La diabetes, ¿cuál es el tratamiento más adecuado?

Escribe Dr. Juan José Prieto, Farmacéutico Nacional

Las alteraciones en el metabolismo de la glucosa se han convertido en un grave problema para millones de individuos de todo el mundo, a tal punto que los expertos sugieren una pandemia.

El 14 de noviembre de cada año se celebra el Día mundial de la Diabetes, fecha introducida por la FID (Federación Internacional de  Diabetes) y la OMS (Organización Mundial de la Salud) en 1991, y que hace referencia al aniversario del nacimiento del médico e investigador canadiense Frederick Banting, quien junto a Charles Best, tuvieron una maravillosa idea que los condujo al descubrimiento,  en  1921, de la Insulina, hormona que permite tratar a los diabéticos, mejorando su calidad y cantidad de vida.

 Ante el preocupante aumento de esta afección a nivel mundial es que se decidió trabajar en el tema, por lo que se eligió un día para conmemorarlo y desde entonces el evento  ha crecido  en popularidad; en este marco se da información sobre la enfermedad y se realizan distintas actividades con el fin de concientizar a la población de lo importante que es optar por hábitos saludables, reduciendo de este modo el riesgo de adquirir esta  dolencia, o, retrasarla.

Las alteraciones en el metabolismo de la glucosa se han convertido en un grave problema para millones de individuos de todo el mundo, a tal punto que los expertos sugieren una pandemia.

La Sociedad Argentina de Diabetes (SAD) alertó sobre la importancia de los controles y los tratamientos adecuados de la diabetes en la adultez, para evitar enfermedades de la vista, renales, neuropatías y cardíacas de riesgo. Además, reiteró la necesidad de controlar los niveles de glucemia en todas las edades para detectar a tiempo la diabetes, pero hizo hincapié en el seguimiento de la enfermedad en los mayores de 65 años, para poder evitar futuras complicaciones que puedan causar la muerte.

Algunas investigaciones – Roger Unger, del centro para la investigación de la diabetes Touchtone de Texas, EEUU – sugieren que las estrategias actuales para controlar la diabetes tipo 2 están condenadas al fracaso si se siguen centrando en reducir los niveles de glucosa en sangre mediante la administración de medicación antidiabética, y en dosis cada vez mayores.

La evidencia científica sugiere que cualquier alternativa terapéutica para evitar y controlar la diabetes tipo 2 pasa por la reducción de la obesidad corporal, más concretamente la abdominal. La grasa que se acumula en el perímetro de la cintura es un indicador de riesgo cardiovascular, y al parecer, también incide decisivamente en la regulación del metabolismo de la glucosa, al igual que en la respuesta de la insulina ante los Hidratos de Carbono, es decir, del proceso que conduce a la diabetes del adulto. Como consecuencia, se observa que la grasa abdominal no es una reserva inerte del exceso de calorías que se ingieren, sino que es muy perjudicial, ya que eleva el riesgo de alteraciones metabólicas que, finalmente, conducen a diversas enfermedades.

En estos pacientes, los adipocitos abdominales están aumentados en número y tamaño, presentando menos receptores de insulina, además, de un mayor nivel de radicales libres, los cuales terminan generando una apoptosis (muerte celular) de las células beta del páncreas (órgano encargado de segregar la insulina endógena). Este proceso denominado lipotoxicidad perjudica el metabolismo de la glucosa y genera una falta de respuesta a la insulina.

Todo esto sugiere la necesidad de modificar la perspectiva glucocéntrica predominante hasta el momento, y, darle más importancia al estudio de la grasa abdominal y con ella a los adipocitos. Por otra parte, se ha constatado que una reducción del peso y con ello la grasa abdominal, repercute positivamente en varios factores de riesgo cardiovascular y de manera muy especial en la normalización del metabolismo de la glucosa, que aparece alterado en los diabéticos tipo 2 y en aquellos pacientes que acaban padeciéndola.

Algunos estudios muestran como estos pacientes modifican su estilo de vida para bajar de peso (mediante dieta y ejercicio) logrando controlar mejor su patología, en comparación con aquellos que se limitan a seguir la terapia convencional, basada sobre todo en fármacos.

El beneficio de la actividad física asociada a una dieta equilibrada e hipocalórica consiste en una perdida importante de la masa grasa, principalmente la abdominal, y, en un incremento de la masa muscular, con un aumento de la sensibilidad a la insulina.

 

Para aquellos pacientes diabéticos tipo 2 que deseen comenzar un programa de entrenamiento tienen que considerar la inclusión de ejercicios aeróbicos de moderada intensidad (caminar, trotar o bicicleta), sesiones de fuerza para aumentar la fuerza muscular, y a no olvidarse de la flexibilidad, tan importante como el resto de los ejercicios sobre todo cuando envejecemos.

Como conclusión, la terapia más racional será la que reduzca el excedente calórico responsable de la hiperinsulinemia  (por el exceso de glucosa en sangre) y la lipogénesis (formación y acumulación de grasa). En el caso de que después de estas intervenciones la glucosa siga alta se requerirá de medicación antidiabética, pero como último recurso.

En esta jornada mundial el mensaje debería enfocarse en concientizar a la población en decir que:

*.-SI a los hábitos saludables; para el caso expuesto dieta y ejercicio, siempre bajo la supervisión de un nutricionista  y preparador físico;

*.-NO al consumo abusivo de medicamentos, a excepción que los prescriba un médico; lo ideal es trabajar en un uso racional del mismo.

Noticias Venado 15-11-12