Seis millones de argentinos ya toman fármacos anticolesterol

0806_farmaco_anticolesterol_afp_jpg_1853027551Por la mala alimentación actual, el colesterol elevado ya es una epidemia. El 29,1% de los argentinos la padece, según la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo y no sorprende ver en el consultorio médico a jóvenes y hasta a algún niño con colesterol total por encima de los 200 miligramos por decilitro recomendados. Con el aumento de los casos, también se da una tendencia que preocupa: recurrir a medicamentos para controlar el colesterol en detrimento de una dieta baja en grasas saturadas (de origen animal) y el ejercicio físico, las claves para tener un corazón sano.

Casi seis millones de argentinos consumen regularmente estatinas, las drogas que bloquean una enzima del hígado que produce el colesterol malo, de baja densidad (LDL). En los últimos diez años, la comercialización de estos medicamentos subió en promedio 30%, según datos del Sindicato Argentino de Farmacéuticos y Bioquímicos. Actualmente hay seis tipos de estatinas que se venden en el país, algunas de ellas asociadas, por ejemplo, con antihipertensivos. Para cada una de las cuales existen varias marcas comerciales, lo que totaliza 109 productos disponibles en el mercado.

“Las estatinas son una de las drogas más potentes que hay para controlar el colesterol, ya que actúan a nivel del hígado promoviendo la absorción de las partículas de LDL”, explicó Alberto Alves de Lima, director de Docencia e Investigación del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires. “De acuerdo con las guías internacionales, si un paciente tiene colesterol alto siempre primero tiene que iniciar un cambio en la alimentación y hacer actividad física. Después, dependiendo de la presencia de factores de riesgo y la edad se puede comenzar un tratamiento con estatinas”, sostuvo.

El colesterol es una sustancia grasa vital para el funcionamiento del organismo. El cuerpo produce la mayor parte en el hígado pero también es fuente de colesterol una dieta inadecuada, rica en grasas saturadas presentes en carnes rojas, los lácteos enteros, los embutidos y los chacinados. El problema es cuando el colesterol sube desproporcionadamente, ya que tiende a depositarse en el interior de las arterias y reducir el flujo de sangre que llega al corazón y al cerebro. “El colesterol elevado es uno de los principales factores de riesgo cardiovascular junto al tabaquismo, la hipertensión y la diabetes”, manifestó Jorge Lerman, presidente de la Fundación Cardiológica Argentina.

Para el médico cardiólogo, las estatinas son drogas extremadamente eficaces para controlar el colesterol y, de esta forma, prevenir las enfermedades del corazón. Pero el medicamento no sustituye la dieta. “Hay que erradicar la idea de ‘me como un chorizo y un chinchulín todos los días, total después me tomo la pastilla’. No hay que olvidar que todos los medicamentos tienen sus efectos adversos. Las estatinas no están exentas”, advirtió.

Prevención. Entre los efectos colaterales de estas drogas, la Agencia de Control de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) menciona: posible daño hepático; problemas cognitivos, tales como pérdida de la memoria, olvidos y confusión; el riesgo de incrementar los niveles de azúcar en sangre y de desarrollar diabetes tipo 2 y la posibilidad de daño muscular (ver recuadro). Sin embargo, todos los estudios concluyen que “los beneficios cardiovasculares superan ampliamente los riesgos”. “Las estatinas son medicamentos que deben ser tomados con prescripción médica y bajo control médico”, remarcó Eduardo Esteban, presidente de la Sociedad Argentina de Lípidos.

A pesar de los riesgos, ¿se deben administrar estatinas en personas sanas? “En pacientes que sólo tienen colesterol alto, la indicación es hacer ejercicio y una dieta que incluya más frutas y verdura y menos grasas de origen animal. Si se llega a recetar estatinas es porque que esas personas no cambiaron su estilo de vida”, explicó Esteban.

“En cambio, en personas que fuman, tienen hipertensión u otro factor de riesgo que hacen que la pared arterial no esté preparada para el colesterol, se necesitan niveles mucho más bajos que los normales. A ese colesterol no se llega con dieta y ejercicio y por eso se necesitan las estatinas. Como decían los maestros: uno tiene la edad de sus arterias, no la biológica. Por eso más gente tiene el colesterol alto”, concluyó.

 

Los reportes de efectos adversos

El año pasado, la Agencia de Control de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) hizo una advertencia sobre los efectos de las estatinas tras conocerse los resultados del estudio Júpiter, que demostró “un incremento del 27% de diabetes en pacientes tratados con Rosuvastatina en comparación con placebo” y del estudio Prove-it Timi 22, que reveló que “dosis altas de Atorvastatina pueden empeorar el control glucémico”. La advertencia, recogida por la Anmat, aclaraba que “no obstante, los beneficios cardiovasculares de las estatinas superan estos nuevos riesgos”. Desde 2004 hasta la fecha, el Sistema Nacional de Farmacovigilancia de la Anmat recibió 350 reportes de efectos adversos de especialidades medicinales que contienen estatinas. De entre ellos, tres corresponden a alteraciones cognitivas y cuatro a hiperglucemia. Fuentes de la Administración le dijeron a PERFIL que “se encuentran evaluando continuamente los informes que surgen sobre la temática” y que también están recibiendo los nuevos prospectos enviados por fabricantes para actualizar la información sobre los efectos adversos.

Perfil 11-08-13