Varios estudios científicos afirman que guardar los remedios sobrantes induce a la automedicación, que sin prescripción médica puede provocar daños en la salud. Ante esto la Federación Argentina de Cámaras de Farmacia (FACAF) elaboró recomendaciones sobre cómo tratar los medicamentos en hogares, pues “guardarlos en forma incorrecta puede resultar peligroso para la salud” y desecharlos en forma indebida “arrastra inconvenientes en el medio ambiente”.
Pero tirar los medicamentos en desuso a la basura o al inodoro resulta una maniobra directa para la contaminación de napas e, inclusive, para en el agua potable tratada para el consumo.
Lombardo dijo que según relevamientos recientes se calcula que, en promedio, en las aguas residuales hay restos de más de 20 fármacos distintos, que varían según el país y los hábitos de consumo.
Por eso, el Centro de Propietarios de Farmacias de Villa Mercedes (Cenprofar), entidad puntana miembro de la FACAF, suscribió un convenio para la disposición final de los fármacos bajo la premisa “un medicamento vencido más que un remedio es un residuo”.
La comuna y el Centro de Propietarios de Farmacias de esa ciudad lanzaron una campaña de recolección de medicamentos vencidos (Remeven), invitando a la población a depositarlos en contenedores dispuestos en 62 de las 70 farmacias de la ciudad.
El titular del Cenprofar, Fabián Bautista, explicó que en esos contenedores se podrán dejar los remedios en desuso en cualquiera de sus formatos: gel, crema, píldoras, jarabes, ampollas y otros.
Lombardo dijo que guardar sobrantes de medicamentos en casa “nos predispone a volver a consumir el fármaco sin la prescripción médica correspondiente, es decir, nos lleva a la automedicación”, cuyo riesgo más habituales son la gastritis y las hemorragias digestivas, entre otros efectos adversos.
El informe de la FACAF incluye los ansiolíticos, pues la persona que ya no los consume suele recomendarlos a amigos o parientes y causarles serios problemas de salud, por su poder depresor del sistema nervioso central.
Guardar remedios en desuso implica además un “potencial riesgo” para chicos y mascotas, que pueden hallarlos y tomarlos de manera accidental, advirtió Lombardo.
Y tomar jarabes luego de dos semanas, meses o años después de abrirlos por primera vez pueden causar intoxicaciones, diarreas y enfermedades en la piel como la urticaria.
El tratamiento y disposición final de los fármacos también “requiere de un cuidado especial”, indicó Lombardo.
Investigaciones de varias universidades e institutos coinciden en que algunos de los fármacos que se pueden hallar en el medio ambiente son aminofilina, atenolol, beclometasona, clorfenamina, clotrimazol, cocaína, codeína, diclofenaco, furosemida, paracetamol, sulfametoxazol, tamoxifeno, teofilina y trimetoprim.
En los últimos años, expuso Lombardo, se han identificado numerosos residuos de medicinas y de sus metabolitos en aguas residuales, en ríos y otras corrientes superficiales e incluso en aguas potables tratadas.
“Es frecuente en los hogares la eliminación inadecuada de los remedios caducados o de restos en las cajas y envases. A menudo se tiran a la basura o al inodoro, por lo que pueden acceder al aire, al suelo y a las aguas superficiales y subterráneas”, alertó.
A partir de este diagnóstico la FACAF difundió recomendaciones para tener en cuenta en los hogares, como no ingerir medicamentos si presentan cambios en su aspecto o si hay pérdidas o señales de manipulación en los sellos de los envases.
Fuente: Agencia Télam – 14-02-2014