A 10 años de su sanción, El Dr. Ginés González García, ex Ministro de Salud de la Nación, rememora en este artículo el contexto en el cual se gestó la Ley 25649, cuál era su espíritu y objetivos y analiza las perspectivas de este instrumento para lograr una mayor accesibilidad.
La norma está nuevamente en análisis en el Congreso, ya que integrantes de la Comisión de Salud de la Cámara deDiputados están impulsando la modificación de su artículo 2° para que las prescripciones sólo puedan realizarse por Denominación Común Internacional. El objetivo, según los legisladores, es reforzar el cumplimiento de la norma para estimular la competencia, empoderar a los pacientes y jerarquizar el rol profesional del farmacéutico.
En marzo de 2002, la situación política, económica y sanitaria de la República Argentina era de un altísimo contenido crítico. La gravísima coyuntura, los intolerables niveles de pobreza, la crisis que afectaba al mercado de la salud, las dificultades para hacer frente a los pagos de la deuda, la parálisis productiva con su consecuente desorden fi scal y su correlato de crisis política, que alcanzaba incluso a la mayor parte de los estados provinciales, hacían insostenible el manejo de la actividad pública y el ejercicio de los deberes y obligaciones que le son propios a cualquier Estado.
En este contexto, se sumaban además:
• Aumento de la inequidad en sentido amplio y especialmente en lo vinculado al gasto en medicamentos que se tornaba cada vez más regresivo, dado el mantenimiento de los salarios nominales, el incremento en los precios de los medicamentos y la reducción de la can?? dad de personas con cobertura.
• Las ventas en farmacia habían descendido en un 40% con respecto al año anterior.
• Numerosos centros asistenciales del país veían afectado el flujo normal de suministro
de insumos y medicamentos.
• El sistema de provisión de medicamentos para pacientes internados o ambulatorios
se hallaba en franco deterioro y desabastecimiento.
• La grave crisis económica, financiera e institucional que enfrentaba el Sistema Nacional de Seguridad Social, que lo aproximaba al quebranto financiero y al colapso institucional y que dificultaba el adecuado cumplimiento de la totalidad de las prestaciones obligatorias.
• El incremento de la desigualdad entre provincias que se manifestaba en las diferencias en los resultados de salud.
• La disminución de la población con cobertura bajo algún modelo de aseguramiento, originada en la caída significativa del número de empleos formales y el incremento en las tasas de desocupación con el consecuente desplazamiento de la demanda hacia el sector público.
• Incremento de los precios de los insumos biomédicos dado el incremento en los precios relativos, como consecuencia de la devaluación.
Cómo se llegó a la aprobación del proyecto de Ley
Dado el carácter federal de la Argentina, la única forma posible de lograr resultados globales y sostenibles en el tiempo es acordar políticas sanitarias comunes y consensuadas con las jurisdicciones. El manejo de la emergencia atendiendo a los problemas detectados, se desarrolló en varios frentes, y sus objetivos fueron garantizar la continuidad de las prestaciones, el acceso a los servicios y a los medicamentos, fortalecer la estrategia de atención primaria, vigorizar el Sistema de Seguridad Social y crear una política sanitaria federal.
La única posibilidad que existe de pensar en un desarrollo sostenido con equidad es concebir a la política sanitaria como parte de una estrategia nacional integrada en todos los aspectos: político, económico, social, cultural y educativo.
Esa fue la intención que tuvimos al impulsar en 2002 la ley 25.649, llamada Ley Nacional de Promoción de la Utilización de Medicamentos por su Nombre Genérico, que a la vez se vio complementada con numerosos decretos del Poder Ejecutivo nacional y acompañada por la sucesiva sanción de leyes provinciales con el mismo sentido. Naturalmente, la política de utilización de medicamentos por su nombre genérico planteó y sigue planteando la necesidad de jerarquizar la competencia por calidad y precio en desmedro del soporte publicitario o los incentivos no éticos.
La política debe construirse con el consenso de todos los actores de la sociedad, así lo hicimos, y ese consenso permitió llegar a la sanción de la ley – y junto con el resto de las medidas implementadas, recuperar los niveles de consumo que se tenían en la década anterior. Nunca antes en la historia de nuestro país había existido una política similar.
Luego de lanzada la política de prescripción por nombre genérico a partir de la declaración de la Emergencia Sanitaria Nacional en marzo de 2002 (artículo 10 del decreto 486/2002) y de otras normas posteriores, el comportamiento de los precios de los medicamentos se modificó significativamente. Después del alza experimentada como consecuencia de la devaluación, que provocó que el precio de los fármacos creciera por encima de la tasa de inflación, el cambio en la modalidad de prescripción provocó una notoria reversión en la tendencia histórica: no solamente se detuvieron los incrementos generalizados, sino que en muchos casos se registraron disminuciones significativas.
La posibilidad de elegir marca y precio por parte de los consumidores/pacientes permite ahorros significativos en el costo de los tratamientos. En general, el mayor ahorro se da para quienes tienen que consumir medicamentos por períodos prolongados; es el caso de los pacientes crónicos. Dentro de este grupo de drogas, los medicamentos que más han redujeron su precio apenas se implementó la prescripción por genéricos, fueron por ejemplo, el enalapril, un antihipertensivo que logró una reducción de casi el 30% en el precio de lista, la simvastatina (hipocolesteromiante) cuya máxima reducción fue del 81%, la motrigina (antiepiléptico) que experimentó una reducción del 80%, el atenolol, también indicado para pacientes cardiovasculares, que bajó su precio a menos de la mitad de lo que costaba antes de la sanción de la ley de prescripción por genéricos, entre otros. Todo fue acompañado por el establecimiento de los precios de referencia como cobertura financiera para las Obras Sociales y prepagas. Este sistema generaba un ahorro sustancial para los usuarios de medicamentos.
