Efectos indeseables: la parte del prospecto que nadie quiere leer

Según relevamientos, la cuarta causa de muerte en Estados Unidos, y la quinta en Canadá, es el consumo de drogas prescriptas por el médico. “Algunas veces –sostienen especialistas– se receta sin estar seguros de la compatibilidad entre el paciente y la droga elegida; otras, se medica innecesariamente”

 

Prospectos: mucha información, letra chica, lenguaje indescifrable para los pacientes.
Prospectos: mucha información, letra chica, lenguaje indescifrable para los pacientes.

 

Según estadísticas del Journal of Pharmacology and Experimental Therapeutics, una publicación de la Sociedad Farmacológica Británica, la cuarta causa de muerte en Estados Unidos y la quinta en Canadá, es el consumo de drogas prescriptas; es decir, fármacos recetados por el médico que no ha tenido la intencionalidad de generar un mal en el paciente.

“Esto se debe, en ciertos casos, a que muchos médicos no leen los prospectos de los medicamentos que recetan. Y acá hay que hacer una salvedad, porque el prospecto completo no es el papelito que viene dentro de la caja con el producto, sino un libro escrito con letras en tamaño miniatura, bastante inaccesible para leer”, dice el presidente de la Asociación Latinoamericana de Fitomedicina, Jorge Alonso, en diálogo con Rosario3.com.

El especialista explica, además, que para infecciones urinarias se están dando una serie de antibióticos que hoy están fallando, como consecuencia del abuso en su prescripción, que ha generado resistencia a los mismos.

Estos antibióticos –las quinolonas– que se dan para este tipo de infecciones, pueden provocar ruptura irreversible de tendones, como el de Aquiles o el del hombro, frente a lo cual, la única salida es quirúrgica. Esto puede conocerse leyendo el prospecto, pero no todos los profesionales lo hacen.

Algo similar sucede con las estatinas –contenidas en remedios para el colesterol– que pueden provocar rupturas miofibrilares y trastornos hepáticos severos; y con la leflunomida que se receta a los pacientes con artritis reumadoidea. “El prospecto de este medicamento dice: este producto puede generar insuficiencia hepática fulminante y muerte, aunque pocos lo leen”, señala Alonso.

Examen de laboratorio: ¿orienta o determina?

Los investigadores afirman, además, que la industria farmacéutica ha generado para su propio beneficio, las llamadas “zonas de peligro”, relacionadas con algunas enfermedades que necesitan medicación para su tratamiento. Por ejemplo, el colesterol.

“Cuando yo me recibí de médico –cuenta Alonso– el valor normal del colesterol era 250. Ahora se bajó a 200 o menos, de manera que alrededor del 80 por ciento de los pacientes que se hacen el análisis, quedan en zona de riesgo y al estar en esa zona, seguramente saldrán del consultorio con una receta de un remedio para el colesterol, uno de los más caros del vademecum”.

“En esto –asegura el médico– participan también los laboratorios y algunos investigadores a los que ellos subvencionan. Esos investigadores (que tienen precio) publican papers en los que se fijan los nuevos valores normales que la comunidad médica empieza a seguir y a tomar como parámetro. La medicina nunca fue una ciencia matemática y hoy la hicieron matemática a través de los rigurosos valores normales de los exámenes de laboratorio” afirma.

Según el presidente de la Asociación Latinoamericana de Fitomedicina, “esto demuestra que el proceso de farmacovigilancia falla”, porque las drogas son aprobadas en determinados centros del mundo; luego vienen al mercado farmacéutico y se las somete a un período de vigilancia o control, que puede extenderse durante dos o tres años. Si en ese lapso se producen muertes, recién entonces la droga se retira del mercado.

“Esto es una aberración porque si uno ve la estructura química del producto, ya sabe qué efectos puede provocar en determinados pacientes y no debería hacer falta que se muera alguien para retirarlo del mercado. Pero como hay mucho billete en el medio, los laboratorios esperan que la estadística de muertes justifique el retiro del producto”, sostiene Alonso.

Fuente: Rosario 3