El cáncer es la pesadilla de miles y miles de familias, porque a pesar de los avances contra la patología que se han registrado en los últimos años la tasa de mortalidad sigue en niveles muy elevados al tiempo que la tasa de incidencia gana enteros cada ejercicio. Pero hay ciertos motivos para la esperanza entre los enfermos oncológicos debido a que una nueva generación de fármacos está empezando a aplicarse en la sanidad pública andaluza con un éxito incuestionable para sus beneficiarios.
Se trata de un tipo de medicación basada en la inmunoterapia, esto es, en el fortalecimiento de las células que tienen por cometido defender al organismo de agentes tóxicos —los tumores malignos, por ejemplo— y que el cáncer anula. Ya se emplean en algunos tipos de variedades tumorales en el Hospital Reina Sofía —como en el de mama— y está cerca de ponerse en marcha en otros —como en el de pulmón—.
El responsable de la Unidad Clínica de Oncología Médica del Reina Sofía, Enrique Aranda, lidera el grupo de Nuevas Terapias en Cáncer en el Instituto Maimónides de Investigación Biomédica (Imibic). Una de sus líneas de investigación busca factores que permitan predecir la respuesta al tratamiento oncológico. Los nuevos fármacos se han usado con éxito en Estados Unidos, y poco a poco se introducen en España. En algunos casos, «estamos a la espera de la homologación por parte de las afencias oficiales competentes», asegura.
Las mejoras en tratamientos no son privativos de la Unidad de Oncología. En especialidades relacionadas con las dolencias hepáticas también se han empezado a activar tratamientos que suponen un salto importante para los pacientes. El doctor Manuel de la Mata García, jefe de Hepatología, explica que desde comienzos de año empezamos a aplicar una serie de fármacos para la hepatitis C que han dado muy buenos resultados». Los primeros beneficiarios fueron los pacientes más graves.
Por su parte, la jefa de la Unidad Clinica del Aparato Digestivo, María del Valle García, asegura que su reto es encontrar tratamientos que eviten la cirugía. Losfármacos biológicos que empezaron a comercializarse a finales de los 90 no produjeron la respuesta deseada en muchos pacientes. «Se han ido mejorando desde entonces y los usamos con éxito en el Reina Sofía», afirma.