Alumnos de Farmacia de la UNLP producen a diario “medicamentos sociales”

Elaboran productos gratuitos para los mas necesitados.
Alumnos de Exactas producen a diario “medicamentos sociales”.
Es un proyecto de extensión histórico de la facultad de 115 y 47

MedicamentosUNLPCierto día, hace más de diez años, durante una clase de la carrera de Farmacia una alumna preguntó si alguien sabía cómo se hacía el shampoo. El ayudante diplomado Raúl Díaz le dijo que él conocía la preparación, y varios estudiantes quedaron en reunirse con el docente para aprender la fórmula.

El interés por el conocimiento derivó en que el grupo se comenzara a juntar cada 15 días a elaborar shampoo, perfume, jabón líquido. Era una suerte de “taller cosmético”, bromea hoy un graduado de Ciencias Exactas. Hasta que otro alumno, Nicola Trovato, disparó: “¿Por qué no dedicamos este tiempo a hacer cosas que necesite la gente sin recursos?”. Acababa de nacer “Magistrales, laboratorio social”, un proyecto de extensión histórico de la facultad de 47 y 115 y de toda la UNLP.

“Se relevaron las necesidades de la población destinataria del proyecto en las salas de los hospitales, y comenzó a realizarse un trabajo coordinado que continúa hasta hoy”, dice el farmacéutico, investigador y profesor de Farmacología, Pedro Martín, actual director del Laboratorio Social.

Días atrás hubo una convocatoria para trabajar todo un sábado produciendo alcohol en gel para los afectados por las inundaciones, y más de 70 voluntarios abarrotaron la capacidad del lugar.

“El brote de dengue, la gripe A, las inundaciones de abril de 2013, fueron momentos muy críticos durante los cuales el laboratorio funcionó a tope”, indica Martín, para explicar cómo funciona el programa durante el año.

“Sostenido” por los alumnos

“Los que sostienen el proyecto son los propios alumnos, quienes pese a irse renovando muestran una enorme vocación para ponerle el cuerpo a la producción”, realza Pedro, y detalla que “pequeños grupos de 4 ó 5 chicos y chicas se reúnen tres veces por semana para elaborar los distintos medicamentos. En tanto, por año se organizan cuatro talleres generales”, añade.

En Exactas comentan que junto con el Taller de Aguas (que se dedica a analizar la potabilidad del agua), la UPM (unidad productora de medicamentos) y el Kefir (alimento probiótico de costo cero usado para elaborar yogures para comedores comunitarios y escuelas humildes), el Laboratorio Social es uno de los proyectos de extensión “insignia” de la facultad.

De hecho, fue de los primeros que se incluyó en “el plan de jerarquizar la extensión que adoptó la institución en 2002 dotando a los proyectos de ayudantías rentadas”. El laboratorio cuenta con dos ayudantes alumnos, además del director, un codirector (Arturo Hoya, titular de la UPM), una coordinadora (Valentina Pastore, farmacéutica y docente de química orgánica), y un grupo de estudiantes “muy comprometido y estable”.

Tras señalar que el camino de ingreso de los alumnos al programa suele ser “la participación en un taller general donde conocen el funcionamiento, y luego se incorporan a un grupo de producción semanal”, Martín recuerda que hubo dos momentos clave en la historia del laboratorio.

“Uno fue la sanción de la ley de producción pública de medicamentos, donde se reconoció la salud como un derecho y se abrió la puerta para que las facultades que contábamos con herramientas las aplicáramos. Otro fue la incorporación del rubro Salud en el presupuesto de la Universidad; eso nos dio aire, ya que antes teníamos que manejarnos con muchísimas limitaciones”, describió.

que se produce

El docente e investigador puntualizó que “se trabaja sobre patologías prevalentes con preparados de uso externo, no hacemos comprimidos, ni jarabes, ni inyectables”.

De ello se ocupa la UPM.

Algunos de los productos que durante todo el año preparan para la población más vulnerable los alumnos voluntarios de Exactas son las “vaselinas azufradas para sarna humana o escabiosis, enfermedad que no tiene que ver con la falta de higiene sino con condiciones de hacinamiento en viviendas precarias que facilitan la transmisión por contacto directo entre personas y, en menor medida, mediante el intercambio de ropa o el uso común de toallas y sábanas. El problema no es tratarla, sino la elevada posibilidad de que la persona curada la vuelva a contraer por contagio cuando regresa al mismo ambiente”, explica el doctor Martín para subrayar que se trata de “un medicamento huérfano, es decir que los laboratorios no lo producen”.

Otro preparado es la crema enjuague con permetrina para los piojos (la permetrina pertenece a una clase de medicamentos llamados escabicidas y pediculicidas). “Se hacen campañas en escuelas y en salas de atención primaria de los barrios”, cuentan en la facultad.

La pasta lassar se usa para la dermatitis en general, pero la mayor demanda proviene de madres para combatir “las dermatitis que generan los pañales en los bebés, o también de adultos que precisan llevar pañal para la incontinencia”,

El Agua D’Allibour para infecciones de piel, un antiséptico general equivalente al agua oxigenada, se destina sobre todo a personas a las que se les forman escaras: llagas o úlceras que ejercen una presión constante que daña la piel y los tejidos debajo de la misma.

“Los repelentes que se elaboran a base de citronella, esencia de cítricos mucho menos tóxica que el DEET, base de los repelentes sintéticos, son ideales para niños. Y es lo que más se pide hoy por parte del ministerio de Salud para las zonas inundadas. Mucho más que el alcohol en gel, pues en definitiva este reemplaza a un buen lavado de manos, aunque es cierto que en sectores de población sin agua potable es fundamental”, apunta Martín.

Finalmente remarca que “salvo cuando hay crisis sanitarias, todo lo que se hace aquí lo llevan a los lugares donde se necesita los propios alumnos voluntarios, porque la idea es que sepan para quienes trabajan y que conozcan en terreno sus necesidades”.