Mal uso de fármacos contra muertes maternas

En la mayoría de los países en desarrollo, dónde dé a luz una mujer es un factor que todavía determina si vivirá o morirá, pese a la disponibilidad de medicamentos nuevos, baratos y eficaces.

La mayoría de las mujeres que mueren por complicaciones en el parto en países pobres lo hacen simplemente porque se ignora que necesitan medicación, según PATH, una organización internacional sin fines de lucro centrada en la salud mundial.

“Sabemos que los fármacos para la salud materna son seguros, que son efectivos y esenciales para mantener sanas a las mujeres durante el embarazo y el parto. También sabemos que, con frecuencia, estas medicinas no llegan a las mujeres ni a centros comunitarios de salud”, dijo a IPS la autora principal de un nuevo informe de PATH, Kristy Kane.

“Lo que no sabemos es el número exacto de mujeres para las cuales no están disponibles estas medicinas esenciales, es decir mujeres con una necesidad insatisfecha”, agregó.

Esta falta de datos ha conducido a una escasez de financiamiento potencialmente significativa. Simplemente se desconoce cuánto dinero es gastado por los países afectados y, por lo tanto, cuánto más se requiere.

“Es muy difícil hacer campaña para que haya más suministros cuando casi no tenemos datos sobre cuándo, dónde, cuánto, cuán correctamente se usan estos fármacos y según qué estándares”, dijo Kane.

El año pasado, 300.000 mujeres, casi todas las cuales viven en países en desarrollo, fallecieron por complicaciones relacionadas con el embarazo y el parto. Las causas más comunes son las hemorragias posparto, la preeclampsia y la hipertensión durante la gestación.

Las complicaciones al momento del parto casi no existen en el mundo industrializado debido a medicinas efectivas y a centros de salud de alta calidad. Sin embargo, como estas clínicas rara vez están disponibles en muchos países en desarrollo, se han implementado otros medios médicos para abordar esta necesidad.

Durante años, la oxitocina y el sulfato de magnesio se usaron como sustancias principales para tratar las complicaciones. No obstante, ambas requieren temperaturas específicas para su almacenamiento, así como profesionales formados para administrarlas, lo que las vuelve inaccesibles o a veces, incluso, contraproducentes.

También existe la posibilidad de que nadie que esté presente en el alumbramiento haya sido capacitado sobre cómo tratar correctamente a la madre.

El misoprostol, un fármaco comúnmente usado para tratar úlceras estomacales, ha sido postulado en los últimos tiempos como una solución. Tiene el potencial de llegar a mujeres cuyas necesidades están actualmente insatisfechas debido a la falta de capacidad de almacenamiento o de profesionales médicos formados.

“El misoprostol ha demostrado ser efectivo y seguro, su temperatura es estable y no se requiere ningún entrenamiento especial”, dijo a IPS el director de comunicaciones y desarrollo de Family Care International, Adam Deixel.

“Esto significa que puede usarse cuando las mujeres dan a luz en sus hogares o en centros rurales de salud, o donde no es confiable la electricidad con fines de almacenamiento”, añadió.

Este medicamento se distribuye en forma de píldora en la dosis correcta que se necesita si está por ocurrir una hemorragia posparto.

“En los próximos años se pueden salvar seis millones de vidas con estos nuevos productos”, dijo Jagdish Upadhyay, del Fondo de Población de las Naciones Unidas.

“Conocemos el problema y la solución; solo necesitamos trabajar más duramente”, indicó a IPS.

Sin embargo, el misoprostol también es responsable de muchas complicaciones. Aunque hay instrucciones escritas que acompañan la medicación, no siempre están en los idiomas locales y suponen que la usuaria sabe leer.

Como ocurre con cualquier fármaco nuevo, la comunidad médica es reticente a que se generalice su uso sin que haya una vigilancia adecuada. También preocupa que las mujeres vean a estas píldoras como una solución para salvar vidas en el hogar y no busquen atención médica apropiada para las complicaciones en sus partos.

“La solución clara a largo plazo es que todas las mujeres tengan acceso a la mejor atención, a personal médico capacitado y a centros de alta calidad. Sin embargo, no podemos simplemente destrozar las vidas de esas mujeres porque justo ahora esos centros no están allí. Esta es una opción que puede salvar vidas ahora mismo”, sostuvo Deixel.

El misoprostol se manufactura fácilmente, y países en desarrollo como Ghana tienen empresas que lo fabrican localmente. Esto lo vuelve barato de transportar y vender.

Sin embargo, a menudo sus estándares no cumplen con las regulaciones internacionales.

“Estos fármacos son baratos, pero a menudo son de mala calidad”, señaló Kennedy Chibwe, de la Convención de Farmacopeas de Estados Unidos, a periodistas reunidos la semana pasada en Washington.

“Necesitamos demandar productos de calidad y mantener el mismo estándar para países industrializados y en desarrollo. Simplemente no hay excusas para morir por culpa de medicinas de mala calidad”, sostuvo.

Hay esperanzas de que estos fármacos pronto lleguen a todas quienes los necesiten.

“Hemos visto los increíbles logros a los que se puede llegar cuando hay apoyo público y voluntad política para salvar vidas como las de millones de personas que reciben (medicamentos) a consecuencia del activismo contra el VIH/sida”, dijo Kane a IPS.

“No hemos visto la misma cantidad de indignación y movilización por la mortalidad materna”, agregó.

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