“Se habla del Viagra para todos y lo que proponemos es justo lo contrario: Viagra para pocos, o para quien lo necesita”. Para Guillermo Cleti, directivo del laboratorio farmacéutico de la provincia, esa lógica inversa resume la impronta que tendrá desde diciembre la distribución de la pastilla azul, gratis pero con receta, en los hospitales y centros de salud de Santa Fe.
La elaboración en el sector público de una droga hasta ahora reservada a la industria privada disparó, además de la sorpresa inicial, preguntas sobre el alcance del reparto sin costo de un fármaco que no deja de crecer en las ventas. Una primera proyección revela un contraste: lejos del actual uso indiscriminado, la apuesta es instalar un consumo racional entre pacientes sin cobertura médica. Y, de paso, recuperar datos sobre el uso y la demanda en un campo en el que no abundan los datos estadísticos.
La llegada de la píldora a los efectores públicos, prevista para fin de año, abrió el debate sobre el criterio de sumar la droga del Viagra a la lista de remedios que elabora la provincia. “La vida sexual activa es parte misma de la calidad de vida”, argumentó el ministro de Salud provincial, Miguel Angel Cappiello. “Así como fabricamos el 94 por ciento de los medicamentos que se usan en el sistema de atención primaria de la salud, damos la posibilidad de un tratamiento controlado a los pacientes que lo necesitan”, abundó.
Según el funcionario, la medida comenzó a analizarse en función del aumento de enfermedades cardiovasculares o diabetes, que en su evolución pueden causar disfunción eréctil. “Estas patologías también las sufren los que no tienen cobertura social o capacidad de pagar la droga de su bolsillo”, explicó Cappiello la decisión política de incursionar en ese campo, algo inédito en la salud pública del país.
El sector médico lo aprueba: entiende que la medida puede acarrear, por un lado, más equidad en el acceso de franjas de la población masculina a una sexualidad más plena. Y, por otro, un uso más responsable y controlado de la droga. “Los grandes laboratorios no se ocupan de las minorías. Está bien que la producción pública atienda a sectores que no son contemplados”, evaluó Juan Carlos Roquetta, secretario del Colegio de Farmacéuticos de Rosario.
El Laboratorio Industrial Farmacéutico de la provincia (LIF) lanzó el primer lote de Sildenafil 50 mg. La droga que hace 14 años, mientras se investigaban aplicaciones cardíacas, reveló de forma inesperada su capacidad de resolver la disfunción eréctil. Desde que nació bajo el nombre comercial Viagra, del laboratorio Pfizer, tuvo un efecto revolucionario: “Es un medicamento que ha cambiado la historia de la disfunción eréctil. Antes las formas de tratamiento eran cruentas y esto animó a muchos pacientes a tratarse”, opinó el presidente de la Sociedad de Urología de Rosario, Fabio Sánchez Mazaferri.
La distribución gratuita —en efectores provinciales y municipales de Rosario— estará destinada a pacientes con enfermedades crónicas no transmisibles que provoquen disfunción eréctil. Los beneficiarios deberán realizarse controles y presentar receta médica.
La droga también se elaborará como jarabe para el tratamiento de la hipertensión pulmonar infantil. Una presentación no disponible en el mercado y que, si obtiene autorización de la Administración Nacional de Alimentos, Medicamentos y Tecnología (Anmat), la provincia podría vender a otras jurisdicciones.
Es, en ese caso, uno de los medicamentos llamados huérfanos porque los laboratorios privados no los producen por cuestiones de rentabilidad. Fue esa aplicación la que despertó el interés inicial del LIF: “Empezamos a investigar sobre la hipertensión pulmonar persistente o crónica, una patología que aparece en un porcentaje mínimo de neonatos. Los primeros estudios arrojaron que es una droga de fácil acceso. La patente original había caído y el costo de elaboración es más bajo que el de los antibióticos”, reconstruyó Cleti, director del LIF.
Para algunos. La siguiente cuestión a despejar era el abanico de destinatarios, una población sobre la que no existe información rigurosa previa: “Al investigar nuestra primera producción de ataque no encontramos datos suficientes. A nivel público el sildenafil sólo se autorizó en casos puntuales. Y es una patología que no tiene una declaración obligatoria por parte del paciente”, explicó Cleti.
Como lote de inicio está planificada para 2013 una producción de 1.200.000 unidades en blísteres de cuatro comprimidos. El vencimiento es en dos años. ¿Cuál será la demanda? Los profesionales del LIF esperan conocerla, justamente, a partir del reparto. Pero no los guía un criterio de masividad.
“Se nos ponen los pelos de punta cuando hablan del Viagra para todos”, confiesa Cleti. “Si bien la entrega es gratuita, abogamos por un uso racional y adecuado del sildenafil. El Viagra para todos es lo que ocurre ahora: hay una sobreutilización. Se estima que el 50 por ciento de los hombres de 40 a 70 años lo consumiría. Incluso grupos que no lo necesitan, como los adolescentes, que compran en canales ilegales y con poca conciencia de los riesgos”, remarcó el farmacéutico.