Pese a no tener una acción terapéutica, hay sustancias o procedimientos que, por la sola confianza de quien se somete a ellos, producen un bienestar. Son los placebos. Especialistas explicaron a Infobae la causa de su éxito. Qué es el efecto nocebo
Por Valeria Chavez
Pueden ser usados en práctica médica –aunque en la Argentina está prohibido por ley- o en investigación científica y tienen la particularidad de que quien los consume cree tan fervientemente en sus potenciales cualidades que el efecto deseado llega casi como de manera inevitable.
Son los llamados placebos.
El término “placebo” proviene del verbo latino “placere”, que significa “complacer”, por lo que bien podría decirse que cuando nos complacen nos sentimos bien.
Según la Real Academia Española, un placebo es “una sustancia que, careciendo por sí misma de acción terapéutica, produce algún efecto curativo en el enfermo, si este la recibe convencido de que esa sustancia posee realmente tal acción”.
Consultado por Infobae, el doctor Santiago Pérez Lloret (MN 113668), médico farmacólogo, definió que “lo que provoca un placebo es un efecto fisiológico o psicológico que se observa cuando tomamos una sustancia o nos sometemos a un procedimiento que en sí mismo no tienen un efecto propio”.
El investigador del Conicet, del Instituto Fleni y la Universidad Católica Argentina (UCA) ejemplificó: “Si a un paciente con dolor le damos un vaso de agua y le decimos que en él diluimos una sustancia para calmar su dolencia, es probable que refiera menos dolor. El efecto es genuino pero no por la intervención de lo que se le administró sino por lo que el paciente cree sobre eso que se le dio”.
“Dentro de la neurofisiología es posible demostrar que la creencia del paciente modifica la fisiología cerebral (por ejemplo estimulando la generación de dopamina) y eso modifica la fisiología del organismo (dolor)”, especificó Pérez Lloret.
Los placebos se usan en dos ámbitos: en práctica médica e investigación.
Sin embargo, de acuerdo a la ley de práctica médica de la Argentina, un médico no puede dar a un paciente una sustancia inocua diciendo que eso va a mejorar su estado. “Aun así, se cree que cuando le damos un medicamento con eficacia demostrada a un paciente, la salud mejora no solamente por el medicamento si no por la creencia que el paciente tiene en el producto y la confianza en el médico”, insistió el especialista.
Tras asegurar que en el tema “hay zonas grises”, como la homeopatía, la acupuntura y demás variedades de medicinas alternativas, en las que “no hay demostración de que lo que se le administra a los pacientes sea efectivo, pero sin embargo el paciente mejora”, Pérez Lloret matizó que “que no haya una demostración científica de su veracidad no significa que no la tengan”.
Acerca del uso de los placebos en investigación, el médico farmacólogo aclaró que “el objetivo de la investiga es obtener nuevos medicamentos que permitan mejorar la salud de la población. Si no hay un beneficio esperable la investigación no está justificada”.
“En este contexto –prosiguió-, los investigadores necesitan emplear los placebos”. Es que cuando se estudia la eficacia de nuevos medicamentos, es necesario descartar que eso no sea un efecto placebo (o sea que quienes participan de la investigación presentan mejoras por el sólo hecho de creer en las bondades del remedio que están recibiendo).
Aquí hay dos alternativas: que un grupo reciba el medicamento nuevo y el otro uno ya conocido, o bien un placebo.
“Siempre desde el punto de vista científico es mejor un placebo porque permite caracterizar bien el efecto del nuevo medicamento”, consideró Pérez Lloret, quien remarcó que “en la investigación el placebo sólo se usa cuando no hay un medicamento eficaz en el mercado o cuando la condición de la persona es muy leve y el paciente puede estar sin tratamiento en un período limitado de tiempo”.
Y destacó que “la utilización del placebo en investigación tiene el beneficio de que los estudios son más cortos (se terminan antes) y se necesita menos pacientes”.
En este punto, el investigador hizo un alto para acentuar que “la investigación clínica es de vital importancia para el avance de la medicina”, al tiempo que aseguró que “los estudios de investigación están regulados por el Gobierno y los comités independientes de ética, por lo que los sujetos tienen derechos y no son meros conejitos de indias”.
Efecto nocebo: ¿lo mismo pero al revés?
Pérez Lloret recalcó que también puede ocurrir lo contrario, que es lo que se conoce como efecto nocebo. Esto es lo que pasa cuando “las creencias del paciente afectan su salud negativamente”.
“Ocurre por ejemplo con la hipertensión”, dijo el especialista y detalló: “Hay casos en que el paciente en su vida habitual no es hipertenso pero cuando va al médico eso le genera estrés y hace que le suba la presión arterial”.
Cuán importante es el rol de la mente
La licenciada en Psicología Cristina Benchetrit (MN 10707), del staff de Espacio Olazábal, dijo a Infobae que “las drogas hacen efecto por dos razones: por su resultado específico y porque quien la toma piensa que lo va a mejorar y lo que ocurre con el placebo es que funciona esta segunda cuestión”.
“Tanto para bien como para mal, cuando creemos que algo va a ocurrir, generamos una serie de conductas que hacen que probablemente ocurra”, insistió la especialista y ejemplificó: “Un dolor muchas veces es sostenido por las conductas y los pensamientos que subyacen a él, por ejemplo, especulamos que algo malo nos está aconteciendo, entonces nos ponemos más ansiosos, hacemos cosas para solucionar el problema, pero no creemos demasiado que vayan a funcionar, y por su puesto eso aumenta el malestar”.
Así es que “el efecto placebo funciona básicamente porque creemos que esa droga nos mejorará, y entonces nos relajamos y eso ya mejora al menos, un 50% la situación”.
Fuente: http://saludable.infobae.com/