Es una enfermedad crónica que requiere cuidados durante toda la vida para evitar las numerosas complicaciones asociadas. Además de controlar sus niveles de glucosa, es fundamental que los pacientes diabéticos vigilen sus niveles de cuerpos cetónicos, especialmente cuando la glucemia es muy elevada, para evitar el coma diabético.
La diabetes mellitus, o también llamada sólo diabetes, es una enfermedad crónica cuyo trastorno más característico es la hiperglucemia, o aumento de los niveles de glucosa en la sangre, pero también se producen otras alteraciones metabólicas.
La causa de la diabetes tipo 1 es la falta de síntesis de insulina por parte de las células β del páncreas y generalmente se diagnostica en niños o adultos jóvenes; mientras que en la diabetes tipo 2 el páncreas no produce suficiente insulina y/o las células de diferentes órganos o tejidos no responden adecuadamente a los efectos de esta hormona.
Este último es el tipo más común de diabetes y generalmente los pacientes comienzan a manifestar los síntomas a partir de los 40 años de edad. Sin embargo, cada vez es más común el diagnóstico de diabetes tipo 2 en niños y adolescentes, especialmente en los que presentan obesidad.
Los síntomas comunes en los dos tipos de diabetes son orinar frecuentemente y en grandes cantidades, sed excesiva, aumento del apetito, cambios repentinos en la visión y náuseas acompañadas de vómitos.
Una complicación grave que pueden presentar los pacientes diabéticos es la cetoacidosis diabética. La cetogénesis es un proceso metabólico que origina los cuerpos cetónicos como resultado del catabolismo de los ácidos grasos. El hígado produce cuerpos cetónicos (cetonas) como consecuencia de la ausencia de insulina y de la presencia del glucagón. El déficit de insulina estimula la lipólisis, incrementando la cantidad de ácidos grasos en sangre e hígado; mientras que el glucagón estimula el catabolismo de los ácidos grasos por las células hepáticas, generando así un gran número de cuerpos cetónicos de naturaleza fuertemente ácida.
La cetoacidosis conduce a un coma hiperosmolar cetogénico caracterizado por respiración rápida, alteración de la conciencia y finalmente, si no se evita, la pérdida de conciencia.
La prevalencia de la diabetes es muy elevada a nivel mundial y va aumentando a lo largo de los años como consecuencia de los malos hábitos alimentarios y el sedentarismo. Debido a que es una enfermedad crónica, requiere cuidados durante toda la vida para evitar las numerosas complicaciones asociadas a esta patología. Por tanto, muchos de los pacientes que acuden a la Oficina de Farmacia padecerán esta enfermedad.
En España, la diabetes afecta a casi dos millones y medio de personas. Además, de manera preocupante, la incidencia de la diabetes tipo 1 en pacientes pediátricos ha aumentado en los últimos años en niños menores de cinco años. De estos últimos, cuatro de cada diez son diagnosticados en situación de cetoacidosis.
En este sentido, el papel del farmacéutico es muy importante, en cuanto a su labor de informar sobre la sintomatología y los cuidados que deben tener los pacientes con diabetes.
Es fundamental que los pacientes diabéticos vigilen sus niveles de cuerpos cetónicos, para evitar el coma diabético. Pueden medirse en orina (usando tiras reactivas de cetona) y en sangre (mediante un monitor electrónico). La medición en sangre es más precisa, pero es un método más caro.
También se puede detectar la elevación de los cuerpos cetónicos por signos clínicos, ya que generalmente el aliento o la orina desprenden un olor afrutado.
Es muy importante que el paciente diabético se mida los cuerpos cetónicos cuando la glucemia es muy elevada (superior a 250 mg/dl), debido a que la hiperglucemia excesiva indica la posibilidad de que el nivel de insulina en sangre no sea suficiente, por lo que hay riesgo de cetosis.
Referencias: Adaptado de “Cetoacidosis en diabetes”, Sofía Lleó, Farmacéutica. Máster en Atención Farmacéutica Sanitaria y Educación para la Salud. Artículo original publicado en el nº 32 de la revista Innova (junio de 2011).
Artículo original: Vigilancia de los cuerpos cetónicos en diabetes