Así como el científico debe ser capaz de implicarse en la divulgación para hacer visible su trabajo ante todo tipo de público, y aprender a mantener una relación fluída con todo tipo de medios de comunicación, el periodista especializado debe llenar el vacío que hay entre la producción de conocimiento y la opinión del público; de este modo se favorece el derecho de la gente a recibir la información adecuada, real, dedigna, completa y no sesgada por interese ajenos a la seguridad y bienestar general.
La inducción mediática – comunicacional- publicitaria crea, manipula y consolida conductas, convicciones, pautas, creencias y valores dirigidos a un sobreconsumo, instaurando mensajes que forman actitudes y comportamientos, colectivos e individuale, muchos de los cuales pueden ser nocivospara su salud. Este es el caso del modelo publicitario (audio-visual-gráfico) actual de medicamentos de venta libre y bebidas alcohólicas, en sostenido aumento en los medios audiovisuales, que desinformando influye negativamente en los indicadores de salud pñublica al inducir hábitos que conllevan la potenciación de peligros, inseguridad e irracionalidad, afectando la Salud Pública. Así, su fin no es el de promover educación para instaurar hábitos saludables, un máximo de salud, una mejor calidad de vida de las eprsonas y de la comunidad en relación con su ambiente; tampoco es el de favorecer información para un racional uso y adecuada administración. Los medicamentos son bienes sociales que no son inocuos, poseen beneficios terapéuticos cuanso son bien inducados y siempre poseen riesgos intrínsecos, ya se por erróneo consejo, indicación, modo de uso e inadecuada posología; por sus interacciones, efectos adversos y secundarios, por sus contraindicaciones, precauciones y advertencias.
Por eso, sólo deben administrarse cuando exista un real beneficio para el paciente, bajo supervisión profesional médico-farmacéutico.
El uso inducido y abusivo del alcohol afecta gravemente a la salud, potencia sus efectos y peligros. Algunas personas no deberían beber en absoluto, entre ellos, los alcohólicos, los ancianos, los niños, las mujeres embarazadas o en lactancia, las personas bajo tratamiento con medicamentos por interferencias o potenciación de efectos) y las que tienen ciertas enfermedades o condiciones. Ingerir bebidas alchólicas en exceso puede llevar al alcoholismo y abuso de alcohol, así como también a lesiones enfermedades del hígado, del corazón, cáncer y otros problemas de salud. Puede causar problemas y accidentes en el hogar, en el trabajo y en el ámbito público, como calles, rutas o autopistas. La experiencia clínica muestra que los efectos secundarios de un medicamentovarían de una persona a otra, y que son agravados por la polifarmacia y la automedicación simultánea a la toma de los fármacos prescriptos. Los daños a menudo son mayores si los fármacos se toman en combinación con el alcohol. Por otro lado la inducción a la automedicación, la medicalización social y la adquisición de medicamentos fuera de la farmacia (como kioskos y supermercados) implica ilegitimidad y un potencial riesgo crítico para la Salud Pública; situacioones tales que potencian innecesarios peligros y daños a la salud, internaciones hospitalarias e inlcuso la muerte. Estas situaciones aumentan innecesariamente el gasto de bolsillo sanitario.
No se automedique. Los medicamentos poseen una relación riesgo/beneficio, no son inocuos, tampoco se los debe confundir con golosinas o alimentos. En este contexto resulta necesario visibilizar los efectos negativos de la publicidad de medicamentos y de bebidas alchólicas, y fortalecer acciones basadas en la educación en hábitos saludables para la promoción, protección y recuperación de la salud con objetivo en mejorar la calidad de vida de las personas en relación con su ambiente.
Fuente: Tiempo Argentino – Damián Pablo Ballester