Córdoba: Cuando la polifarmacia se instala en la vida

Según la etapa. En la tercera edad, la ingesta de múltiples remedios es una necesidad derivada del normal envejecimiento del organismo. En los niños y adolescentes, está más ligada a la automedicación.

“Desde hace dos o tres años tomo cuatro medicamentos diarios: uno para la arritmia, dos para los mareos (tuve un ACV cerebeloso), uno para la tensión y medio para el colesterol”, cuenta María Elena Tinirello, de 83 años. Y agrega: “Los coloco en un ordenador diario y no me molesta tomarlos, estoy acostumbrada y es difícil que me olvide. Además, me cuido en las comidas: todo sin sal y nada frito”.

La realidad de María Elena es la de la mayoría de los adultos mayores de todo el mundo. Jorge Miretti, médico geriatra, manifesto: ¨Todos los cambios fisiológicos que aparecen con el correr de los años llevan al envejecimiento y/o alteración de los principales sistemas de este grupo etario: circulatorio, respiratorio, osteomioarticular, nervioso central, digestivo, genitourinario; lo cual conduce a ingerir distintos medicamentos¨.

Así, esta rutina debe estar correctamente ordenada para que el organismo no acuse consecuencias, en muchos casos irremediables.

En este sentido, Adolfo Moyano Crespo, especialista en gerontología e integrante del staff médico de Sanatorio Allende, dijo que es muy frecuente que los pacientes de tercera edad tengan problemas con el exceso de medicamentos prescriptos por uno o varios especialistas por distintas patologías sin tener en cuenta la superposición, potenciación de efectos, metabolismo, biodisponibilidad y toxicidad.

El especialista indicó que el promedio de medicamentos que toma una persona de más de 65 años de edad es de tres, llegando en muchos casos a tomar hasta diez medicamentos diarios diferentes.

Ambos profesionales indicaron que las patologías más frecuentes en adultos mayores, que conducen inevitablemente a la polifarmacia, son artrosis, hipertensión arterial, diabetes, dislipemias, patologías del aparato digestivo, osteoporosis, hipotiroidismo, trastornos de la memoria, síndrome prostático, neoplasias, entre otras.

Reacciones adversas. Moyano Crespo afirmó que la ingesta diaria de varios medicamentos conduce a la competencia entre los distintos fármacos por los lugares de excreción (riñón, hígado, tubo digestivo) y metabolismos de los mismos en el organismo. ¨Esto produce problemas de depósito o enlentecimiento en la eliminación y prolongación de los efectos farmacológicos, efectos adversos y tóxicos que con frecuencia pueden ser graves para la vida del paciente¨.

En este sentido, Miretti destacó que la polifarmacia aumenta el riesgo de reacciones adversas, morbimortalidad y puede conducir a la alteración de ciertos mecanismos homeostáticos (falta de equilibrio interno).

“El único resultado posible de una buena prescripción es el bienestar de la persona. El efecto contrario puede conducir a somnolencia, desorientación, estupor, hipotensión arterial, trastornos de la marcha, caídas, ansiedad y, en casos más graves, el coma. Debemos adaptar la medicación al paciente y no el paciente a la medicación”, subrayó.

¿Qué ocurre con los niños? En la edad pediátrica y en la adolescencia, en tanto, la polifarmacia está más ligada a la automedicación por parte de los papás.

En ese sentido, Bernardo Calvo, especialista en pediatría y neonatología del Sanatorio Allende dijo que es muy frecuente que lleguen al consultorio pacientes de distintas edades que tienen problemas menores pero que ya están medicados con dos o tres principios activos diferentes.

“Por ejemplo, ante la situación de un niño de un año con resfrío y fiebre, sus padres llaman al servicio de atención domiciliaria y su hijo es medicado con antitérmicos. Al día siguiente vuelven a llamar por el mismo cuadro, que razonablemente está igual. Entonces el médico que atiende al niño en esa oportunidad le agrega algún descongestivo. Al tercer día, una tía le agrega antibiótico. Resumen: llegan al tercer o cuarto día al consultorio con el niño en proceso de curación, lo cual es lógico, pero medicado con tres o cuatro drogas”, indicó.

Calvo manifestó que las culpas son compartidas entre familiares y médicos. “Creo que es parte de la cultura de este siglo 21, cuando todo debe llegar ya, no existe la paciencia para esperar que las enfermedades menores cumplan su ciclo biológico”, opinó.

En tanto, Marcelo Sársfield, también pediatra, indicó que existen determinados tratamientos que sí requieren la utilización de polifarmacia con fines absolutamente terapéuticos, y esto debe ser respetado y cumplido como corresponde.

Además, destacó que la administración de varios medicamentos al mismo tiempo, sobre todo si son tres o más, trae o puede traer consecuencias indeseables. “Las llamadas reacciones secundarias ocurren en el 25 por ciento de estos pacientes. Inclusive es una de la principales causas de internación. Debemos recordar que el mal uso o la mala prescripción de los medicamentos es una forma frecuente de iatrogenia y en esto los médicos, y sobre todo los pediatras, debemos ser sumamente cautos y responsables de los medicamentos que administramos”, agregó.

Los niños en tratamiento deben adecuar su alimentación y ritmo de vida a la cantidad de medicamentos que reciben. “Considero conveniente que los médicos realicen sugerencias a los padres para evitar daños en la polifarmacia, pero también se deben aplicar políticas básicas para el uso racional de los fármacos”, finalizó.

¿Cómo actuar?

Para los niños

– No medicarlos sin consultar con un médico. Si el niño presenta un cuadro de gravedad, la automedicación puede ocultarlo y luego el problema puede conducir a otras complicaciones.

– Ante una diarrea severa, consultar con el médico antes de darle infusiones u otros preparados caseros. Esto puede conducir a deshidrataciones y agravar el cuadro.

– Enseñar a los chicos a cumplir los horarios de toma de medicamentos, a no cambiar los frascos de los remedios.

– Leer bien las indicaciones y darles las dosis indicadas.

– Crear hábitos saludables no sólo en los períodos de toma de medicamentos, sino en la vida diaria. Esto ayudará a evitar muchas enfermedades.

Para la tercera edad

– Cuando los pacientes viajan o se ausentan varios días de su domicilio, se debe tener en cuenta la cantidad de medicamentos que necesitaran para los días que esté ausente, y organizarlos en pastilleros con los nombres y horarios. También, ante la posibilidad de alguna eventualidad, se recomienda llevar un pequeño resumen de su historia clínica.

– No olvidar cuáles son los medicamentos que se deben tomar en ayunas y respetarlo. Y lo mismo para aquellos que deban ingerirse después de alguna comida.

– Crear hábitos y horarios accesibles para la toma de medicamentos. En el caso de que el paciente tenga alteradas sus facultades cognitivas, estos deben ser administrados y controlados por familiares o personal entrenado.

– Cada vez que se visite a un nuevo médico, se le debe decir cuál es la medicación que toma el paciente, con el objetivo de que no recete la misma droga pero con otro nombre comercial.

– Llevar hábitos saludables. Evitar la sal en exceso y las frituras.

Romina Martoglio

La Voz del Interior 11-07-12