En la Ciudad de San Nicolás de los Arroyos, provincia de Buenos Aires, Argentina, a los diecisiete días del mes de Noviembre de 2012, en el marco de la Jornada “Hacia el Uso Racional de los Antibióticos” auspiciado por la Municipalidad de San Nicolás de los Arroyos, el Foro Farmacéutico de las Américas, el Consejo de Salud de la Provincia de Buenos Aires, el Colegio de Farmacéuticos de la Provincia de Buenos Aires, el Colegio de Veterinarios de la Provincia de Buenos Aires, el Consejo Superior Colegio de Odontólogos de la Provincia de Buenos Aires y el Consejo Superior Colegio de Médicos de la Provincia de Buenos Aires se proclama la siguiente DECLARACIÓN DE SAN NICOLÁS SOBRE EL USO RACIONAL DE LOS ANTIBIÓTICOS que adopta como referentes a la Declaración de Punta del Este del 7 de Abril de 2011 y a la Declaración de Guadalajara del 1 de Mayo de 2001.
Debemos reconocer que el notable progreso científico y tecnológico que ha caracterizado al primer decenio del siglo XXI no ha aportado más equilibrio entre el ser humano y la naturaleza, ni más armonía entre las personas: estas circunstancias incluyen los problemas con potencial de alcanzar niveles de hecatombe que conduce el uso irracional de los antibacterianos en las comunidades y en los ámbitos hospitalarios de América Latina. Desde esta perspectiva se impone, inicialmente, la tarea de identificar las tensiones actuales entre cohesión, solidaridad y exclusión para orientar la reflexión.
Esta preocupación presupone superar la visión de teorías convencionales del desarrollo económico, originadas en modelos de crecimiento, donde se trata al bienestar social como enfoque de necesidades básicas centrado en proporcionar bienes y servicios materiales a grupos de población que padecen privaciones; y a los seres humanos como insumos de los procesos de producción: recursos humanos, un medio antes que un fin.
Construir cohesión significa respetar la dignidad del ser huma-no y tejer vínculos sociales en nombre de la solidaridad. La búsqueda de una identidad colectiva basada en su historia y en la defensa de intereses comunes caracteriza la acción del Estado, que también puede considerar la solidaridad como fundamento de sus políticas sanitarias, educativas, socioculturales, económicas, etc. La exclusión no es un problema que interese sólo desde el punto de vista de su historia, sino que preocupa desde el problema de las actitudes sociales hacia la pobreza: en lugar de solidaridad se observa indiferencia y temor, y la más dolorosa es la ignorancia.
“El desarrollo humano es un proceso conducente a la ampliación de las opciones de que disponen las personas. Este desarrollo reconoce tres opciones esenciales: poder tener una vida larga y saludable, poder adquirir conocimientos y poder tener acceso a los recursos necesarios para disfrutar un nivel de vida decoroso.” Según el Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI, “…si no se dispone de esas opciones esenciales, muchas otras oportunidades permanecen inaccesibles.”
Desde el enfoque adoptado, la salud es un derecho fundamental del ser humano que debe estar garantizado por todos los Estados y, en este contexto, el medicamento es un bien social básico para la atención de la salud de la población. La observancia de este de-recho involucra activamente a los Ministerios de Salud, médicos, odontólogos, farmacéuticos, bioquímicos, veterinarios, enfermeros, etc.
Considerando la atenta lectura de la “Declaración de Punta del Este acerca de la resistencia a los antibacterianos en América Latina” se advierte la existencia de un problema de Salud Pública, que expresa el incremento de las infecciones por bacterias multi-resistentes tanto en los ámbitos comunitarios como hospitalarios dificultando la elección de antibióticos, fundamentado con claridad y precisión.
La complejidad de la cuestión se hace evidente por la diversidad de acciones necesarias para el cambio; curiosamente, son las palabras que inician las descripciones de las actividades destinadas a remediar el problema entre consumo excesivo e inadecuado de antibióticos y creciente resistencia bacteriana las que tienen una misma o parecida significación: “escasez”, “pobreza”, “déficit”, “carencia” y “ausencia”.
