los datos disponibles indican que no todos los delitos son atribuibles al abuso de drogas, menos aún los homicidios. Al respecto se informa que no existen estudios que permitan evaluar la influencia del uso indebido de sustancias en el incremento del delito común y en su agresividad. Sin embargo, es posible informar acerca de los resultados del Estudio Nacional en Población Privada de Libertad en recintos penitenciarios provinciales del país que esta Secretaría de Estado realizó en el año 2009. Esos datos estarían indicando que los delitos que se cometieron están mayormente asociados con el alcohol y con las pastillas.

Nos encontramos entonces con una realidad que nos muestra concomitantemente a adolescentes de clases medias que abusan de alcohol, que mezclan con bebidas energizantes y pastillas tipo éxtasis, accidentes de autos y motos, muertes prematuras, intoxicaciones alcohólicas, sobredosis en los espacios donde debieron divertirse y enamorarse (espacios públicos que junto con el barrio son un factor clave de socialización). Adultos que consumen cocaína o benzodiacepinas para sostener la performance social de alta exigencia, el éxito laboral y familiar. Adultos y jóvenes deprimidos, sin horizonte y con sus vidas a cuestas. Adultos y jóvenes que consumen ocasionalmente, como complemento de espacios recreativos, creativos, lúdicos. Marihuana, cocaína, alcohol eventualmente acompañan estos espacios. Pero donde aparece el paco como marca de agua, esa que atraviesa todos los relatos de una historia, el consumo siempre es una síntesis feroz de todos los fracasos, de todos los abandonos y las malas praxis.

La oficinesca y apoltronada propuesta de sancionar pecuniariamente por la vía administrativa a cada uno de estos sujetos, ¿cómo se cristaliza? ¿Cómo volver semejante lo que intrínsecamente es diverso? No se trata de obligar a iniciar un tratamiento o a pagar multas, porque no siempre hay un sujeto. No es volición, es posibilidad. La desazón más grande de la adicción es la negación consciente o inconsciente de “formar parte”, de “estar” en determinadas condiciones. Es una fisura, que atraviesa lo personal y lo social. Todas las ideas son bienvenidas, pero en esta materia no lo son tanto las que se sabe impracticables e inconducentes. Esta es una materia cuya dinámica obliga al Estado muchas veces a correr el fenómeno desde atrás; nada hace aconsejable considerar una buena estrategia ceder la iniciativa a lo que debemos afrontar y enfrentar.

La especificación de las cantidades de drogas a partir de las cuales se define la tenencia para consumo o para tráfico es un aspecto que no tiene soluciones únicas (es una lástima, porque si lo tuviera todo sería más fácil) ni consenso internacional. En Portugal, por ejemplo, la definición se establece a partir de la cantidad por tipo de sustancia que la persona necesitaría para consumir durante diez días. Los especialistas reconocen la relativa utilidad de estas convenciones, que varían según países, porque siempre la evaluación de la cantidad que una persona tenga o porte, no puede estar disociada de información de contexto en cada hecho puntual.

Para finalizar, en Villa Palito (La Matanza) un acreditado referente social relata que una madre, frente al féretro de su hijo muerto en forma violenta, consumidor consumado y consumido, le gritaba, pasándole la mano por el rostro: “¡¿No te alcanzó con mi amor?!”. En ese instante llegó el papá al velatorio, separado de la mamá, consumidor a su vez. La mujer, mutilada en sus sentimientos, le aferró la mano y la restregó sobre el rostro del hijo muerto de ambos: “¡Esto era todo lo que te pedía, una caricia, eso era todo!”. También en La Matanza, preguntada para que manifieste cuál era a su juicio el elemento donde comienza el consumo abusivo, una operadora territorial contesta: “El mismo donde termina: el amor. Cuando falta sucede lo que sucede, cuando aparece, las cosas empiezan a cambiar para mejor”. Sabiéndolo de primera mano, no hay excusas para mezclar los planos político partidarios con la tragedia, ni tampoco para amaestrar ideología con datos empíricos no validables.

 “Página/12” 09-07-12