Mediante esta estrategia, científicos de La Plata intentan prevenir infecciones por prótesis médicas y mejorar la conservación de alimentos, entre otras aplicaciones.
Para sobrevivir en ambientes hostiles, las bacterias tienden a formar comunidades o “biofilms” sobre una gran cantidad de superficies, por ejemplo, prótesis médicas, aparatos industriales y alimentos. Ahora, científicos de La Plata están proponiendo una estrategia mixta para combatirlas: desarrollar materiales que impidan de manera precoz esta agrupación bacteriana y atacarlas luego con antibióticos.
Según el equipo del Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas (INIFTA), este enfoque tecnológico es menos tóxico y permite aumentar la eficacia de los fármacos antimicrobianos, porque las bacterias “sueltas” son más vulnerables.
“Los biofilms se pueden encontrar en todos los medios en donde haya microorganismos”, señaló a la Agencia CyTA la autora principal del estudio, Carolina Díaz, becaria posdoctoral del CONICET que trabajó bajo la dirección de las doctoras Mónica Férnandez Lorenzo y Patricia Schilardi. Pueden producir infecciones severas asociadas a la implantación de dispositivos biomédicos, como catéteres, válvulas cardíacas artificiales, marcapasos y prótesis ortopédicas, así como contaminación de alimentos o biocorrosión de máquinas industriales.
Para atacar de raíz el problema, y mediante técnicas de fabricación en escalas diminutas, los científicos diseñaron una superficie con canales sub-micrométricos cuyo ancho coincide con el diámetro bacteriano. En estas superficies –explicó Díaz- las bacterias pioneras formadoras del biofilm quedan atrapadas en los canales, impidiendo su agrupación en “balsas” que tienen doble finalidad: permitir a los microorganismos moverse de manera cooperativa y colonizar la superficie, así como protegerlos de agentes externos agresivos.
En un estudio publicado ahora en la revista The International Journal of Antimicrobial Agents, los investigadores probaron esta estrategia con la bacteria Pseudomonas fluorescens y el antibiótico estreptomicina. Otro estudio similar, todavía en marcha, está examinando los resultados con otra bacteria habitual en el tracto respiratorio y la piel, Staphyloccocus aureus. “Los resultados preliminares son alentadores”, destacó Díaz, quien en la actualidad trabaja en el Centro de Microscopías Avanzadas de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.
Créditos: Gentileza de Carolina Díaz