La enumeración y descripción de las “acciones necesarias hacia un cambio” que siguen al fundamento de “la resistencia bacteriana”, hace pensar en una evaluación de necesidades que expresa la discrepancia entre “lo que es” y “lo que debería ser”:
Ya en el enunciado de la primera acción, se advierte el problema de “la escasez” de presupuestos y su influencia en la carencia cualitativa y cuantitativa de profesionales y de recursos estructurales y de gestión.
La segunda cuestión introduce a “la pobreza” como problema grave en la transmisión de infección domiciliaria y hospitalaria, y a la falta de recursos para la observancia del tratamiento.
La tercera acción muestra la discrepancia entre “el déficit” de información y de formación y la necesidad de cursos de buenas prácticas clínicas.
La cuarta acción informa sobre “la carencia” o insuficiencia de servicios de epidemiología hospitalaria adecuadamente formados.
Y, finalmente, “la ausencia” de Comités de Control de Infecciones y/o los de Uso Racional de Antimicrobianos, en hospitales, que deben ser reconocidos por la Autoridad Sanitaria local.
Cuando como profesionales de la salud hablamos de la utilización racional de medicamentos estamos reconociendo el derecho a la mutua comprensión entre humanos. Por lo tanto, el deber ser de la racionalidad en el uso de los antibióticos fundado en los valores de la cohesión, solidaridad e inclusión requiere la adopción de las siguientes acciones:
1. Instituir políticas sanitarias destinadas a prevenir y contener la resistencia a los antimicrobianos en la población.
2. Cumplir pautas éticas congruentes en toda la región para la relación entre la industria farmacéutica y los profesionales de la salud tendientes a la promoción del uso racional de los antibacterianos.
3. Determinar la vigencia efectiva, desarrollo y evaluación en las Instituciones de Salud del “Programa de Control de Infecciones” y las “Guías Clínicas de Diagnóstico y Tratamiento.”
4. Optimizar la calidad de la vigilancia epidemiológica y la investigación coordinada de la resistencia a los antibióticos y establecer el sistema de alerta.
5. Relacionar acciones valiosas entre el sector agropecuario, médicos veterinarios y los dedicados a la medicina humana, reconociendo el imprescindible trabajo interdisciplinario, multidisciplinario y transdisciplinario como necesidad que servirá de preparación para afrontar riesgos permanentes de error.
6. Fomentar el cumplimiento de la legislación sobre la prescripción de los antibacterianos y la dispensación exclusiva con receta y en farmacia.
7. Suscitar la aceptación en las comunidades de la magnitud e impacto del problema de la resistencia microbiana a los antibióticos.
8.Diseñar, desarrollar y evaluar programas operativos ade-cuados que articulen los sectores de salud y educación para:
a) el desarrollo de campañas informativas con mensajes pertinentes relacionados al cumplimiento de los planes de vacunación, a los peligros de la automedicación, al uso responsable de los antibióticos y la estricta observancia del tratamiento.
b) la educación sanitaria comunitaria, actualizando estrategias de formación permanente desde los profesionales de la salud en ejercicio, abordando problemas globales para delimitar allí la aplicación de conocimientos parciales y locales adecuados, tendientes a la promoción de la Salud en función de prevenir la Enfermedad.
c) todos los niveles de escolaridad del sistema educativo: inicial, primario, secundario, superior y de capacitación docente;
d) la dispensación comprensible de la prescripción médica u odontológica a los pacientes de los antibióticos adecuados a sus necesidades clínicas, a las dosis pre-cisas y durante el tiempo establecido por el plan terapéutico;
e) la capacitación en el uso racional de antibióticos en pre y postgrado en medicina, obstetricia, odontología, farmacia, bioquímica, veterinaria, agronomía, etc.
9. Ampliar la investigación aplicada al desarrollo de nuevos antisépticos, vacunas, antibióticos y otros antimicrobianos.
10. Propender a modificar en los Medios de Comunicación la cultura popular al consumo despreocupado del Medicamento como mercancía en el mundo de la Oferta y la Demanda.
Entendemos que una educación para la salud orientada al uso racional de los antibióticos y al conocimiento de la resistencia que estos agentes producen, es una actividad que debe desarrollarse en todos los niveles de la sociedad, adoptando el conocido impera-tivo categórico de Kant: “Obra de tal modo que utilices lo humano,tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre al mismo tiempo como fin, y nunca meramente como medio”.
Fuente: Colegio de Farmacéuticos de la Provincia de Buenos Aires