El cuerpo humano se puede defender frente a los tumores. Es la sencilla pero revolucionaria manera en que investigadores y compañías farmacéuticas se están enfrentando a esta enfermedad. La revista Science ha destacado este nuevo enfoque llamado inmunoterapia como el hito científico más importante de 2013. Las células cancerígenas tienen la particularidad de no ser detectadas por las defensas de los enfermos, se convierten en invisibles. Los nuevos fármacos en investigación buscan que el organismo detecte a los invasores y los elimine.
“La inmunoterapia tiene un gran auge. Se trata de utilizar anticuerpos o vacunas para activar el sistema inmune del propio paciente”, explica Marisol Soengas, investigadora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). Desde hace años, ya se utilizan interferones e interleucinas (proteínas).
Pero el gran avance llega con la investigación de los anticuerpos monoclonales, fabricados en laboratorio. El primero de ellos apareció en 2010, el Yervoy (ipilimumab), de Bristol-Myers Squibb (BMS) para el melanoma.
“Sirve para el 20% de los pacientes, y ha pasado de dar una supervivencia media de seis a diez meses hasta los cinco e incluso diez años”, asegura Soengas. “Estos productos hacen que se potencie o modifique el sistema inmune y su actividad para combatir el tumor”, detalla Francesc Mitjans, director científico de la biotecnológica barcelonesa Lykera Biomed, que desarrolla anticuerpos monoclonales.
“La inmunología frente al cáncer se lleva persiguiendo desde hace más de 30 años”, reconoce Soengas. “La gran novedad ahora es que se han descubierto aspectos importantes del comportamiento de la inmunidad tumoral”, afirma Gema García Ledo, responsable del equipo médico de cáncer de pulmón y glioblastoma de Roche. Por ejemplo, esta compañía estudia sobre la interacción entre las proteínas PDL1 y PD1, que se suponen claves en estos nuevos tratamientos. Ya tiene un fármaco en la última etapa de los ensayos clínicos (fase III), con miles de pacientes.
“Estos tratamientos son el siguiente avance para los pacientes”, coincide Carlos Chaib, jefe de oncología y hematología de BMS. Este laboratorio cuenta con seis de estos anticuerpos en ensayos clínicos. “Las grandes multinacionales que investigan en cáncer están moviéndose en el área de la inmunología”, revela. “Nuestra empresa es la que más intensamente ha dirigido su cartera de investigación hacia esta área. Tiene un riesgo, pero por eso es una apuesta”, comenta. Y no son los únicos que trabajan en este campo junto a Roche. AstraZeneca, Merck y GSK también buscan este tipo de soluciones. Novartis adquiría en febrero la firma CoStim, especializada en inmunoterapia.
“Hemos visto un cambio radical en la respuesta frente a los tumores. En un futuro puede ser fundamental para una supervivencia a más largo plazo”, asegura Chaib, quien explica que los actuales trasplantes de médula ósea se basan en el mismo concepto de mejorar la inmunología. “Estamos ante la llegada de una batería de estos nuevos fármacos. En tres años ya vamos a tener aprobados varios”, asevera.
Mitjans recuerda que estos medicamentos biológicos son más caros y suponen un reto para los sistemas sanitarios: “Pero son mucho más efectivos, van a ir directamente al tumor, evitando potenciales efectos adversos”. Los expertos señalan, sin embargo, que el futuro vendrá por la combinación con otros fármacos. “Es complicado que sean la sustitución de la quimioterapia. Dependerá del tipo de tumor, no es que de repente hayamos encontrado la revolución”, cree García Ledo. “Abordaremos el cáncer por diferentes vías”, apunta.
Nueva oportunidad para las vacunas
Desde hace años se ha intentado buscar una vacuna contra el cáncer, con sonoros fracasos; aunque poco a poco han aparecido algunos casos de éxito según se conoce mejor la inmunología de los tumores. Las vacunas se consideran otro método para que el cuerpo los combata. Estas soluciones exponen al sistema inmune a un antígeno que lo activa y lo destruye.
Respecto al cáncer, hay dos tipos de vacunas. Por un lado están las preventivas, las más conocidas para la población. La primera fue la que protege contra el virus del papiloma humano, causa del cáncer de cuello uterino. Gardasil (de MSD) y Cervarix (GSK) son las dos marcas comercializadas. Y el siguiente paso son las vacunas como tratamiento. De momento, Provenge, para el cáncer de próstata, es la única aprobada, según la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica. “Ha habido mucha decepción en este tema”, reconoce Marisol Soengas, del CNIO.
La Agencia del Medicamento de EstadosUnidos (FDA) ya recoge varios estudios en fase III para cáncer de mama.
Fuente: Cinco Días / PM Farma