¿Acá también? Ministerio e industria farmacéutica debaten la contribución o no de las innovaciones terapéuticas en España

La Fundación para la Investigación en Salud (FUINSA) y Pharma Talents reúnen a varios expertos en un encuentro sobre Innovación y Sostenibilidad en el que el representante ministerial puso en tela de juicio la contribución de algunas innovaciones terapéuticas, mientras que Farmaindustria defiende la aportación del sector a la economía nacional. Como contrapartida, la solución parece estar en los acuerdos de riesgo compartido, aunque de forma estatal, ya que una regulación sólo autonómica puede causar inequidad en el sistema.

“¿Es sostenible que la Industria investigue, innove y venda menos?”. Esta era la pregunta que Antón Herreros, director general de FUINSA, lanzaba al aire en el encuentro “Innovación y Sostenibilidad: el acceso a la innovación terapéutica en España”, que organizaba dicha fundación en conjunto con pharma Talents, y en el que también participaba como moderador Andreas Abt, director general de Roche Farma España y creador de pharma Talents.

Asistía al mismo Carlos Lens, subdirector general de Calidad de Medicamentos y Productos Sanitarios del Ministerio de Sanidad, que en primer lugar se mostraba inseguro respecto a que las reformas del Gobierno hubieran golpeado realmente a la innovación. En su opinión lo que hay que tener claro en cuestión de innovación es que, más allá de que exista o no, la que él mismo denominaba “innovación maléfica”, sí existe “la innovación repetitiva y revestida con tintes novedosos”, y por tanto, “no toda la innovación es contributiva”. Así mentaba que el próximo cuatrienio del Plan Profarma, en el que “la innovación va a ser el eje central”, se buscará esa verdadera contribución. Dejaba claro además que la política actual del Ministerio de Sanidad en cuanto a restricción del gasto se va a mantener, ya que “nunca antes había existido un descenso de las recetas en un 6 por ciento en nuestro país, pero esto era necesario”. En ese sentido explicaba que dada la situación actual, hay que dar un paso más, para buscar no sólo los resultados en salud, sino también “el compromiso de las empresas para con el país”.

Por su parte, Emili Esteve, director del departamento técnico de Farmaindustria, defendía la actividad del sector como motor económico, y además abogaba por la contribución de la Industria a la innovación, “ninguna compañía se plantea que el producto que vaya a desarrollar no sea innovador, porque no tendría éxito”. Así se quejaba del hecho de que sólo uno de cada diez de los fármacos que se presentan para su autorización fuera valorado positivamente por las autoridades, cuando no ocurre de manera similar en otros países como EE.UU. “A la Industria se le dice que no innova, a las agencias que no evalúan bien, tenemos críticas por doquier”. El camino, según señalaba Esteve, es entender que “en momentos de crisis el acceso a la innovación exige cambios de modelos y de mentalidades, tanto de administraciones, como de la Industria”.

Compartir riesgos

Era Antoni Gilabert, gerente de Farmacia y del Medicamento de CatSalut, el que proponía esa solución intermedia, que no era otra que los acuerdos de riesgo compartido, y ejemplificaba cómo se llevan ya a cabo dentro del servicio de salud catalán. “En el contexto actual hay que innovar, y no sólo en productos, sino también en gestión”. De esta forma hablaba de la necesidad de un nuevo marco de relaciones, es decir “un modelo colaborativo” en el que exista una corresponsabilidad de riesgos y beneficios, para poder compartir la incertidumbre.

Si bien Emili Esteve se mostraba muy de acuerdo con esta opción, ya que él mismo defendía la necesidad de un acuerdo con las autoridades, y se mostraba seguro de que “cualquier tipo de colaboración, la Industria Farmacéutica tendrá la suficiente flexibilidad de adaptarlo”, veía la problemática en que se llegue a unos mismos acuerdos en todo el territorio, y no en cada CC.AA., puesto que esto “puede tener repercusiones no sólo para la Industria sino para la equidad”.

Dando un paso más allá, Antoni Gilabert veía otra necesidad básica, que era la de “transformar lo que consideramos gastos en inversión a través de los resultados en salud”. Esto es así porque  “es más difícil recortar una inversión que un gasto”, y no hay que perder de vista que “el objetivo de la Administración no es ahorrar”, sino garantizar resultados en salud con una financiación sostenible.

Fuente: Médico Interactivo