La proximidad del verano moviliza de inmediato a los especialistas para advertir sobre la muchas veces irresponsable exposición al sol de personas de todas las edades en busca del bronceado. En ese sentido, los especialistas han aconsejado horarios y tiempo de exposición como así mismo, la protección necesaria para que el sol no se transforme en un enemigo provocando severas afecciones que pueden derivar en cáncer.
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En ese contexto acaba de conocerse una seria advertencia sobre el mal uso de los protectores solares, contenida en un estudio realizado por la Federación Argentina de Cámaras de Farmacias, basado en una encuesta que concluyó alertando sobre los graves daños en la piel que pueden derivarse a partir de una mala utilización de esos productos. Lo que en síntesis sostuvo la entidad es que las quemaduras solares pueden provocar graves daños, desde el envejecimiento del tejido epitelial hasta cáncer de piel, recomendándose por consiguiente un buen uso de protectores solares tal como se detalló en la nota publicada recientemente en este diario.
Lo cierto es que, ante la vecindad del verano y cuando el sol comienza a caer más perpendicularmente, es cuando nace la necesidad de que los organismos oficiales se sumen a las campañas de las sociedades médicas y comiencen a difundir advertencias acerca de los peligros derivados de la exposición a los rayos solares. En ese sentido, no debiera abandonarse la política encarada años atrás por el Servicio Meteorológico nacional que incluyó entre sus informaciones habituales la advertencia sobre los riesgos de tomar sol entre las once y las cuatro de la tarde.
Esa prevención fue una manifestación más de la preocupación mundial por el deterioro de la capa de ozono y de las comprobaciones médicas acerca de los daños que los rayos ultravioletas causan en la piel de quienes se exponen a ellos sin las debidas precauciones, entre los que se destaca la posibilidad de sufrir manifestaciones cancerosas.
Debe comprenderse que no queda otro recurso que adoptar las precauciones necesarias para evitar resultar perjudicados, lo cual significa cambiar conceptos largamente arraigados, como el que asigna al color bronceado de la piel virtudes estéticas o lo vincula con una imagen de salud que a la luz de las comprobaciones científicas es errada, al menos en cuanto esa tonalidad se adquiera con fuerte exposición a las radiaciones ultravioletas.
Las recomendaciones, además de la veda prácticamente total durante los horarios en que esas radiaciones adquieren mayor intensidad, son las referidas al uso de prendas de vestir que eviten la existencia de áreas expuestas o el uso en esas superficies de cremas filtrantes adecuadas, lo que requiere el consejo médico, ya que a distintos tipos de piel corresponden distintos grados de capacidad filtrante. Las estadísticas sobre las cuales los facultativos fundamentan sus recomendaciones no parecen ofrecer posibilidad de discusión y resulta oportuno que las autoridades contribuyan a la difusión de las nociones correctas sobre el problema.
Diario El Día / 03-12-2013