Según publica en su último número la revista especializada “Science”, una investigadora venezolana al frente de un equipo de científicos en la Universidad de Washington han logrado desarrollar una vacuna a partir de proteínas modificadas de tumores del propio paciente oncológico, con significativos resultados.
En laboratorio, los científicos trabajaron sobre células dendríticas, las que organizan los sistemas inmunológicos contra agresiones externas, fomentando en ellas la “citoquina IL-12” una proteína determinante en las respuestas inmunes.
La investigadora venezolana Beatriz Carreño, ha explicado básicamente que se trata de una suerte de vacunas personalizadas, en función de que se las desarrolla a partir de proteínas del propio tumor del paciente, que al ser redirigidas e inoculadas, mejoran el sistema inmunológico para atacar el cáncer. Los autores del estudio han reconocido no obstante que desconocen los efectos del tratamiento a largo plazo, ya que el estudio tenía por objetivo establece si el sistema inmunológico “despertaba” y reaccionaba a favor del paciente, además de establecer pautas de seguridad básicas que determinaran no afectar negativamente al enfermo.
El problema de los neoantígenos y su identificación
Los científicos secuenciaron el genoma de cada tumor oncológico, así como células sanas del paciente, con el objetivo de identificar los neoantígenos específicos para las células tumorales. A partir de ellos se diseñaron los componentes de la vacuna, en base a las proteínas que demostraron generar una respuesta más certera.
En laboratorio, los científicos trabajaron sobre células dendríticas, las que organizan los sistemas inmunológicos contra agresiones externas, fomentando en ellas la “citoquina IL-12” una proteína determinante en las respuestas inmunes. Este punto es diferencial con terapias de tratamiento anteriores, ya que emplea el accionar contra determinados componentes específicos de las células tumorales del paciente, y no generaliza el abanico de posibilidades. Las proteínas mutadas, son reconocidas por el organismo como extrañas, a diferencia de lo que ocurre con las células tumorales, que al provenir del mismo organismo no provocan defensas.
Las primeras inmunizaciones se han probado con eficacia en melanomas, uno de los tipos de tumor más mortales, pero que además tienen mayor cantidad de mutaciones genéticas.