Pese a que una ley regula la venta en kioscos, los medicamentos de venta libre siguen siendo elegidos para el consumo sin límites ante cualquier malestar.
La ley se aplica a nivel nacional y debe cumplirse según lo estipulado en su contenido.
El consumo de fármacos mediante automedicación es un problema que aqueja a gran parte del país y, en general, al mundo actual. Este malestar es potenciado, en gran medida, por la amplia circulación de los llamados medicamentos de venta libre en kioscos, almacenes y demás espacios que se encuentran por fuera de farmacias bajo la mirada de profesionales.
Cualquier persona tiene la facilidad absoluta de, al sentir un malestar, poder acceder a medicamentos mediante una medicación autoregulada que no es correcta. En Argentina se producen alrededor de 100 mil internaciones al año por esta tendencia a tomar fármacos sin que un médico avale dicho consumo. Año tras año, las cifras de este problema se incrementan sin un control que pueda concretar una solución definitiva para todos.
En 2009 el Congreso aprobó por unanimidad la ley 26.567, que prohibe expresamente la venta de medicamentos en lugares que no sean farmacias, y además, también restringe la presencia de los mismos en góndolas de farmacias y supermercados. En 2013, en nuestro país se vendieron alrededor de 200 millones de unidades de venta libre en blísters, cajas y frascos.
Una encuesta reciente realizada por la Confederación Farmacéutica Argentina arrojó cifras alarmantes.
Según los números, el 82% de quienes fueron encuestados dijeron que tomaban medicamentos de venta libre y que, además, lo hacían sin conocer los efectos adversos que suelen provocar si se los toma al mismo tiempo que otros medicamentos. Muchos argumentaron que consumían por recomendación de un familiar o algún amigo. Dentro de esta misma encuesta, el 54% afirmó que lleva medicamentos en la cartera, el maletín o los bolsillos.
En diciembre del año pasado, un fallo confirmó que la Ley de Medicamentos sancionada en 2009 debe ser aplicada a todo el territorio nacional, sin excepción alguna. Esta medida, comentan, es necesaria para evitar el libre acceso a medicamentos sin la mirada del farmacéutico. Según la cátedra de Toxicología de la Facultad de Medicina de la UBA, alrededor de un 13 por ciento de todas las enfermedades de riñón que conducen a “diálisis o trasplante en nuestro medio se debe al uso crónico de analgésicos, casi siempre en el marco de la automedicación”.
El consumo de paracetamol, ibuprofeno, aspirinas e incluso viagra, es una epidemia silenciosa que afecta a un gran número de personas, sin que muchos lleguen a darse cuenta hasta que ya es muy tarde.
Farmacéuticos aseguran que no sólo es necesaria la adhesión a la ley sino que, además, se debe velar por su estricto cumplimiento.
Fuente: Nuevo Diario (Argentina)