La prescripción por nombre genérico es una política que no genera gasto alguno para el Estado que la imponga, aunque su ausencia implica altos costos sociales. Estos costos para la sociedad surgen de la falta de competencia por precios.
Es sabido que cualquier propuesta de cambio supone resistencias y este cambio no escapa a esa premisa. Sin embargo, por falta de información o por información completa, la mayoría de los actores involucrados se oponían inicialmente a que ocurriera. La oposición de la industria se basa en razones puramente económicas, sin embargo, las razones culturales son las más fuertes y difíciles de modificar. Desde el punto de vista de los pacientes, la principal resistencia a este cambio es cultural, los laboratorios aprovechan esta situación, generando confusión para que se retrase lo inevitable, que toda la población pueda elegir la marca que más le conviene.
La situación actual de los precios de los medicamentos y la prescripción
Dadas las particularidades del mercado de medicamentos y a diferencia de lo que ocurre con otros bienes, el PRECIO no tiene un papel regulador fundamental, en cuanto a consumo y competencia entre productores, por varias razones:
A) El médico que prescribe por lo general no tiene en cuenta el costo del tratamiento, sino que lo hace pensando en producir el mayor beneficio a la salud del paciente con la última información disponible (el que prescribe, no paga ni consume).
B) Razones culturales y sanitarias: En la comparación entre países, con similitud en cuanto a demografía, nivel socio-económico y perfil epidemiológico, se observa un alto consumo per cápita en Argentina que no guarda relación con el precio, dado que la demanda global de medicamentos en una muy baja elasticidad precio, probablemente relacionada con la sobrevaloración cultural del medicamento.
C) Mercado altamente concentrado en la conformación de precios, por lo tanto ni la oferta ni la demanda se comportan como un mercado habitual de bienes determinante de precios.
D) La existencia de diferentes segmentos que se comportan en forma muy desigual según el tipo de producto, la cantidad de oferentes, etc, que determinan en muchos casos submercados con características monopólicas u oligopólicas.
E) En la formación de precios ?? ene mayor influencia la estructura global del mercado (poder adquisitivo de la población, formas de financiación, protección por patentes, cobertura de la seguridad social, acceso a nuevos medicamentos, morfología de los segmentos de mercado, etc.), que las estructuras de costos.
F) Los laboratorios buscan permanentemente aumentar sus rentas diferenciales y cuando se introduce un producto en el mercado se lo hace a un precio elevado para recuperar rápidamente lo invertido y de esa manera mantener el liderazgo en ventas y la concentración del mercado. Los laboratorios permanentemente diferencian sus productos con modificaciones que no necesariamente tienen significancia terapéutica, de modo de ganar nichos temporales de mercado, hasta que aparece la competencia en el segmento.
G) Las farmacias obtienen sus remuneraciones por renta diferencial según los productos y forma de financiación (porcentaje sobre precio final delmedicamento). Solo se observa una cierta competencia monopólica en los productos de venta libre porque la capacidad de influir en el precio es muy limitada y depende de la capacidad de compra que tenga la farmacia, ya que los mejores precios se obtienen por compras de grandes cantidades, a los laboratorios directamente o a las grandes distribuidoras o droguerías y en muchos casos estos márgenes extra de rentabilidad no se trasladan al precio público.
En consecuencia, y por las particularidades del mercado argentino de medicamentos, mayoritariamente de capitales nacionales, el fortalecimiento y extensión de la prescripción por nombre genérico a la Seguridad Social, presenta ventajas económicas y terapéuticas frente a otras alternativas.
Ventajas económicas de la prescripción por nombre genérico
– Reducción del gasto para consumidores, terceros pagadores y el Estado.
– Favorece la transparencia y el funcionamiento del mercado.
– Ruptura de los monopolios/oligopolios de marcas.
– Favorece la competencia por precios y elección del mismo por el consumidor final (paciente).
– Permite a los consumidores optar por marcas de menor precio, y la misma calidad
garantizada por la agencia regulatoria (que es modelo a nivel mundial).
Ventajas sanitarias de la prescripción por nombre genérico
– El médico prescribe medicamentos no vende marcas.
– Transmiten información farmacológica.
– Son las utilizadas en la formación profesional y en las publicaciones cientificas.
– Disminuye la posibilidad de confusión y accidentes.
– Los pacientes conocen qué están consumiendo, en términos de componentes activos (no marcas) Según datos de IMS para 2010, del total de recetas dispensadas a través del canal de farmacias en el 60% de los casos se consigna el nombre genérico del medicamento, aunque aún persiste un 40% en el que sólo se consignan marcas comerciales. Estas recetas corresponden a las prescripciones del subsector privado y fundamentalmente del INSSJyP (PAMI).
En consecuencia, es fundamental la intensificación de la prescripción por DENOMINACIÓN COMÚN INTERNACIONAL (o nombre genérico) y su extensión obligatoria a la Seguridad Social, al INSSJyP y al sector privado.
Fuente: Revista Genéricos ( Argentina )